Hay 20 pisos donde se explota sexualmente a mujeres en Tarragona

La Policía Nacional tiene abiertas en la demarcación cuatro investigaciones contra el abuso de las víctimas. Ya no existen las barras americanas y sólo hay un ‘club’ en el municipio 

08 octubre 2018 19:06 | Actualizado a 09 octubre 2018 07:31
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En la ciudad de Tarragona hay aproximadamente una veintena de pisos donde se explota sexualmente a las mujeres. Son viviendas donde hay mujeres –algunas obligadas y otras no– que ofrecen sexo a cambio de dinero, un dinero que es controlado por el proxeneta o por la madame. Así lo constatan los agentes de la Unidad de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) de la comisaría de la Policía Nacional de Tarragona, especializados en actuar contra esta práctica ilegal. 

Al contrario de lo que ocurre en otros países, en España el tema de la prostitución no está reglamentado. Sí que algunos ayuntamientos –como el de Cambrils– han redactado una normativa para que los prostíbulos, por ejemplo, estén a una cierta distancia de los centros educativos o en otros casos se prohíbe que se localicen en los centros de la ciudad.

En Francia, por ejemplo, estos locales están completamente prohibidos. Por ello tienen tanto éxito los prostíbulos situados en la zona de La Junquera, al que acuden los ciudadanos del país situado al otro lado de la frontera. En el lado contrario se sitúa Alemania, donde dicha práctica sí está permitida. 

En España no está regulada la prostitución pero sí la explotación sexual: personas que se aprovechan del trabajo de las mujeres –u hombres–, de las que se quedan la mayor parte del dinero que perciben por su actividad. Por ello, la Policía no actúa contra aquellas personas –principalmente mujeres– que libremente ejercen la prostitución en un piso, sin que nadie se aproveche de ellas. «Sólo comprobamos que detrás de ellas no haya proxenetas ni bandas organizadas».

En el caso de las mujeres explotadas sexualmente en contra de su voluntad, muchas de ellas han llegado al país con falsas promesas de un trabajo –camareras o para cuidar a personas mayores–. Una vez aquí las obligan a prostituirse para saldar la deuda contraída con la bandas, por los gastos derivados del viaje, unos gastos que muchas veces se ven incrementados sustancialmente hasta el punto de que es prácticamente imposible liquidar lo que se debe. «A estas ciudadanas extranjeras las protegemos o amparamos. Por muy irregular que esté en el país no se le aplica al Ley de Extranjería ni se abre ningún procedimiento contra ellas. Al contrario, se les facilita la documentación necesaria», asegura el inspector que está al frente de uno de los dos grupos de UCRIF en Tarragona. 

El mando policial asegura que actualmente hay dos testigos protegidos, que están en paradero desconocido, ayudando a investigar casos de proxenetismo. Otras cinco mujeres se encuentran en ONG especializadas en la trata de seres humanos. «A algunas mujeres no las obligan directamente a ejercer la prostitución. Pero de alguna manera u otra están coaccionadas: durante 24 horas al día tienen que estar dispuestas a ‘trabajar’ por su viene algún cliente, se les quedan buena parte del dinero, etc», comenta el inspector. Ante estos casos, la UCRIF también actúa porque sigue habiendo explotación sexual.

Un actividad cambiante

La Policía Nacional tiene contabilizados unos 20 pisos en la ciudad de Tarragona donde se ejerce la prostitución, con mujeres que son controladas por chulos o madames. Se trata, pero, de una cifra que va oscilando porque hay algunos que cierran y otros que abren. A veces incluso se traspasa el piso junto con la actividad porque de esta manera los nuevos propietarios ya tienen una clientela fija. Lo que sí cambian son las mujeres y también su nacionalidad. 

El panorama de la prostitución ha cambiado mucho en las últimas décadas en la ciudad de Tarragona. En El Serrallo hubo hasta seis barras americanas, el mismo número que en la Part Alta. Ya no queda ninguna. Y de clubs sólo hay uno, a la salida de la ciudad por la antigua N-340, donde hubo una intervención policial en Navidad del año pasado. En esta actividad delictiva, Tarragona se sitúa un poco por encima de Lleida –por una influencia del turismo–, pero muy por debajo de Barcelona y Girona.

Unos cinco pisos están regentados por ciudadanos/as chinos. Las mujeres también son de dicha nacionalidad. Los responsables acostumbran a ser de mediana edad y también se han dado últimamente casos de mujeres que son las encargadas de estos pisos. Algunas tienen 65 años y también ejercen la prostitución. 

En los otros pisos hay una mezcla de nacionalidades. Predominan las mujeres sudamericanas, pero también hay de los países del Este de Europa, como Rusia y Rumania. También hay algún caso de española, pero nacionalizada. 

Cuatro operaciones abiertas

Actualmente, los agentes de la UCRIF de Tarragona tienen abiertas en la demarcación cuatro operaciones sobre trata de seres humanos, algunas en colaboración con otras provincias, donde hay ramificaciones. El inspector recalca que el trabajo policial va más allá e intentan, en una fase posterior, perseguir la trama económica que hay detrás, con el blanqueo del dinero a través de empresas, comprando inmuebles o coches, o invirtiendo incluso en bolsa.

Paralelamente, según apunta el inspector, hay asuntos que llegan a la Policía y se tienen que realizan gestiones para constatar si vale la pena seguir investigando. De este tipo de caso hay una decena. 

Pero la problemática de estos pisos no sólo se da en la ciudad de Tarragona. En verano se incrementa la actividad en Salou. También la hay en Cambrils y El Vendrell. Y muchas veces los responsables tienen locales en varias localidades o, como mínimo, se coordinan entre ellos para el ‘intercambio’ de mujeres. Y en Reus se da todo el año.

Las denuncias

Las redes sociales es una de las fuentes de información de los investigadores. En ellas encuentran normalmente a clientes que explican sus experiencias en un determinado piso. También llegan denuncias anónimas o de gente que ha estado implicada en la prostitución y que denuncia los casos. «Nunca nos hemos encontrado con un cliente que lo haya hecho», comenta el responsable policial.

La denuncia también se puede hacer de forma anónima. Para ello hay disponible el teléfono 900 10 50 90 y el correo trata@policia.es para facilitar la colaboración ciudadana y la denuncia, totalmente y confidencial, de este tipo de delitos. 

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