Inicio de lujo para una temporada crucerista de récord en Tarragona

Biblioteca, spa, sauna, teatro, casino y un largo etcétera de comodidades hacen a los pasajeros del ´Silver Muse´ su estancia más agradable. Un seis estrellas que cuesta unos mil euros por persona y noche.

19 mayo 2017 15:44 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:44
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Recién salido de los astilleros, el pasado día 3 el Silver Muse iniciaba su navegación y, procedente del puerto de Marsella, ayer a las ocho de la mañana atracaba en Tarragona iniciando una temporada de cruceros por todo lo alto. Que su llegada coincidiera con el preestreno de Ferrari Land no es casualidad. El buque insignia de la familia Balsorano es un seis estrellas de diseño italiano que tienen el privilegio de estrenar alrededor de 400 touroperadores y periodistas que estos días disfrutan de un servicio que cuesta alrededor de 1.000 euros por persona y día.

El aspecto exterior no le hace justicia. La sensación es la de estar delante de un bloque de pisos de Ciudad de Vacaciones. Pese a ello, a medida que uno se adentra y va recorriendo las once plantas de altura, se rodea de un lujo y unas comodidades que algunos pasajeros evitan abandonar incluso cuando el barco apaga sus motores.

Con capacidad para 546 huéspedes, en el Silver Muse viaja una tripulación de 411 personas de treinta nacionalidades. Mide 212 metros de largo, tiene 223 camarotes y está dentro de la categoría superior. Sin lugar a dudas, una de sus perlas está en la decimaprimera planta. En la popa del piso superior se ubica la biblioteca o sala de relajación, rodeada por una inmensa vidriera con una de las panorámicas más espectaculares.

Debajo está la piscina, con sus tumbonas y el área de descanso. Un espacio del que ayer al mediodía disfrutaron algunos de los que no pisaron tierra, a pesar del ligero viento que soplaba.

Un teatro con capacidad para 327 butacas, en el que se representan hasta seis obras de teatro para que los pasajeros no repitan, el casino y las tiendas de lujo son algunas de las actividades de entretenimiento. Por la noche, en el night club tocan jazz en vivo todos los días, mientras que las cafeterías o la sala de juegos representan un plan perfecto para las largas horas de travesía.

Prácticamente seguía con el precinto el área infantil, que no será muy demandada entre unos pasajeros con una media de edad de setenta años. «Ahora queremos llegar a los 50 ó 60 años», decía la responsable del tour.

La sexta planta es la de la belleza y el cuidado personal. Algunos turistas aprovechaban su estancia en Tarragona para hacerse peinar o relajarse en el gimasio o el spa. Estos siguieron con sus tratamientos pese la atenta mirada del grupo de los visitantes que, invitados por la naviera, aprovecharon la escala en Tarragona para conocer cada rincón de este buque que el lunes iniciará su primer viaje comercial.

Su estancia en la ciudad fue de apenas unas horas. A las once de la noche zarpaba en dirección Barcelona dejando atrás una imagen que hasta hace cuatro años era impensable en Tarragona. Ésta es la de cientos de turistas bajando de un barco en la ciudad para al cabo de unas horas marcharse de nuevo. Y en esta ocasión no faltaron ni el lujo ni los caprichos de algunos clientes que incluso se hicieron llevar en limusina hasta la misma escalera de abordaje.

El Silver Muse inauguró una temporada de cruceros que será de récord para el Port de Tarragona. Hasta septiembre cuarenta embarcaciones atracarán en el Moll de Llevant, lo que representa alrededor de 40.000 pasajeros, duplicando la cifra del año pasado. Sin embargo, y más allá de las grandes cifras, el presidente de la Autoritat Portuària, Josep Andreu, destacó que este 2017 representará un «antes y un después» a partir de la apuesta de Costa Cruceros, que ha establecido su puerto base en la ciudad. «Normalmente el crucerista acostumbra a hacer una estancia de dos días en la ciudad para conocerla, lo que ya supone trasladar este impacto también al sector hotelero y la restauración», argumentó Andreu. Esto es lo que hace que, a día de hoy, se prevea que el impacto de la actividad crucerista sobre el territorio será este año de unos 2,2 millones de euros, una suma que triplica los 700.000 euros del año pasado.

Sobre el impacto que ejercerá Ferrari Land en la actividad crucerista, el presidente del enclave tarraconense apuntó que «es un icono y un atractivo más que, junto con la Tarragona romana, el Reus modernista o la Ruta del Cister, hacen que cada vez estemos llamando más la atención de las grandes navieras».

En esta andadura para convertirse en ciudad crucerista, finalmente Tarragona está empezando a consolidar una apuesta muy focalizada al pequeño o mediano crucero premium. Por lo que el Silver Muse puede que no sea la última vez que atraque en este puerto.

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