Hermanos mayores por elección

Doce jóvenes universitarios pasan tres horas cada semana con niños de la Escuela Bonavista. Con ellos comparten diversión, amistad y apoyo. Así es el proyecto que tiene larga tradición en otros países

19 mayo 2017 23:51 | Actualizado a 20 mayo 2017 21:43
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«Te conviertes en una especie de hermana mayor, alguien de referencia». Así resume Maria, estudiante universitaria, el espíritu del Projecte Rossinyol que se ha puesto en marcha por primera vez este año en la ciudad de Tarragona. Ella es una de los doce jóvenes (once chicas y un chico) estudiantes de Trabajo Social y Pedagogía de la URV que pasan tres horas cada semana con un niño o niña de la Escola Bonavista compartiendo actividades culturales y de ocio.

Montse Gracia Biosca, miembro de Quilòmetre Cero, asociación impulsora del proyecto, explica que se trata de una experiencia que ya se ha realizado con éxito en otros países. De hecho, sus raíces tienen origen en Israel en la década de los setenta . Actualmente más del 15% de todo el alumnado de institutos o escuelas en aquel país trabajan con un proyecto de mentoría social.

Posteriormente, en los noventa, en Suecia se puso en marcha el proyecto Nightingale (Ruiseñor en inglés), en el que han participado más de 2.500 personas. En Catalunya el programa fue ‘importado’ en primer término por la Universidad de Girona, donde ya cuentan con más de 100 parejas.

La intención es siempre la misma, que los jóvenes universitarios dediquen un tiempo a servir de guía y ejemplo a niños y niñas que viven en circunstancia difíciles y en riesgo de exclusión.

En el caso de Tarragona, explica Marina Claverías, coordinadora del proyecto, todos los niños son alumnos de sexto de primaria de la Escuela Bonavista. Entre sus profesores y la asociación decidieron quiénes aprovecharían más una experiencia así y se encargaron de formar las parejas.

A partir de allí los universitarios recibieron formación específica sobre ocio y habilidades personales, cuenta la psicóloga voluntaria que trabaja en la asociación.

Del fútbol al cine

Las actividades que se realizan durante las tardes las decide cada pareja. Las sesiones que han realizado desde que se inició el curso han dado para mucho. Cada pareja elige lo que quiere hacer, desde jugar al fútbol hasta ir al cine, y planifica las sesiones venideras. No se trata, en ningún caso, de clases de repaso o de actividades académicas.

Una de las voluntarias relata que se pasaron las primeras sesiones viendo el barrio, conociéndose... Unos van más rápido, a otros les cuesta más abrirse.

Una de las intenciones es que los niños conozcan actividades de ocio a las que no tienen acceso con frecuencia. Una voluntaria cuenta que su mentorada sólo ha ido al cine dos veces en tres años, y otra dice que el suyo sólo había estado en un museo con la escuela. Otro ha descubierto la biblioteca pública y alguno simplemente ha venido al centro de la ciudad, algo que pasa muy de tanto en tanto, porque rara vez sale del barrio.

Por el camino se van creando complicidades. Una voluntaria comenta que su mentorado «me pregunta cosas que no le preguntaría a sus padres ni a otras personas, sabe que yo no le juzgo». Otra cuenta que su pareja de proyecto le preguntó si era difícil llegar a la universidad. Ella le contestó que no, que lo que hay que hacer es trabajar duro. Está satisfecha, porque tal vez ha ayudado a que el niño tenga nuevas expectativas sobre su futuro.

Los voluntarios comentan que, hasta ahora, la experiencia está resultando muy enriquecedora. De hecho, basta con leer los blogs que todos tienen y donde cuentan sus experiencias con el proyecto. Se pueden ver en la página http: //projecterossinyoltarraco.wordpreess.com/

Una vez evaluados los resultados, se espera que el próximo curso se pueda ampliar el número de parejas y que participen también alumnos de otras carreras de la universidad.

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