Puntualidad y ganas de diversión fueron los ingredientes que desprendían cada una de las personas disfrazadas que se pudieron ver ayer domingo andando por las aceras de la ciudad.
Los momentos anteriores al inicio de la Rua de Lluïment de Carnaval fueron impagables. Personas de lo más emplumadas andaban con prisas hacia la avenida Ramón y Cajal y, tras de sí, dejaban miradas entretenidas por el trabajo y esmero en maquillaje y disfraz.
Por suerte, el clima dejó buenas temperaturas y el avance de horario dejó un desfile mucho más lucido. La cita se desenvolvió de manera rápida y el público asistente ofreció algunos disfraces de lo más curiosos sin dejar, claro está, de un lado la connotaciones políticas.
Uno de los ejemplos más emblemáticos fue el de una pareja salida de la película Lego. Iba ataviada con una estelada catalana y una bandera española.
Y llegó el inicio del Carnaval. El atardecer y las luces se fusionaron con el haz de luz de los focos de una de las primeras carrozas. A ritmo de The Edge of glory de Lady Gaga, la comparsa Disc 45 se fue haciendo sitio con unos bailarines de lo más alineados con la melodía.
La coordinación de los soldados de aire egipcio ofreció un buen comienzo de desfile. En el caso de la Escola de Ball Nou Ritme, también dejó a más de un pequeño boquiabierto. Y es que de la carroza se despedían unos copos de nieve que caían sobre las caras de unos bailarines blancos y alados.
Los dorados y rojos fueron las apuestas de Residencial Palau Torres Jordi junto a un ejército egipcio y una música folklórica y algo de reggaeton.
Los de Aquí hi ha Marró, más coloridos y brillantes, apostaron por una estética de fantasía junto a marmitas con humo y una red de árboles móviles y luminosos al puro estilo Alícia en el país de las maravillas.