Elevada mortandad de rapaces en Tarragona

Los agentes rurales han recogido los cadáveres de tres búhos reales y un águila ratonera fallecidos por diferentes causas: electrocución, ahogo o tras fuertes impactos. También hallaron un azor común herido por un perdigón

28 noviembre 2021 07:10 | Actualizado a 28 noviembre 2021 07:36
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Un trabajo publicado en la revista Biological Conservation sobre el estado de conservación de todas las especies de aves rapaces, recoge que de las 557 que hay, el 18% está en peligro de extinción y en el 52% sus poblaciones están en declive. Con estos datos, el hallazgo en una sola semana en la comarca del Tarragonès de cuatro ejemplares muertos de este tipo de aves y un quinto herido ha hecho saltar las alarmas. Son tres búhos reales (Bubo bubo) y un águila ratonera (Buteo buteo) que han perdido la vida, desde electrocutados hasta por haber chocado contra unos cristales. También se recogió un azor común (Accipiter gentilis) herido por un perdigón, según señala al Diari el responsable del Àrea Bàsica del Tarragonès del Cos d’Agents Rurals, Pau Melià.

La primera intervención se produjo el pasado día 11 cuando se recibió el aviso de la Brigada Municipal de El Morell por la presencia de una ave ahogada en una balsa municipal de El Morell pero en el término de La Pobla de Mafumet. Los agentes vieron que era un águila ratonera. Instaron al Ayuntamiento para que realice un cierre de estas instalaciones y que facilite mecanismos de salida de los animales grandes, que muchas veces caen sin poder salir, recalca Melià.

El responsable de los agentes rurales del Tarragonès comenta que las patrullas ya realizan habitualmente inspecciones de balsas de agua incluso las que están preparadas para la extinción de incendios forestales–, piscinas y pozos para evitar este tipo de casos, que suelen ser frecuentes. «Se está realizando un seguimiento de estas instalaciones para instar a los propietarios a efectuar las correcciones necesarias para evitar el ahogamiento de animales». Suele ser habitual encontrar en estas balsas cadáveres de rapaces, zorros, perros, corzos, tejones, serpientes, etc. «Algunas de estas especies tienen un grado de protección», añade. Pero también hay riesgo para las personas, principalmente niños. «Suelen ser balsas grandes, con mucha capacidad, que están impermeabilizadas con lona y cuentan con una fuerte pendiente, que hace imposible que se pueda salir si no se instala algún tipo de sistema».

Tres días después, los agentes rurales se hicieron cargo de un búho muerto que los vigilantes municipales de El Morell habían recogido después de chocar contra una atracción de feria, en el calle Camí de l’Estació.

En la zona de Tamarit, en Hortes de Ferran, al día siguiente los agentes rurales recibieron la llamada de un particular alertando de que veía algo extraño en el suelo, a pocos metros de una línea eléctrica. Al llegar vieron que se trataba de otro búho. Presentaba síntomas de haberse electrocutado, a la espera de los resultados de la necropsia. Se instará a la compañía eléctrica a instalar los mecanismos necesarios para que no vuelva a ocurrir. Asimismo, se notificará al fiscal de Medi Ambient por su considera necesario abrir diligencias penales, igual que ha hecho con otros casos similares.

Contra el cristal del instituto

Uno de los sistemas de muerte no solo de las rapaces sino de otras aves incluso más pequeñas es chocar contra las grandes cristaleras. Ocurrió por ejemplo en un edificio de la Plaça Imperial Tàrraco, en Tarragona. El día 17, cuando los responsables del instituto de El Morell fueron a abrir las instalaciones, se encontraron con un búho muerto, por lo que alertaron a los vigilantes municipales y estos a los agentes rurales. «Hemos dado un plazo de tiempo para que instalen unas franjas adhesivas o siluetas en los cristales, que evitan que las aves choquen contra ellos». Precisamente, actualmente se está trabajando para que cuando los ayuntamientos aprueben su Pla d’Ordenació Urbanística Municipal (POUM) contemple que se pongan obligatoriamente estos adhesivos homologados –los hay de diferentes dibujos y formas– en los nuevos edificios con grandes cristales. Las pantallas acústicas, marquesinas, pistas de pádel, edificios o puertas de cristal, representan en muchas ocasiones un obstáculo insalvable para las aves en determinados lugares.

Finalmente, al día siguiente unos cazadores llamaron a los agentes rurales porque en el Camí de Viladegats de Tarragona, cerca del cementerio, había una rapaz herida. Después se comprobó que era un azor común. El ejemplar se trasladó al Centre de Fauna de Vallcalent, en Lleida. Allí, una radiografía permitió determinar que tiene un perdigón incrustado en la espalda, que todavía no se ha podido sacar. Le entró por el ala, siguió por el húmero y el radio. Dichos huesos quedaron rotos. Los agentes rurales están investigando la autoría.

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