Hasta 400 euros por una habitación de estudiantes en Tarragona

El coste de casa compartida sube un 9% en un año. Piden hasta 850 euros por un piso. Las residencias se llenan rápido ante la poca oferta para alumnos y la escalada de precios en el alquiler

02 septiembre 2019 19:49 | Actualizado a 02 septiembre 2019 20:08
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«Los precios son altos. Viene mucha gente y no hay oferta. El estudiante que procede de fuera aquí lo tiene crudo, sobre todo aquel que viene de Erasmus o no está todo el curso», explican desde la Immobiliària Universitària, frente a la URV, en la Avinguda Catalunya, una oficina centrada en este producto que escasea y que se ha convertido en un disputado objeto de deseo. «La subida ha sido de unos 50 euros desde el año pasado. La habitación puede estar en los 200 euros y el piso llegar a los 850 euros, en función de las habitaciones», dicen empleados de esa inmobiliaria tarraconense, testigo de cómo el incremento de los alquileres ha afectado también a los estudiantes. El problema sale a la luz estos días, con el inicio de curso muy cercano. Esa escalada de precios, mezclada con la escasez de oferta, ha dado nueva vida a las residencias. «Tenemos todas las plazas ocupadas. Nos llenamos bastante rápido», explica Joan Bel, encargado de la residencia Galió, en el centro de Reus. 

Sus 40 plazas no tardan en llenarse, en un 70% de estudiantes de Medicina y, el resto, de alumnos de otros estudios que se imparten en la capital del Baix Camp. La residencia, descartada hace unos años por cara, se ha convertido en una opción cada vez más común. «Depende también del modo de vida que quieran hacer», cuenta Bel. Una habitación ronda los 650 euros al mes, pero está todo incluido, desde la limpieza, a la pensión completa, pasando por la conexión a internet. «Algunos van a la residencia el primer año, luego hacen amistades y se van a un piso. La residencia sirve para concentrarse en el estudio», afirma Joan Bel. Álex Cis, de 23 años y de Benicarló, cursará este año sexto de Medicina y ya se ha habituado a la residencia: «Los alquileres han aumentado mucho. Además, el problema es que para encontrar un buen piso tienes que ir con antelación y cerrarlo en mayo. Entonces, ¿qué haces con esos tres meses de verano? Es dinero perdido». 

Ajustarse el cinturón
La residencia limita la libertad de movimientos, pero en cierta medida rebaja la presión económica. «Si haces un cálculo, el piso te sale algo más barato, pero te obliga a llevar una economía muy buena. Hay que administrarse muy bien, controlar todos los gastos. A lo mejor un mes gastas más y tienes que recortar al siguiente. En mi caso, me acostumbré a la residencia, también por el tema de socializar, que es mucho más fácil, pero también te da libertad porque te puedes despreocupar más de los gastos», explica Álex Cis.  

La residencia es algo más cara, pero puede salir a cuenta ya que incluye todos los gastos

Joan Roig, de Palma de Mallorca, empieza este curso en el CESDA, la escuela de pilotos para el grado universitario de aviación comercial, en Reus: «Sigo los pasos de mi hermano, que estuvo en una residencia. No es tanto cuestión desde un punto de vista económico, sino que te facilitan las cosas, y más cuando estás en una ciudad nueva y en la que no conoces a nadie. Además, te permite ahorrar mucho tiempo». Joan, como otros, hace cálculos: mejor pagar unos 600 euros –precio aproximado–, con todos los servicios incluidos, que 300 o 400 por una habitación, añadiendo después la comida y otros gastos. 

Según un estudio del portal inmobiliario Pisos.com, el precio medio por habitación en Tarragona capital es de 258 euros, tras un incremento de 9%. Otra plataforma, Idealista, eleva el precio a los 275 euros, según su estadística más reciente, publicada en agosto. Supone un incremento del 3,6% respecto al año anterior, cuando el dato se quedaba en 266. Son, todas ellas, medias aritméticas, aunque en un rastreo por portales se pueden ver precios que alcanzan incluso los 400 euros por habitación. Es la tarifa, por ejemplo, de ofertas en la calle Gasòmetre de Tarragona. Otro anuncio, este en la Rambla Nova, es de 340 euros. Otro ejemplo que ilustra el aumento: 850 euros por un piso de cuatro habitaciones en el centro. 

La vivienda se ha encarecido desde el estallido de la burbuja inmobiliaria y los pisos de varias habitaciones, en los que pueden convivir tres o cuatro universitarios, son difíciles de encontrar o demasiado prohibitivos. Además, cuando parece que todo encaja y por fin se ha encontrado un piso que cuenta con todas las cualidades, la palabra «estudiantes» hace temblar a muchos propietarios. Pese a eso, hay un punto a favor de los propietarios. Viviendas que en su conjunto se podrían alquilar por unos 600 o 700 euros, salen al mercado divididas por habitaciones. De esta forma, los dueños llegan a obtener el doble de dinero por la propiedad. 

Otro lado positivo es la duración de los contratos. El casero puede asegurarse la continuidad del inquilino durante el tiempo en que continuarán los estudios. 

A pesar de eso, los expertos constatan el problema creciente de la falta de vivienda en el centro de las ciudades, algo que estos días castiga especialmente a los  universitarios. «Hace años que nos encontramos con un problema en Tarragona: no hay vivienda nueva capaz de satisfacer las necesidades de un cierto tipo de gente, básicamente jóvenes», denuncia Manel Sosa, secretario de la Cambra de la Propietat Urbana de Tarragona. Pobre oferta para tan abultada demanda. 

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