Italia regala una noche cromática en la tercera noche de concurso

Entre los espectadores, uno de los aspectos más comentado es la dificultad que tendrá el jurado en esta edición

06 julio 2018 21:43 | Actualizado a 17 julio 2018 11:47
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En la vida hay dos tipos de personas. Las que lo prevén todo y las que siempre van en el último momento, y en el Concurs Internacional de Focs de Tarragona te puedes encontrar las dos. Entre los primeros están los que a media tarde ya bajan a la playa con la nevera y la toalla para bañarse. Mientras que a los del segundo grupo los detectas porque avanzan discutiendo para encontrar el mejor sitio, cuando ya está todo ocupado. Elena Meleno formaba parte de este segundo colectivo. «Yo sé de un lugar mucho mejor en el que podríamos estar todos juntos», les decía a su madre y a sus abuelos, minutos antes que el segundo petardo anunciase que tan solo faltaban cinco minutos.

No fueron los últimos. Aún se sumó un grupo de turistas que recibía las últimas instrucciones de su guía por si se perdían.

 

La pirotecnia italiana Poleggi fue la encargada de la tercera noche de fuegos. De los cuatro participantes es la que disparará menos pólvora. Tan solo 418 kilos. Sin embargo, lo compensó con un espectáculo cromático que tuvo a su favor la ausencia de viento. 

La compañía de Annunziato Poleggi dibujó corazones, caras y tirabuzones en el cielo tarraconense que despertaron grandes aplausos entre el público. En su espectáculo jugó con los colores. Comenzó con azules y rojos, dio un gran protagonismo a los amarillos y acabó con una traca final en la que todos ellos se mezclaron. «Ha sido fantástico. Yo creo que este año hay mucho nivel. No sé, quizás es porque el año pasado no pude estar, pero lo estoy disfrutando mucho», decía María Pérez.

El público se mostró entusiasmado por una traca final en la que los italianos quemaron toda su pólvora. «No sé, a mí los de ayer –el jueves para el lector– no me gustaron tanto. En cambio hoy los he encontrado muy bonitos», apuntaba Mónica Ruiz.

Tras veintiocho ediciones de fuegos, el público tarraconense es exigente. «Es que nosotros si podemos no nos lo perdemos ni un año. Acabas de trabajar y durante estos días es como si fuera medio fiesta, porque sabes que por la noche vas a salir», decía la madre de Mónica. Mientras tanto, el padre ya se esperaba con mala cara porque veía que se iban a quedar atrapados entre la gente.

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