Jaume Queralt: 'Parte de mi genio vivirá eternamente'

El pintor tarraconense  desvela su ‘don divino’, la pasión por el esoterismo y sus peculiares ‘muñecas’. Lleva 50 años ‘viviendo con el arte y para el arte’

21 junio 2019 17:46 | Actualizado a 26 junio 2019 19:14
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Discreto y poco hablador, este hombre de un don particular afirma desconocer los cuadros de los ‘niños llorones’, del famoso pintor de origen italiano Bruno Amadio, el Pintor Maldito. Aun así, las impactantes muñecas que pinta el artista catalán no dejan indiferentes a sus admiradores. Este pintor lleva cincuenta años «viviendo con el arte y para el arte», y confiesa que le enriquece la experiencia de la paz nocturna.  

Hasta ahora su representante era su hijo. Pero ha cambiado...
Junto con mi hijo formamos un equipo con Juan Luis de Paz y Víctor Monreal. Se ocuparán de llevar mi pintura por el mundo.

¿Cómo promoverán su arte?
En julio al sur de Italia en Colección Dolce Vita, en el hotel Sole In Me Resort. En octubre, en la Casa de la Cultura de Cuba, en Miami. En marzo del próximo año organizaremos una muestra en el centro automovilístico de Salamanca, Colección Lamborghini. Y en abril, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

¿Considera eternas sus obras?
Hay vida en mis pinturas. Parte de mi genio vivirá eternamente en cada cuadro. Con mi equipo juntaremos la energía crística con la musulmana enterrando escondidos cinco cuadros de Cristo en los cinco continentes.

Hay otro que no se enterrará...
Divinidad. Será el único disponible del puzzle, con un valor de mil millones de euros, el más valioso de la historia de la pintura hecha por un pintor vivo. Se subastará en Sotheby’s en 2020. Está basado en una inspiración divina que tuve con Jesús y el amor por mi hijo. Habrá otro inmortalizando a Alá, por el mismo valor.

¿Cómo definiría a sus famosas ‘muñecas’? ¿Son ‘lloronas’?
No. Les doy alma y vida, a través de su mirada. Hace años descubrí el mundo esotérico. Soy un gran figurativo y domino los colores, la perspectiva y las luces usando la geometría de los objetos. A veces, la gente no sabe ver bien ni profundizar, por eso confunde vivencias propias con lo que los ojos de mis muñecas ven.

Entonces, ¿no provocan tristeza o terror?
No, para nada. Mis cuadros evocan emociones, y si es así, eso es lo que cuenta para mí. 
El precio de una obra suya varía entre los 600 euros hasta los 150.000. ¿Qué cuadro no pintaría nunca ni por dinero?
Uno que no me transmitiera nada y lo tuviera que hacer a disgusto. 

¿Cree en el renacer de un ser?
Me han dicho que me he reencarnado en esta vida, con varios pintores del pasado...

¿Podría ser con el italiano Bruno Amadio también?
Puede ser. Esta es una misión que cumplo desde que nací. 

¿Cuál fue su primer cuadro?
Una cabeza de caballo. 

¿El alma del pintor queda grabada en su obra?
Sí. La pintura es eterna, y es la vida del pintor que queda reflejada allí. En el arte, me gusta la parte del sufrimiento y del dolor. 

¿Qué le expresa un rostro?
Es el reflejo del alma. A los ojos les doy vida. Plasmo el alma en ellos.

¿Existen los ‘pintores malditos’?
Sí. Y es así por la energía misma de sus cuadros.

Tal vez es un artista incomprendido para la época. Sin embargo, ¿por qué pinta?
Es la forma de expresar mi alma. No podría vivir sin pintar. 

¿Cuáles son sus mensajes?
He pintado siete iglesias de la provincia de Tarragona. El mensaje es sobre la unidad de las religiones en el mundo.

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