Fallece Davide Olivier, padre de las heladerías italianas en Tarragona

El funeral se celebrará hoy, a las 15.30 h, en el Santuari del Loreto

21 noviembre 2017 12:14 | Actualizado a 21 noviembre 2017 19:42
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Los tarraconenses están de luto. El padre de las heladerías italianas más importantes de la ciudad fallece ayer. Se trata de Davide Olivier, padre de Gabri, Armando y Raffa, conocidos por ser los propietarios de la mayoría de heladerías repartidas por la ciudad. A Davide no le gustaba decir su edad y su deseo es una orden. Él siempre comentaba que tenía unos 70 años. 

Los familiares podrán despedirse de David Olivier esta tarde, a las 15.30 h en el Santuari de Nostra Senyora del Loreto. Italiano de nacimiento, pero tarraconense de corazón. Siempre nos quedarán sus helados.

Davide Olivier nació en Codissago, en el norte de Italia. Su ciudad quedó demacrada durante la Segunda Guerra Mundial y Olivier decidió trasladarse a Argelia, siguiendo los pasos y consejos de un primo que, primero viajó a Francia, y luego a Argelia, con una empresa constructora. La Guerra de la Independencia  obligó a Olivier a emigrar de Argelia y su próximo destino fue España. 

"En Pamplona fue donde aprendió a hacer helados con un tío suyo", explica su hijo Raffa Olivier. Finalmente, Olivier fue a parar a Tarragona, y su hermano, que también era heladero, en Sitges. 

En el año 1962, Davide Olivier abrió su primera heladería en el número 54 de la Rambla Nova. El negocio fue creciendo, poco a poco. Su hijo Raffa relata una anécdota que siempre contaba su padre. "Nos explicaba que, en un primer momento, estaba muy mal visto esto de lamer las bolas de los helados. Entonces, los tarraconenses se comían el cucurucho, escondidos, dentro de la tienda", explica Raffa Olivier, quien añade que "afortunadamente, este tabú ya se ha eliminado".

Olivier y su mujer, Marcella, siempre han estado muy agradecidos a la ciudad. Siempre comentaba que su segunda tierra era Catalunya. Actualmente, sus tres hijos cuentan con la mayoría de las heladerías de la ciudad: en la Rambla, en el Serrallo, en la Plaça Verdaguer, en la avenida Ramón y Cajal, entre otras. Su recuerdo siempre quedará grabado en la ciudad de Tarragona. Hasta siempre Olivier.

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