«Es muy fácil hacer leyes desde un despacho de Bruselas»

11 diciembre 2019 09:30 | Actualizado a 11 diciembre 2019 10:01
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Esteve Ortiz es el presidente de la Confraria de Pescadors de Tarragona. Lleva años luchando por el bienestar del sector. Ahora, celebra la llegada de las ayudas para hacer frente a las vedas, pero lamenta el retraso. El Diari habla con él.

¿Hace mucho que las administraciones se retrasan en los pagos?

Antes, la Generalitat pedía un crédito para hacer frente al pago. Después, al recuperar el dinero, lo devolvía. El órgano bancario desapareció y los retrasos empezaron a ser habituales. Hablamos de 2010, aproximadamente.

¿Cómo valora la Confraria esta demora?

Muy mal. Los pescadores cumplen con las vedas, incluso más de lo que contempla la normativa actual. Lo hacemos por conciencia ecológica. En cambio, las administraciones no cumplen con su parte del trato. No es justo. Como mínimo, pedimos que respeten los tempos en los pagos de veda.

¿Cómo sobreviven los patrones durante los dos meses de parada?

Más bien malviven. Sobre todo si ha sido un año malo, como este con el pescado azul. Los armadores piden créditos, alargan pagos. Hoy en día, para vivir, necesitamos mucho dinero. No tenemos que olvidarnos de los marineros, quienes aprovechan los dos meses de veda para ir a visitar a los familiares en sus países de origen. Muchos de ellos son del Senegal. A veces, la Confraria les adelanta el dinero para que puedan comprarse el billete.

¿Cómo afecta todo esto a la institución?

Mucho. Tener en cuenta que este año hemos despedido a siete trabajadores por la mala situación del cerco. Ahora, no es extraño ver a los directivos ayudando a verter el pescado o a mi mismo limpiando cajas. Tenemos que suplir los agujeros que han quedado. La Confraria es una empresa, pero no solo económica, también social.

¿Cuánta vida le queda a la pesca?

Lamentablemente creo que, como mucho, diez años. Siempre digo que no quiero ser el último presidente de la Confraria, porque esto significaría que no quedan pescadores. De mi generación, por ejemplo, quedan solo cuatro. Pero no me extraña. Con tantas leyes, se están cargando el sector.

¿Qué podrían hacer las administraciones para reconducir la situación?

Primero, escuchar a los pescadores, que somos los que vivimos día tras día la problemática. Es muy fácil elaborar leyes desde un despacho de Bruselas, sin haber estado antes sobre el terreno y sin antes haber visto ni una playa.

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