Fórum PP TGN: 'Más colores y menos coches'

El PP celebró ayer su cuarto 'Fòrum Tarragonisme i Model de Ciutat' en la que el ingeniero Joan Miquel Carrillo y el arquitecto Enric Casanovas mostraron sus propuestas para la Façana Marítima y la Part Alta.

19 mayo 2017 23:24 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:46
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La Tarragona del futuro deberá mimar más a la Part Alta, destinar más espacio para el peatón en el centro de la ciudad y potenciar su frente litoral. Éste podría ser el resumen de las dos conferencias que ayer por la mañana centraron la cuarta edición del Fòrum Tarragonisme i Model de Ciutat, que organizó el Partido Popular en la sede de la Cambra de Comerç.

En esta ocasión, los invitados a las jornadas impulsadas por la formación conservadora fueron el ingeniero de caminos Joan Miquel Carrillo y el arquitecto Enric Casanovas, quienes mostraron sus propuestas para «una ciudad más abierta» y para mejorar el casco antiguo.

 

Los vehículos, soterrados

Carrillo, experto en infraestructuras, fue el encargado de abrir el encuentro. El reconocido ingeniero reformaría el actual sistema de aparcamiento, por lo que apostaría por «reducir el precio del párking soterrado y encarecer el de los estacionamientos en superficie». A juicio de este profesional, «de esta forma se incentivaría a los conductores a aparcar en los equipamientos soterrados y se lograría fomentar el espacio público para los ciudadanos», por lo que se reduciría el número de coches que hay actualmente en la ciudad.

Paralelamente, otra de las propuestas del ingeniero sería apostar «por la creación de un cinturón de ronda de la Muralla Romana y las fortificaciones medievales y modernas», una posibilidad que haría realidad «convertir el Passeig Torroja y el de Sant Antoni en un auténtico museo al aire libre que pueda explicar la historia de la ciudad».

Por lo que se refiere al centro de la ciudad, Carrillo sería partidario de «reformar la Rambla Nova» y sus calles adyacentes para potenciar la peatonalización del entorno, que en el primer tramo de la Rambla Nova (el más cercano al Balcó del Mediterrani) «sería total». Concretando en algunos de los inmuebles, el experto convertiría el antiguo edificio del Banco de España en un espacio cultural «que combine el uso de biblioteca con un centro de conferencias, reuniones y de proyecciones audiovisuales», a la vez que trasladaría la sede del Ayuntamiento «al antiguo edificio de Lletres de la Plaça Imperial Tarraco». A nivel turístico, «también recuperaría el Hotel Imperial Tarraco, de la mano de un nuevo operador», relató el ingeniero de caminos.

La Façana Marítima también centró la exposición de Carrillo, quien a la espera de desviar el tren por la línea Perafort-Roda, primero llevaría a cabo otras actuaciones, como la conversión de la calle Reial «en una Ronda de Mar que diera continuidad a la Avinguda Vidal i Barraquer hasta el Vial de Bryant». En este sentido, el ingeniero recuperaría un proyecto del Port de 1991 para situar junto a la calle del Mar la actual estación de trenes, a la vez que apostaría por la Marina Tarraco como la futura estación de cruceros. Carrillo también transformaría el Passeig Rafel de Casanovas, reduciendo el paso de coches y apostando por los peatones, en unas actuaciones que, a su juicio, «podrían ser realidad en ocho años».

 

Más unidad en la Part Alta

Por su parte, el arquitecto Enric Casanovas centró su intervención en el Casc Antic. A su juicio, «debería definirse una carta de materiales y un criterio de intervención» para evitar los «signos de degradación» que, a su entender, hay en la zona histórica de la ciudad. El modelo a seguir sería el Barcelona, posa’t guapa.

Casanovas considera que lo primero que debería acordarse es «un catálogo de soluciones constructivas», de forma que, por ejemplo, se eviten «los tubos de plástico, las carpinterías de aluminio o los aires acondicionados en los balcones», un hecho que «atenta contra la Llei de Patrimoni».

Asimismo, el arquitecto cree que «debería realizarse una ordenanza para poner de relieve los valores patrimoniales para mantener las fachadas, los estocados o las serigrafías originales», ya que «las pequeñas malas acciones que se están llevando a cabo dañan en gran medida a la Part Alta».

Casanovas considera que al Casc Antic «le falta variedad cromática», ya que ahora sólo se permiten seis colores en las fachadas. «Esto provoca que en una misma calle haya varios edificios pintados igual, por lo que su valor se difumina y la composición de las casas se pierde».

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