«Envidio la fortaleza de las enfermas de cáncer»

Un café con Ana Vilallonga. Preside la delegación tarraconense de la Asociación Española Contra el Cáncer desde hace casi una década

03 septiembre 2019 06:50 | Actualizado a 12 septiembre 2019 13:01
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Su aterrizaje en la AECC fue totalmente imprevisto. «No es que me diera por meterme en esto: ¡es que me metieron! Afortunadamente tuve la ayuda de Borja de Muller durante los primeros años». Desde hace décadas, uno de los signos distintivos de la Asociación Española Contra el Cáncer es su vocación pionera a la hora de ofrecer servicios que más tarde termina asumiendo la sanidad pública. «Por ejemplo, antes realizábamos revisiones ginecológicas, hasta que la Seguridad Social terminó asumiendo esta labor».

Cambio de sede

A día de hoy, el trabajo de la asociación se resume en tres campos fundamentales. En primer lugar, soporte psicológico. «Tenemos una psicooncóloga que va todos los jueves al hospital de Santa Tecla y los miércoles a El Vendrell. Desde otros hospitales también nos mandan pacientes a nuestra sede, en un piso de Ramón y Cajal». Precisamente, uno de los objetivos fundamentales de la AECC de Tarragona es conseguir un local a pie de calle en un lugar visible. «Es complicado porque estamos buscando un inmueble que sea luminoso, bien situado y asequible de precio. Es importante que invite a entrar a la gente que pase por la calle».

En segundo lugar, atención social. «Muchas veces un cáncer trastorna totalmente la vida familiar, también en la vertiente económica. Ayudamos a quien lo necesita, por ejemplo, a comprarse una peluca, le damos bonos para el supermercado, o incluso podemos colaborar puntualmente con sus gastos básicos».

Y por último, orientación sanitaria. «Tras un diagnóstico de cáncer es habitual tener muchas dudas y ayudamos en lo que podemos. Tenemos un teléfono que funciona las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Es el 900 100 036».

En paralelo a esta labor de ayuda a los enfermos y sus familias, la AECC ha creado una fundación científica dedicada a la investigación oncológica. «Cada delegación provincial aporta anualmente un 18-20% de sus ingresos. En Tarragona, con lo pequeños que somos, el año pasado dimos más de 40.000 euros. Globalmente estamos hablando de unos 15 millones. En noviembre se organiza un concurso para financiar los proyectos más interesantes, y más de la mitad de los ganadores suelen ser catalanes. Por ejemplo, el cribado de cáncer de colon con la prueba de sangre en heces proviene de una investigación del Dr. Castells financiada por la AECC en el Hospital Clínic. Luego recogimos 600.000 firmas en toda España para incluir esta prueba en la Seguridad Social».

La asociación se financia fundamentalmente a través de las cuotas de sus miembros. «Cada socio decide la cantidad que aporta, porque entendemos que estas cuotas son un donativo que está en función de la economía de cada uno. Pero aun así no cubrimos todos los gastos, así que también recurrimos a eventos recaudatorios. Precisamente, el Hotel Olympus Palace de Salou organiza para el día 27 una cena solidaria de fin de temporada».

Durante el verano la asociación está ofreciendo una actividad de rehabilitación en la playa del Miracle. «El linfedema es una lesión crónica en los brazos que sufren algunas personas operadas de cáncer de mama. La Seguridad Social te lo cubre en el momento álgido, pero después siguen los problemas: dolor, malformación, movilidad reducida… Nosotros tenemos una fisio especializada en drenaje linfático para tratarlo con un aparato de presoterapia, y además organizamos unos ejercicios en el agua que van muy bien. Aquí lo ofrecemos en la piscina del Serrallo, El Vendrell, Hospitalet de l’Infant, Reus Deportiu, y el Spa de la Pineda. Nos dejan las instalaciones gratis, y nosotros no cobramos nada, pero en verano las piscinas están llenas y nos trasladamos a la playa. Iba a ser julio y agosto, pero ha tenido tanto éxito que seguiremos en septiembre. Se crean unas sinergias muy positivas entre las personas que participan. Ahora vamos a empezar a ofrecerlo en las Terres de l’Ebre».

Ana Vilallonga insiste en la necesidad de ofrecer una ayuda permanente a los pacientes. «No es extraño que las mujeres, después de haberlo pasado muy mal durante el tratamiento, finalmente comiencen a superar la enfermedad, y en el momento en que se encuentran mejor, sus familias den el tema por acabado. Y quizás sea entonces la fase en que se encuentran más solas. Todo el apoyo que han tenido durante el proceso más fuerte lo dejan de tener, y tenemos que estar ahí para apoyarlas. La verdad es que las enfermas de cáncer tienen una fortaleza que yo envidio».

Llegar a los pueblos

Finalmente, la presidenta local de la AECC nos resume sus objetivos a corto plazo. «El año que viene vamos a celebrar en Tarragona el primer congreso catalán sobre personas con cáncer y sus familias. Pero la verdadera prioridad es conseguir un nuevo local antes de fin de año, y ampliar nuestros servicios a los pueblos. Por ejemplo, queremos que la psicooncóloga pueda ir de un sitio a otro, porque a la gente le cuesta pedir ayuda. A veces, al que lo está pasando mal hay que darle un empujón. A todos nos va bien que nos den un empujón de vez en cuando. Nadie sabemos cómo reaccionaríamos a la noticia de que tenemos cáncer, y hay que respetarlo».

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