¿Falta de seguridad en la Part Alta o déficit integral?

La cuarta pelea en solo dos meses con graves consecuencias en la Part Alta ha encendido la mecha y ha abierto el debate: ¿Falta seguridad en el Casc Antic? ¿Tarragona es una ciudad insegura? ¿Qué está pasando? Números en mano, ni el más viejo del lugar recuerda cuando en una Junta Local de Seguretat se anunció que habían subido los delitos. Al contrario, siempre bajan. Así lo ratificó el pasado 18 de abril el portavoz municipal y concejal de Seguretat, Manel Castaño (ERC), quien en una entrevista con el Diari afirmó que «nosotros trabajamos con datos, no con percepciones», añadiendo que, en relación al 2019, «los hechos delictivos se han reducido un 30% en la ciudad de Tarragona».  

El nuevo episodio ha dividido a los partidos municipales en dos grupos: los que rápidamente exigen más seguridad y patrullas en las calles y los que apuestan por una solución «más global». Entre los primeros, el PSC quiere «actuaciones extraordinarias» para acabar con la «extrema violencia». Por ello, los socialistas apuestan por un «frente común» para «afrontar el problema». Desde el PP, José Luis Martín exige la «dimisión» del concejal Castaño, Lorena de la Fuente (Cs) apuesta por «cámaras y más policía de proximidad» mientras que entre los No Adscrits Sonia Orts reclama «más recursos para la Guàrdia Urbana». 

Desde otra óptica encaran el problema Junts y CUP. Los primeros creen que «el Estado debe garantizar que los jóvenes extutelados no queden excluidos del mercado laboral» y enfatizan la necesidad de «integrarlos mediante acciones educativas y de inserción laboral», según indica Cristina Guzman. Por su parte, Inés Solé (CUP) afirma que «la intervención solo desde el punto de vista de la seguridad no soluciona el problema», y pide acciones «poliédricas» en los ámbitos «educativos, formativos, ocupacional, jurídico y sanitario. 

Percepciones o datos al margen, ayer Manel Castaño y la concejal de Serveis Socials, Carla Aguilar (ECP), señalaron públicamente por primera vez a los jóvenes extutelados como protagonistas de las peleas de las últimas semanas... al mismo tiempo que piden «no estigmatizarlos». ¿Una contradicción?