El uso del transporte público no se recupera con el inicio del cole

El descenso de usuarios en el servicio urbano es de un 30% respecto al año pasado, un porcentaje que en el caso de las líneas interurbanas incluso es superior

17 octubre 2020 17:34 | Actualizado a 18 octubre 2020 10:25
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Desconfianza o reducción de la movilidad. El transporte público ha perdido uno de cada tres usuarios desde el inicio de la pandemia, un descenso que afecta tanto a la movilidad viaria como a la ferroviaria y que en el caso de los desplazamientos interurbanos incluso es superior. Los datos son irregulares, en función de cómo evolucionan las noticias sobre el riesgo de contagio. Y, aunque el inicio del curso escolar ha supuesto un incremento en la cifra de viajeros, no ha habido una recuperación respecto al año pasado.

Según datos de la Empresa Municipal de Transports (EMT) de Tarragona, el día 14 de septiembre, cuando los niños volvieron a la escuela después de seis meses, los autobuses municipales registraron un total de 25.081 viajeros. Era el primer día en el que entraban en funcionamiento las líneas L41 y L42, de carácter escolar, que enlazan con la Zona Educacional y el Complex Educatiu. A lo largo de estas cuatro semanas, la cifra ha experimentado subidas y caídas. El último dato disponible, que corresponde al viernes 9 de octubre, muestra que el total de usuarios del servicio fue de 27.118 personas.

«Estamos sobre un 70% del servicio normal, lo que significa que si en un día normal la EMT transportaba unos 35.000 viajeros ahora son entre 22.000 y 25.000, por lo que el descenso es importante», apunta el presidente de la Empresa Municipal de Transports, Jordi Fortuny. Esta semana tanto la Generalitat como el Ayuntamiento de Tarragona han tomado nuevas medidas para frenar la crecida de nuevos contagios, delante esta nueva ola que se está registrando desde finales de septiembre. En el caso del transporte público no ha habido nuevas restricciones. Pese a ello, el Consistorio recomendaba a los mayores de 65 años que no utilicen el servicio. «Desde el primer día hemos apostado por la seguridad, con cadenas para los conductores, evitando que la gente subiera por la puerta de delante, y ahora con mamparas y con hidrogel para los usuarios», indica Fortuny. Con esto quiere dejar claro que «lo que estamos diciendo no es que el autobús no sea seguro, sino que la gente mayor no lo utilice para los desplazamientos innecesarios, ya que las autoridades sanitarias nos dicen que debemos prescindir de esta movilidad», indicaba el edil republicano. Y es que la empresa pública tiene movilizados todos sus efectivos. Habitualmente, para dar el servicio se utilizan sesenta vehículos, lo que supone la práctica totalidad de la flota, que es de unos 65 vehículos. La compra de los últimos ocho autobuses ha garantizado un pequeño margen de maniobra. «Algunos de los vehículos que queríamos dar de baja los mantenemos, por lo que ahora tenemos unos setenta coches en marcha», indica Fortuny.

La situación dificulta que puedan reforzarse algunas de las líneas con más demanda, como es la 54, que comunica Bonavista con Sant Pere i Sant Pau. Cada día la utilizan un promedio de 6.800 personas, lo que la convierte en la línea más utilizada. «Hay días en los que te estás esperando y cuando ves como va creo que no debería parar y coger a más gente, porque vamos enlatados. Es como antes, como si ya se hubiera acabado la pandemia», argumenta Ana López.

En mayo la EMT redujo el aforo permitido a un 50%. Algunos conductores cuando ven que las personas que viajan de pie superan este índice no paran para que no siga subiendo gente. Las opiniones son dispares. «Noto que viaja menos gente. No hay las mismas aglomeraciones que antes de la pandemia, pero sí que es verdad que a veces sientes que vas un poco apretado», argumenta Javier Díaz, usuario habitual de las líneas 54, 3 y 6. Este tarraconense defiende que «en general la gente es respetuosa y mantiene las distancias. Díaz también pone en valor que los usuarios tengan a su disposición gel hidroalcohólico. «Se agradece», indica. La empresa municipal afirma que tiene «toneladas» de este producto para reponer los dispensadores.

Más de dos millones menos

La EMT calcula que este 2020 dejará de ingresar unos 2,3 millones de euros a causa de esta reducción. Sobre todo, el descenso se ha registrado en los billetes sencillos. «Son gente que venía a Tarragona un día o turistas que lo utilizaban para subir y bajar de la playa y que este año no los hemos tenido», argumenta Fortuny. En cambio, los usuarios regulares se han mantenido más fieles. 

Los datos también demuestran que los jóvenes y los escolares han reducido la utilización del transporte público en esta vuelta al cole. Desde el 1 de septiembre al 14 de octubre, la tarjeta escolar ha registrado 42.319 viajes, lo que supone 22.946 menos que en el mismo periodo del año pasado. Por su parte, la T-Jove ha pasado de 137.929 usuarios a 94.815. Pese a ello, la EMT afirma que en horas punta escolares pueden llegar a hacerse hasta treinta viajes de refuerzo, de los cuales un 70% afectan a las líneas que enlazan con los centros. 

Si la caída en el transporte urbano ha sido significativa, en el caso del interurbano las cifras demuestran que en este caso la pérdida de usuarios ha sido más destacada. Según datos del Departament de Territori de la Generalitat, la línea Tarragona-Reus registró entre el 1 de enero y el 31 de septiembre de 2019 un total de 486.008 viajeros. En el mismo periodo de este 2020, el número fue de 263.950, lo que supone una caída del 45,69%. En parte se explica por los meses de confinamiento y el descenso de la movilidad entre los estudiantes universitarios, que desde este semana recuperaban las clases virtuales.

Menos turistas

No es la línea que ha sufrido una mayor caída. En el caso del servicio Tarragona- Salou-Cambrils, el descenso supera al 75%, mientras que el autobús que hace el transporte Cambrils-Reus tan solo ha registrado 84.552 usuarios este año, lo que supone un 92% menos. En ambos casos, son servicios que registraban una alta afluencia de turistas, que este año han dejado de venir a la Costa Daurada.

La Associació Promoció del Transport Públic (PTP) lamenta la «estigmatización» del transporte público y alerta de los «efectos negativos» que puede tener un eventual paso masivo al transporte privado tanto en términos de salud, cambio climático, colapso viario y sostenibilidad económica. 

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