Francesc Xavier Grau: 'necesitamos un espacio de decisión a nivel regional'

Un café con Francesc Xavier Grau. Las dinámicas centralistas en torno a Barcelona impiden al sur de Catalunya decidir en sus temas estratégicos

11 agosto 2019 15:10 | Actualizado a 11 agosto 2019 16:53
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El antiguo rector de la URV y actual Secretari d’Universitats, Francesc Xavier Grau, es uno de los principales impulsores de Catalunya Sud, una propuesta que ha gozado de repercusión en los medios, pero que con frecuencia resulta nebulosa para la ciudadanía. «En el centro de este planteamiento está la gobernanza, creando espacios de toma de decisiones entre el municipio y la Generalitat. Se puede pensar que eso ya existe (Consejos Comarcales, Diputaciones...) pero estos órganos no tienen competencias en las decisiones estratégicas, que siempre terminan tomándose lejos.

Existe la idea de Catalunya como un país pequeño, donde todo puede administrarse desde Barcelona. Es una equivocación que genera dinámicas centralistas y victimismo, dos conceptos que siempre van a la par. La Ley de Veguerias, por ejemplo, sigue siendo centralista». No es la primera vez que surgen iniciativas similares, pero «todas ellas han acabado inactivas porque no existía una atribución de competencias y responsabilidad. Eran meros espacios de buena voluntad».

El modelo

Este nuevo planteamiento exige la transferencia de un poder que hoy está en manos de la Generalitat, y la designación del órgano que va a ser titular del mismo, un factor que enlaza con el debate sobre la inflación institucional que actualmente vive Catalunya. «Este aspecto plantea una cuestión difícil para nosotros, por las líneas que marcan las provincias y el desarrollo de las veguerías. ¿Qué es el sur de Catalunya? Lo que quiera ser.

Creemos que la regionalización del conocimiento debe basarse en una dinámica de abajo hacia arriba, bajo determinadas condiciones: la propuesta no puede dejar colgada ninguna zona del país (conectividad), debe tener una universidad en el territorio (conocimiento) y una dimensión que permita mantenerla (sostenibilidad). Por tanto, nuestra propuesta debe ser Camp de Tarragona, Terres de l’Ebre y las comarcas que quieran sumarse a este conjunto».

La cesión de competencias siempre genera resistencias, pero Francesc Xavier Grau no percibe una oposición frontal. «Si nos comparamos con países europeos de población parecida (Irlanda, Suecia, Austria, Dinamarca o Finlandia) todos ellos aplican la política regional europea a un nivel inferior al estatal. Aquí la decisión es siempre centralizada, y teniendo en cuenta que el 70% de todo lo que sucede en Catalunya ocurre en el área metropolitana de Barcelona, cualquier estudio de decisión acaba siendo reflejo de la estadística barcelonesa».

El próximo paso es renovar la implicación de los 18 actores institucionales comprometidos con el proyecto, tras los cambios derivados de los comicios locales. «No se trata de crear un nuevo nivel administrativo, que ya tenemos demasiados, sino de proponer una administración local que coordine esta nueva gobernanza según las características de cada región. En nuestro caso, lo lógico es que fuera la Diputación de Tarragona».

Centrándonos ahora en el ámbito formativo, el Secretari d’Universitats siempre ha defendido que estas instituciones deben responder a las demandas de la sociedad, un modelo del que la URV es un buen ejemplo desde su origen. «La Universitat Rovira i Virgili se creó a partir de los estudios de Letras y Químicas, dependientes de la UB, y de los estudios de Ingeniería Técnical, que dependían de la UPC. Antes de nacer la universidad, ya existían unos planes de estudios de química muy relacionados con la industria y sigue siendo así. Por ejemplo, el Premio Dow, paradigma de la relación de un departamento universitario y una empresa, se creó trece años antes de fundarse la universidad».

La formación universitaria

Sin embargo, el antiguo rector no comparte la forma en que se ha estructurado la formación universitaria en sus diferentes vertientes. «La universidad actual, además de sus misiones tradicionales, ha asumido una función operativa que antes se articulaba a través de las escuelas universitarias o técnicas, que no pretendían alcanzar una educación liberal sino formar para un oficio determinado.

En España, equivocadamente, esto se ha pretendido trasladar unitariamente a la universidad investigadora, mientras en el resto de Europa siguen existiendo las universidades de ciencias aplicadas, como las fachhochschule alemanas o las hogescholen holandesas. Desde la Secretaría estamos planteando la recuperación de este modelo dual, pero necesitamos un acuerdo con el Estado por cuestiones de acreditación de personas y títulos. Es un planteamiento necesario y en el Ministerio están empezando a considerarlo, pero existen resistencias porque algunos lo consideran un retroceso».

Teniendo en cuenta su experiencia docente, no me resisto a peguntarle por uno de los debates más enconados en este ámbito: ¿las nuevas generaciones están mejor o peor preparadas que antes? «Probablemente las dos cosas son verdad. En pocos años, la proporción de jóvenes que acceden a la universidad ha pasado del 10% al 50%, e inevitablemente el nivel medio ha bajado».

Menor grado de exigencia

De hecho, reconoce que la necesidad de formación generalizada ha provocado que el grado de exigencia sea actualmente menor. «De lo contrario, no se llegaría a completar la formación en los porcentajes de los que estamos hablando. Es un fenómeno global que te lo encontrarías igual en Stanford». Sin embargo, Grau considera que esta tendencia «no está creando una hipoteca sobre la formación, porque cierto nivel de exigencia teórica que antes se daba en las licenciaturas hoy se ha llevado al máster. Y si consideras el total de la formación suministrada a la sociedad, e incluso el nivel de ese porcentaje superior que equivaldría a los universitarios del pasado, mi apreciación como profesor y como padre es que los jóvenes de hoy están mejor preparados que antes».

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