Igualdad de género: mucho por hacer

El techo de cristal se resiste. No hay diputadas por Tarragona en el Congreso, dos alcaldesas en el ‘top ten’ de municipios y sólo el 14% de los plenos tienen mayoría femenina. Únicamente un 27% de los catedráticos de la URV son mujeres

04 marzo 2019 09:36 | Actualizado a 04 marzo 2019 09:48
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Una foto reciente en la presentación del proyecto de la Savinosa se viralizó con ánimo de denuncia. 14 hombres, entre cargos políticos y representantes sectoriales, y ni una sola mujer. En Twitter se difundió bajo el hashtag #onSonLesDones?, la etiqueta que sirve para alumbrar las carencias en la lucha por la igualdad. Hay una premisa clara: se ha progresado en los últimos tiempos pero aún queda por hacer. 

Existen ámbitos en los que aún se impone el techo de cristal, todavía vedados para las mujeres. Uno de ellos sigue siendo la política. Una muestra: los seis diputados al Congreso por Tarragona son hombres. Y otra más, palpable a nivel local. Las mujeres son mayoría únicamente en 26 municipios de la provincia, el 14% de ese total de 184 consistorios. Acceder al bastón de mando de la localidad se revela como el techo de cristal en la política provincial.

Hay 31 mujeres al mando de los ayuntamientos, el 17% del total, según los datos del portal de entidades locales del Ministerio de Hacienda. La inercia mejora progresivamente pero queda mucho trabajo por llevar a cabo. Sólo dos de esas 31 mujeres gobiernan algunos de los diez municipios más poderosos de la provincia: Meritxell Roigé, en Tortosa, que accedió al cargo en febrero de 2018, y Camí Mendoza, en Cambrils, que está a punto de completar el mandato municipal que arrancó hace cuatro años. 

Ese desequilibrio en las alcaldías rompe una tónica en la que los plenos tienden a ser paritarios. En 33 poblaciones hay una igualdad total entre concejales en cuanto a género, aunque en la mayor parte de ellos el alcalde, un hombre, deshace el empate. 

Tarragona y Reus, los dos principales ayuntamientos, son dos ejemplos de acercamiento a la paridad: una ratio de 14 hombres y 12 mujeres en el pleno en el caso de la capital tarraconense y un empate 13-13 en la ciudad del Baix Camp. Ambas están, eso sí, gobernadas por hombres, una herencia histórica en la mayor parte de municipios grandes. 

Progreso continuado pero lento
Manda la tónica de infrarrepresentación femenina en los ayuntamientos, que en muchos casos ni siquiera cumplen la presencia equilibrada establecida en un porcentaje del 60-40% por parte de la Ley de Igualdad. La normativa ya existía antes de las últimas elecciones municipales de 2015. 

La sensación general es que el progreso hacia la igualdad total entre géneros es continuado pero lento. En la provincia, el porcentaje de concejalas en los ayuntamientos subió del 21,2% en 2003 al 35,1% tras las elecciones de 2015 –puede haber variado desde entonces hasta la actualidad–. Está por ver si en las inminentes elecciones locales de mayo se sigue en esa línea de progreso. 

Es un crecimiento de 14 puntos en 12 años, tiempo en el que la presencia de hombres ha disminuido del 78% al 64%. Son datos extraídos del estudio Dones i Homes als Governs Locals, realizado por la Associació de Dones Periodistes de Catalunya (ADPC). 

Menos marcada ha sido la evolución en el número de mujeres con el bastón de mando del ayuntamiento. En la provincia, la cifra de alcaldesas creció poco más de seis puntos entre los comicios de 2003 y los de 2015, del 12% al 18%, un dato similar al del conjunto de Catalunya y de España. 

También en la URV hay mucho recorrido pendiente, a pesar del trabajo realizado. Ellas representan el 57% de la comunidad universitaria –son mayoría, pues– pero en los puestos de liderazgo sigue habiendo desigualdad. 

Más mujeres pero menos poder
Las cifras han mejorado en la última década. Pese a ello, el peso de las mujeres se reduce a medida que la categoría profesional es superior. Por cada 1,8 hombres titulados de universidad tarraconense, hay un catedrático. En cambio, la relación de catedráticas por cifra de mujeres tituladas de universidad es de tres tituladas por cada plaza. O, lo que es lo mismo, sólo un 27% de los catedráticos son mujeres en la URV. 

La desigualdad de género también se constata en el liderazgo de grupos (solo el 29% los dirigen mujeres) y en la dirección de proyectos de investigación competitivos (35%). En los órganos de gobierno el peso de las mujeres se sitúa en el 40%, un porcentaje  especialmente bajo en el caso del consejo social de la URV, en el que la relación es de ocho hombres por cada dos mujeres. En cuanto al Personal Docent i Investigador (PDI) se han producido avances y las mujeres dedicadas a la docencia y a la investigación ya representan el 50%, según el Observatori de la Igualtat de la propia universidad. Se constata, eso sí, una pérdida de peso del género femenino en las primeras fases de la trayectoria profesional. Otro dato que radiografía el desequilibrio: las doctoras honoris causa que se han nombrado tan solo representan el 12% del total. 

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