Indignación en la Via Augusta de Tarragona por un corte de luz de más de cinco horas

Endesa ha abierto una investigación para esclarecer cómo se sobrecalentó una línea de baja tensión. No se descarta el fraude

19 mayo 2017 18:17 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:05
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A Pepa Menchón, responsable del Hostal El Callejón, el enfado de este dominfo aún le dura. «Habíamos tenido cortes de luz el año pasado, pero nunca de cinco horas», admite resignada la propietaria de este negocio familiar. Ella es uno de los 44 clientes de la Via Augusta que este domingo desde las 16 horas y hasta las 22 se quedaron sin suministro eléctrico en el día más caluroso de lo que llevamos de año.

Endesa empezó a recibir llamadas de afectados a partir de las 16.20 horas. «La operadora que nos atendía incluso negaba que hubiera una avería. Parecía surrealista», apunta Josep M. Bonachí, responsable del restaurante Can Bonachí, situado a escasa distancia del hostal. «La situación fue tensa y en algunos casos derivamos clientes a otro hotel porque no podíamos hacer la reserva», añade, resignado, Santiago Hernando, director del Hotel Núria, otro de los grandes clientes afectados en la tarde del domingo. El resto de damnificados fueron particulares que también se quedaron más de cinco horas sin energía eléctrica en sus domicilios.

El origen del problema

El ambiente de calor sofocante de la tarde del domingo provocó que durante buena parte de la sobremesa hubiera un exceso de consumo de kilovatios en esta línea de baja tensión. Ello provocó un sobrecalentamiento excesivo de la línea que cubre buena parte de este vial, sobre todo las viviendas con números impares. «La línea de baja tensión está perfectamente adaptada a la potencia máxima de los clientes a los que suministramos», remarcaban ayer fuentes de Endesa. «Ante este sobrecalentamiento ocurrido y el problema de suministro que ha comportado a nuestros clientes abriremos una investigación para esclarecer lo ocurrido», justificaban ayer fuentes de Endesa.

De hecho, la compañía eléctrica no descarta que pueda existir un fraude eléctrico en este tramo de la Via Augusta, y este exceso de consumo en la línea provocó el corte eléctrico. Endesa localizó en 2015 hasta 720 fraudes eléctricos en la ciudad, siendo la urbe con más casos de toda la provincia. Ante estas cifras del pasado año, la compañía no descarta ninguna posibilidad y espera tener sus conclusiones en cuestión de días para tener claro cómo ocurrió el apagón del domingo.

A diferencia de las líneas eléctricas de media y alta tensión, las de baja tensión no se sabe si hay problemas hasta que llegan las quejas de los vecinos. Por ello Endesa justificaba ayer que la operadora que atendió las quejas recordara a los clientes enfadados que si el problema al final no era de la compañía sino del particular, el traslado de un técnico tendría un coste superior a los 150 euros sin IVA. «Aunque la operadora dude de las quejas de los clientes, el tono empleado fue altivo e incluso amenazador», coinciden en señalar algunos de los afectados por el corte eléctrico del domingo.

Credibilidad en entredicho

Algunos de los vecinos afectados por este corte de luz prolongado no les termina de convencer la hipótesis del fraude eléctrico al quemarse un cuadro y la línea de baja tensión que suministra a los hogares y negocios.

«Las líneas en esta zona de la ciudad están obsoletas y hay escasa inversión por parte de la compañía. Cada vez consumimos más y por ello hemos invertido mucho dinero en el negocio adaptar el incremento de potencia y poder disponer de ella. Pero a pesar de ello, te sientes impotente ante una situación como esta», explica Josep M. Bonachí, del restaurante del mismo nombre.

En el hostal El Callejón la falta de electricidad durante toda la tarde les afectó, sobre todo, en las reservas y el check out. «La bollería de las neveras pudieron aguantar el corte eléctrico, pero tuvimos que utilizar móviles particulares para gestionar reservas hasta agotar batería e incluso algunos clientes se marcharon sin pagar, pero confiando en que lo harán ante la imposibilidad de utilizar el terminal», explica Pepa Menchón.

Enojados y sofocados

En Can Bonachí tenían un domingo soñado. 120 comensales. «Estabamos a tope», reconoce su propietario. El corte de luz fue como una pesadilla: clientes enojados, acalorados por la falta del aire acondicionado, algunos groseros... «lo que es inadmisible es el daño que hace un corte de suministro eléctrico tan prolongado. La imagen del restaurante se resiente; los clientes, algunos con pocos modales, se quejan y las pérdidas económicas sumadas a los alimentos que debes tirar de los congeladores y neveras no se compensan», explica el responsable del Can Bonachí. El restaurante no abre los domingos por la noche «y si hubiera sido el caso, esta vez seguro que habría sido imposible», concluye el propietario del negocio.

En el hotel Núria la situación también fue dramática. Hubo un cliente que no pudo subir a su habitación hasta pasadas las 22 horas porque su falta de movilidad le impedía coger las escaleras. «Teníamos los clientes en pie de guerra», explica el director del hotel Santiago Hernando. «Sólo una de las tres fases funcionó, pero era insuficiente para salvar la comida de la vitrina y de los congeladores», concluye.

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