La ‘limpieza’ de las pruebas de acceso a la universidad es una de las preocupaciones de los tribunales examinadores. Justo por ello la Universitat Rovira i Virgili ha adquirido un detector de frecuencias que va conectado a unos audífonos con los que podría escucharse la comunicación de cualquier ‘copión’ con el exterior.
El profesor de la URV, Antonio M. García Español, coordinador de la prueba en las comarcas de Tarragona, explicaba que este es el tercer año en que cuentan con el aparato y, hasta el momento, no se ha descubierto a nadie copiando.
En las recomendaciones para la prueba que se distribuyeron a los institutos se pedía ir con coleta o las orejas descubiertas para visualizar cualquier objeto en el oído. No obstante, lo cierto es que la última generación de ‘nano’ pinganillos es imposible de detectar a simple vista porque son del tamaño de un grano de arroz y se introducen dentro del oído. Posteriormente los artilugios deben ser ‘pescados’ con un imán. Una empresa de Madrid ofrece enviar a casa uno de estos aparatos con la mayor discreción por 299 euros.
En las pruebas, además, no se puede introducir comidas ni bebidas, solo agua. Esta última, no obstante, desde estar en una botella transparente y sin etiqueta. Los estudiantes, además, deben tener las dos manos a la vista.
Están prohibidos móviles y smart watches y, en caso de necesitar un estuche para los materiales de escritura y dibujo, el mismo debe ser invisible.