Fin de fiesta épico para el Dixie

Tarragona se rinde al swing en el último acto de la serie de espectáculos, con el Amfiteatre Romà de fondo y el sonido de dos bandas de música, Swing Airlines y The Kissing Bandit Reportaje

19 mayo 2017 15:42 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:42
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El festival de música Dixieland llega a su fin lleno de sol, música y gente disfrutando. Los actos de cierre gratuitos tuvieron lugar en la plaça Verdaguer y en los jardines del Amfiteatre.

El acto en Verdaguer corrió a cargo de la Big Band Bumt y organizado por la Nova Escola de la Banda Unió Musical, además de estar patrocinados por el Vermut Izaquirre quien ofreció comida y bebida a los asistentes.

A pesar de que la banda empezó con casi un cuarto de hora de retraso, la plaza se fue llenando poco a poco para escuchar a los músicos con saxo, saxo alto, clarinete, trompeta, tuba, trombón, saxo soprano, batería y banjo.

El instrumento favorito de los niños fue la batería, la cual tocaban algunos de los allí reunidos antes de empezar, y luego hubo problemas por parte de los padres para hacerlos salir de allí.


Familias con los pequeños
Muchos de los presentes acudieron solamente al vermut y no prestaban atención a nada más, pero a medida que avanzaba el mediodía se fueron uniendo más y más familias acompañadas de sus pequeños, los que más han disfrutado del acontecimiento.

El acto empezó suave, con las canciones My little suede shoes, Nobody knows you when you’re down and out y Amarcord, momento en el que se alzaron los intérpretes para recibir los aplausos. Cuando realmente los asistentes se animaron fue cuando la banda tocó Dixie Alegre y Old Time Rock and Roll, momento en el que un tímido público se animó a seguir el compás y bailar un poco.

Pero el auténtico fin de fiesta tuvo lugar en el Amfiteatre, donde Tgn Swing ha patrocinado el ‘duelo’ musical entre Swing Airlines y The Kissin Bandit.

Al sonido de trompeta, teclado, batería, saxo, contrabajo y dos cantantes femeninas, el público se dejó llevar por un cierre espectacular. Parejas en su mayoría con la camiseta de Tgn Swing bailando, espontáneos animándose a seguirles, y nos jardines llenos a reventar por personas disfrutando.

El swing gustó tanto a grandes como a pequeños, quienes en ser encuestados por sus padres por si querían irse, respondían que no. El día acompañaba, con un sol espléndido y con la única molestia de que la gente quería estar demasiado cerca del improvisado escenario.

Hasta los perros parecían disfrutar del espectáculo, exclusiva cacofonía dentro de un evento brillante y lleno de ‘color’. De este modo los aplausos al final de cada canción eran cada vez más sonoros, donde habían pocas cámaras de móvil grabando y mucha gente sonriendo y cantando para sí.

La gente repartida por la hierba y las escaleras también bailaba, dando un escenario peculiar a donde una vez la tárraco romana acuñó a gladiadores, ahora la llenaba de cultura y buenas vibraciones.


Crecimiento del público
Pero tanto la situación como la elección de las actuaciones no fueron elegidas al azar. Kike Colmenar, director artístico del Dixieland ha podido percibir en primera persona «un crecimiento continuo del público», donde consiguieron aforo completo en todos los espectáculos cubiertos y vieron cada vez más y más gente en los de aire libre.

Y esa es precisamente la intención del festival, «crecer con actividades de la calle», asegura Colmenar, donde haya un flujo regular y cada vez mayor de público tanto tarraconense como turístico.

El director artístico considera que cuentan «con una buena oferta de conciertos», pero aún «han de crecer más» y compartir «la alegría de la música». También ha querido destacar que el que haya tantas voces femeninas ha sido porque este año el festival estuviera dedicado a Ella Fitzgerald, hecho que el público recibió muy gratamente.

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