¡Gracias, hotel H10! ¡Tú haces ciudad!

La arquitectura no mata. Lo hacen las personas y lo puede hacer en cualquier obra o construcción

07 junio 2021 18:20 | Actualizado a 08 junio 2021 05:52
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En esta ciudad maravillosa, algunos políticos y dirigentes viven siempre de renta. Urbanística y arquitectónicamente esta ciudad quedó parada hace años. Solamente las acciones individuales de empresarios, autónomos y propietarios la embellecen. Por ello, hay que decir públicamente que la rehabilitación del Hotel Imperial Tarraco, denominado H10, es una acción espléndida, llena de valor y coraje empresarial de gente que ha sabido entender lo que son los principales emblemas de esta ciudad.

No he visto ni leído a ningún político salir a la palestra para agradecer estas acciones empresariales, culturales y económicas que revierten en la ciudad. Ni los he visto decir a la ciudadanía que hagan ciudad, que lo usen, que lo visiten, que consuman, que lo vivan.

No hay que olvidar que esta acción empresarial quedó interrumpida por la pandemia que todos conocemos. Debe ser terrible invertir, hacerlo bien, a tempo y con inteligencia y encontrar este eslabón pandémico tan descorazonador.

Me permito el pequeño lujo de pedir a los ciudadanos de Tarragona que quieren a esta ciudad que hagan ciudad. Alójense un fin de semana en el hotel. Inviten a sus amigos. Propónganles venir. Hagan ciudad. Hagamos ciudad porque los políticos la deshacen a golpes de inutilidad.

Por lo menos Fraga se paseó por palomares a sacar pecho de orgullito nacional. De verdad, me gustaría ver a los políticos de esta ciudad entregar a estos empresarios e inversores un galardón de agradecimiento a estos actos empresariales.

Seguramente, alguno, desde su sillón –ahora trono– de la política tenga por dentro un revolutum de ver cómo un edificio de la época desarrollista –por no decir franquista– sobrevive a los tiempos y a la estupidez de los símbolos. Siempre he dicho que la arquitectura no mata, ni tortura. Lo hacen las personas y lo pueden hacer en cualquier obra o construcción. Hoy, vanagloriamos la arquitectura modernista de Gaudí, parte de ella escrita en sangre esclavista. Hoy vanagloriamos edificios sanguinarios como anfiteatros y circos romanos. Hoy vanagloriamos edificios basados en estructuras esclavistas desde el antiguo Egipto o Grecia o la cultura precolombina. Y algunos se rasgan las vestiduras al ver edificios de los años 60 sobrevivir dignamente y que redibujan, adecentan y hacen hermoso el paisaje urbano de Tarragona.

Solo me cabe una idea por proponer a los inversores del H10. Tengan la amabilidad de invitar al alcalde y su séquito –aunque sea gratis, para que vayan– y al amanecer, desde las ventanas de la última planta, puedan decir: qué bonita es Tarragona. No la había visto desde este punto de vista. Perdón. No se olviden tampoco por invitar a los de la Diputació de Tarragona.

Postdata. Disculpen señores del H10. Igual estoy equivocado con las invitaciones. Es posible que sea un poco iluso. ¡Habría tantos estómagos agradecidos por invitar!

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