«Es mucho mejor hablar con tu médico cara a cara»

Las visitas telemáticas provocan críticas de usuarios, sobre todo de personas mayores. Desde el Col·legi de Metges de Tarragona defienden el carácter «complementario» de la telemedicina

22 julio 2020 19:40 | Actualizado a 23 julio 2020 06:38
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«No estar ante tu médico para explicarle lo que te pasa es un problema. Habrá cosas que se podrán solucionar por teléfono o con una videollamada, pero siempre es mucho mejor hablar con tu médico cara a cara, sobre todo las personas mayores que tenemos muchos problemas». Ramón Sánchez, expresidente de la Associació de la Gent Gran de Reus i Baix Camp, tiene 85 años y, con una salud un poco delicada, ha tenido que acostumbrarse en los últimos meses a ser atendido, en muchas ocasiones, por su médico a través de una llamada telefónica.

Con la irrupción de la crisis sanitaria del Covid-19 la telemedicina ha llegado hasta nuestras vidas y todo indica que lo ha hecho con intención de quedarse. Muchos profesionales hablan de ventajas, pero lo cierto es que también están surgiendo voces críticas con este nuevo tipo de relación entre el médico y los pacientes.

Uno de los hándicaps con el que se encuentra el colectivo de personas mayores a la hora de comunicarse con su médico es el de la brecha digital. «Muchos de nosotros tendrán que aprender a utilizar un ordenador y es una manera de complicarnos la vida porque no estamos al día. Yo tengo 85 años y el que ha trabajado toda su vida con ordenadores no tendrá problemas para hacer una videollamada con su médico, pero muchas personas de mi generación nunca han visto un ordenador y no se puede olvidar que a nosotros nos costará mucho», advierte Ramón Sánchez.

«Siempre virtual»

Esta nueva relación entre médico y paciente no sólo es cuestionada por las personas mayores, sino que algunas más jóvenes también la ponen en duda. Sonia (nombre ficticio de una mujer de 49 años que prefiere mantener su identidad en el anonimato) explica su caso al Diari. «Empecé con unos dolores fuertes de espalda que me imposibilitaron y ni el médico de Urgencias del CAP ni el especialista de mi mutua me vieron en persona. Siempre me visitaron virtualmente», comenta Sonia, quien añade que «explicar a alguien por teléfono en qué parte del cuerpo y cómo te duele es bastante complicado».

La gestión de la información, y cómo y por dónde se transmite también es importante. En este sentido, a Sonia le sorprendió que «la traumatóloga de mi mutua me informase de una cosa más concreta sobre lo que me pasaba por teléfono y no en persona. Además también me estresó mucho tener que asimilar por teléfono toda la información de la burocracia que implicaban todas las pruebas que tenían que hacerme. Me ponía en la piel de una persona mayor y pienso que debe de ser difícil para ellos».

¿Y qué opinan los médicos de este cambio en su relación con los pacientes? Algunos colegios profesionales del Estado, como por ejemplo el de Segovia, se han manifestado en las últimas semanas críticos con este tipo de actividad no presencial. En el caso del Col·legi de Metges de Tarragona, su presidente, Fernando Vizcarro, recuerda que «estas herramientas de comunicación no presenciales ya existían desde hace mucho tiempo y formaban parte de la Agenda Digital Europea para el 2020». No obstante, Vizcarro puntualiza que «la pandemia nos ha obligado a todos a adaptarnos en un tiempo récord para dar respuesta a la situación de estrés a la que se ha sometido el sistema sanitario».

Desde el Col·legi de Metges de Tarragona valoran muy positivamente «el esfuerzo que han hecho los médicos para adaptarse a la nueva situación. Estamos convencidos de que estas herramientas de comunicación tendrán un papel muy importante en la medicina de los próximos años». No obstante, Fernando Vizcarro considera importante remarcar que la telemedicina no es sustitutoria de nada. «Estamos convencidos del carácter complementario de la telemedicina –que no sustitutorio– con los medios de relación médico-paciente que hemos conocido hasta ahora», explica.

Respecto a los posibles problemas o casos de mala praxis derivados de las visitas no presenciales, el presidente del Col·legi de Metges de Tarragona puntualiza que «para el ejercicio de la profesión médica –además de muchos conocimientos científicos y técnicos– son necesarias unas habilidades relacionales y comunicativas muy importantes para poder obtener la información necesaria para acertar en las decisiones».

No obstante, para Fernando Vizcarro resulta «obvio que el uso de tecnologías no presenciales nunca sustituirá la cantidad y calidad de información que el médico puede obtener en el marco de una visita tradicional. Por eso es muy importante que el médico y el paciente sean conocedores de la limitación del canal de comunicación que utilizan. Unos, para adaptar su capacidad resolutiva de la demanda que le hace el paciente, y los otros, para ajustar sus expectativas ante esta vía de comunicación».

Sobre en qué casos estaría justificada la telemedicina, Vizcarro asegura que «entendemos aceptable la consulta no presencial con medios telemáticos a aquellos pacientes conocidos que tienen historia clínica abierta y activa, sobre alguna circunstancia sobrevenida, en el curso del proceso asistencial o para la modificación del tratamiento o nuevas prescripciones. Quedarían excluidas las primeras visitas, la irrupción de nuevas necesidades asistenciales o nuevas enfermedades de pacientes conocidos que requieren una nueva visita presencial».

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