Joan Fontcuberta: 'Antes una foto era memoria y verdad'

El reputado fotógrafo habla de una revolución de paradigma en este arte y de las mentiras de la imagen

03 enero 2020 20:50 | Actualizado a 04 enero 2020 12:57
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Joan Fontcuberta (Barcelona, 1955) es docente, artista y promotor de eventos relacionados con la fotografía. Precisamente en esta disciplina, en 2013 recibió el Premio Internacional Hasselblad, uno de los más importantes del mundo, considerado el Nobel en esta especialidad. El pasado mes de diciembre visitó Tarragona para inaugurar la exposición de la fábrica Trepat en la Casa Canals.

Las imágenes que se exponen en ‘Trepat’ serían impensables en la actualidad.
Sí.

Cómo ve la fotografía ahora?
Estamos en una revolución de paradigma. Para nuestros padres, la fotografía era recuerdo, era memoria, era verdad. Hacían fotografías para demostrar que había pasado alguna cosa. En cambio, ahora es banal. Todo el mundo hace fotos. De hecho, yo hablo del Homo fotograficus, después del Homo sapiens.

¿Y eso es bueno o malo?
Es un cambio de valor. Ahora hacemos fotos de una forma espontánea, natural, para comunicarnos y conectarnos. Y los usos de antes, el mandato de memoria ya no es tan importante. Hoy en día haces una foto, el destinatario la recibe y la borra porque ya ha comunicado una determinada información. Antes era impensable romper una foto. Se tenía la sensación de que era un objeto suntuario, que se debía preservar. Solo hay que ver los álbumes sobre la repisa de la chimenea o las imágenes colgadas en las paredes.

¿Cómo ha vivido este cambio?
Es la muerte de una cierta concepción tradicional decimonónica de la fotografía y la apertura a una nueva etapa. Este arte nace en el siglo XIX, con la Revolución Industrial y respondía a unas necesidades. Ahora estamos en el siglo XXI y las necesidades son diferentes. Y las imágenes que tomamos responden a este nuevo mundo de realidad virtual, de globalización y de inmediatez.

¿Hace fotos con el móvil?
Sí. Muchas. En estos momentos con el móvil puedes obtener una calidad fantástica. A no ser que busques un resultado particular, prácticamente puedes hacer de todo.

Si tuviera que escoger, ¿con qué foto suya se quedaría?
No tengo una en concreto, por lo que normalmente siempre es la última. Pero no tengo preferencia porque todas son hijas mías, de alguna manera. Todas obedecen a algún tipo de motivación o se integran dentro de proyectos particulares.

¿Tiene alguno entre manos?
Estoy trabajando en archivos de fotografía histórica y busco lo que yo llamo imágenes enfermas, que están a punto de desaparecer. Con lo que nos encontramos en una situación paradójica porque si la fotografía es un dispositivo de memoria, ¿qué ocurre cuando se vuelve amnésica, cuando ya no nos proporciona esta capacidad de recordar? Las hay a miles. Estoy en exposiciones, preparando libros... Pero en general, lo que me interesa es el conjunto, el proyecto. Y cada uno obedece a una manera determinada de ser presentado.

Por ejemplo...
A veces para una publicación o para internet. Ahora me han invitado con otros artistas y científicos a viajar a las Islas Galápagos, organizado por National Geographic. Una experiencia sobre el medio ambiente. La idea es ir allí y ver qué surge. Y creo que podría ser una instalación en la misma naturaleza, in situ, aunque todavía no lo he decidido. Tienen que salir las ideas.

¿Salen?
Muchas veces los creadores escondemos los fracasos y estos son muy interesantes porque son muy pedagógicos. Da la sensación de que eres un genio, que no te equivocas nunca y no es verdad. Somos humanos y lo interesante es de qué forma, a partir de un proyecto fallido, sacas una experiencia que te permite después tener éxito.

¿La fotografía miente?
Sí. Siempre

¿Por qué?
Porque no son la realidad, son suplantaciones de la realidad. La imagen tiene un punto de nostalgia. Siempre será más antigua que nosotros mismos. En el álbum, por ejemplo, está la sensación del tiempo que pasa. Hay toda una dimensión un tanto necrológica dentro de la fotografía y esto hace que la relación con las imágenes sea conflictiva.

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