«Han optado por obedecer y no despertar a la bestia»

Entrevista. La colaboración vecinal y la implicación social son, para Casas, muy importantes para que «el agresor no tenga tanto campo abonado para seguir sembrando agresividad»

28 abril 2020 18:20 | Actualizado a 29 abril 2020 10:17
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Rosa Casas es antropóloga, educadora y trabajadora social. También es especialista en género y en violencia machista, y cofundadora de la asociación Dhides. La entidad, que nació en 2008, cuenta con programas para la igualdad y de acompañamiento a mujeres en situación de violencia. Hablamos con ella para saber de primera mano cómo llevan algunas mujeres encontrarse confinadas con su agresor. 

¿La violencia se agrava en esta situación de confinamiento?

Por supuesto. No salir de casa significa convivir con la violencia las 24 horas del día. Salir a tomar algo o ir a trabajar permite a estas mujeres descansar de su agresor. Ahora es difícil buscar espacios donde haya tranquilidad. Hay que adaptar estrategias para hacer esta situación más llevadera. 

¿Como cuáles?

La mayoría ha optado por utilizar la estrategia de la obediencia y la sumisión. Es decir, no entran en discusiones e intentan hacer todo aquello que les pide su agresor para que este no se altere. Viven en el silencio para que la otra persona no encuentre motivo para ejercer la violencia. Dicho de otra manera: intentan no despertar a la bestia. Estas mujeres no tienen descanso, porque están todo el día vigilando que los niños no molesten para que el maltratador no monte un escándalo. La violencia no da tregua. 

¿Se han reducido los servicios de atención a la víctima desde que empezó el confinamiento?

Sigue habiendo los mismos, aunque han adaptado las medidas a esta situación y los servicios que antes eran presenciales ahora atienden por teléfono. También tanto a nivel estatal como de comunidad autónoma han puesto a disposición más líneas telefónicas aparte del 016 y el número 900900120, como es el whatssap 671778540. Por nuestra parte, como asociación Dhides, también ofrecemos acompañamiento y asesoramiento a través del número 685151013.

«No salir de casa significa convivir con la violencia las 24 horas del día. Es difícil buscar espacios donde haya tranquilidad»

¿Cómo se comunica con ellas?

Vía teléfono o WhatsApp. Se trata de un acompañamiento de contención emocional. Es decir, antes del estado de alarma, hacíamos un asesoramiento sobre cómo son los procedimientos en los casos de violencia machista. Ahora enfocamos nuestra tarea a hablar con ellas, que nos expliquen cómo se sienten. Estos últimos días, alguna de ellas me contaba que tenía miedo después de oír que habían acuchillado a una mujer en Reus. Lo ven como algo probable que les puede ocurrir.

¿Y cómo se esconden para hablar con usted?

Se inventan cualquier cosa, como que hablan con una persona que les ayuda a encontrar trabajo, por ejemplo. Las mujeres que viven en situación de violencia aprenden a disfrazar la realidad para protegerse.

«A algunas de ellas, este confinamiento les ha servido para darse cuenta de que quieren poner fin a esta violencia»

¿Qué les aconseja?

Más que aconsejar, las escucho y las comprendo. Hablamos de objetivos, de recuperar su vida a largo plazo. Estamos en un contexto muy difícil, pero les pido que reflexionen sobre cómo les gustaría sentirse después de esto. A algunas de ellas este confinamiento les ha servido para darse cuenta de que ya no quieren seguir con esta situación. La inercia del día a día, del trabajo, no les permite pararse un momento y valorar si lo que tienen les gusta o no. Otras ni se lo plantean porque, por ejemplo, tienen niños pequeños y no saben dónde acudir ahora. Les recomiendo que recuperen las redes sociales y también que retomen el contacto con las personas importantes de su vida que desaparecieron. Ahora tienen tiempo. 

¿Alguna medida de autoprotección a tener en cuenta?

Que recaben pruebas como gritos e insultos, que si pueden lo graben, que me lo envíen y lo borren para no dejar rastro, por si algún día quieren denunciar, ya que la violencia psicológica es difícil de demostrar en un sistema judicial que exige pruebas. Y nunca antes pensé que yo diría estas palabras, me cuesta hasta pronunciarlo, pero creo que la estrategia de la obediencia es útil en este contexto que vivimos. ¡Qué barbaridad! Ellas también me enseñan.

¿La colaboración vecinal existe en estas circunstancias?

Lamentablemente, no. Todo el mundo sabe en qué casas hay violencia. Deberíamos implicarnos más y no tener miedo de enfrentarnos a la justicia y al hombre. Si nos uniéramos todos para decir no a la violencia, seguramente los agresores no tendrían tanto campo abonado para seguir sembrando agresividad. Todas podemos padecerlo, debemos colectivizar el malestar.

¿Cómo pueden denunciar ahora?

El procedimiento es el mismo de siempre, no ha cambiado nada. Llamas por teléfono al 112, viene la policía a casa para hacer el atestado y luego debes ir a dependencias judiciales para interponer la denuncia. O directamente vas a dependencias policiales de los Mossos a poner la denuncia.

¿Y qué pasa con los juzgados si se precisan medidas urgentes?

Hay los juzgados de violencia doméstica de lunes a viernes y el juzgado de guardia en fin de semana que celebra juicios rápidos. Es aquí donde se deciden las medidas de protección para la víctima. El problema es que si no le dan una orden de alejamiento al agresor, debes seguir viviendo con él, debido a la situación de confinamiento. Imagina la violencia que puede ejercer entonces, cuando tiene la sensación de intocabilidad. Por eso la mayoría de víctimas no está denunciando ahora, porque la mayoría de casos que yo acompaño son de violencia psicológica y emocional y al no tener la certeza de que te protegerán eso hace que no se atrevan a utilizar ese recurso, el de la denuncia.

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