Jómiv: 'En los barrios de Ponent de Tarragona hay mucho talento'

El cantante y compositor tarraconense estrena su segundo disco, ‘De la nada y la absurda dicotomía’, una amalgama de estilos que va desde la canción de autor hasta el flamenco o el rock

21 diciembre 2019 12:00 | Actualizado a 02 enero 2020 12:05
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El músico tarraconense José Miguel Vázquez, conocido como Jómiv, acaba de publicar su segundo disco, De la nada y la absurda dicotomía, un trabajo ecléctico en el que muestra su faceta de cantautor y sus raíces de barrio. Lo presentará en directo el 28 de febrero en el Teatre Tarragona y el 15 de marzo en la sala Tempo Club de Madrid.

El disco es inclasificable.

Tendría muy complicado hacer un disco de un solo estilo porque mi cultura musical es muy variada. He escuchado siempre desde nueva trova cubana a cantautores de aquí como Serrat, Sabina, Ruibal o Pedro Guerra; y desde flamenco a John Coltrane o Iron Maiden. Me crié en Bonavista y llevo veintitantos años en Campo Claro, conviviendo con toda la familia de músicos de Torreforta. En los barrios de Ponent de Tarragona hay mucho talento.

Usted lo reivindica en el tema ‘Talento a ras de barrio’.

Es un collage hecho de manera colectiva, en el que cantan y tocan Manolín de Los Cangrejos, Miguel Zanón, Teo de Números Rojos, Bill Gómez o Chloe Ly. Es un blues en el que cada uno habla de lo que quiere: les dije «escribir de lo que queráis» y todos acabamos coincidiendo en bares, tapas y cerveza.

¿Qué tiene Ponent para sacar a tanto músico?

En los años 70 y 80 había gente muy inquieta que iba por ahí a buscar discos porque aquí no había radios ni nadie que pinchara. En los 90 el rock urbano sirvió de reivindicación social. Todo lo que se consiguió entonces, ya sean ambulatorios, autobuses o asfalto, se tuvo que luchar y gritar. Pero mi movida es la música, y es raro que en 10 kilómetros a la redonda se concentre tanta gente capaz de asimilar lenguajes que no veo en otros sitios.

Aquel legado sigue.

Estamos en la tercera generación y sigue pasando lo mismo: hay nenes de 25 años que es una locura la inquietud, el talento y las ganas de aprender y hacer cosas que tienen.

¿Le recuerda a sus inicios?

Yo empecé en un banco de la plaza de la Constitución de Bonavista. Me juntaba con grupos de entonces, como Flor de Lis o De Ley, gente a la que admiraba y respetaba. Con ellos tocaba canciones de Topo, Asfalto y Leño. A partir de ahí empecé a escuchar a Silvio Rodríguez y cosas de Brasil, Cuba o Argentina, como Fito Páez.

Dentro de esa amalgama hay temas de su nuevo disco que recuerdan a Ketama.

Es uno de mis mayores referentes. Mi primer disco, Un palmo, dos pies, tres codos, estaba producido por un cubano y era más ketamero aún, con fusión de jazz, flamenco y rumba. Este lo he producido yo y he hecho los arreglos con los músicos que han participado, y quería que sonara más a barrio, más orgánico. Por eso también hay rock, en un homenaje al sonido del barrio. No hay tres temas iguales.

¿Es algo premeditado?

Compongo temas sobre la marcha y ellos mismos deciden qué van a ser. Salvo Pal surco por Ruibales, que es una bulería, palo flamenco al que tengo mucho respeto y que hice de forma premeditada.

El álbum es autoeditado. ¿Cuesta entrar en una discográfica?

Yo no soy demasiado ambicioso y no he ido a ningún sitio a buscar discográficas. Empecé tarde a grabar discos, este año he cumplido 50 años y hace cinco que saqué el primero. Después de tantos años haciendo música y canciones te das cuenta de que no es cuestión de que te fiche una discográfica, metas un pelotazo o te hagas famoso, sino de compartir lo que haces con quien quieras y dejar tu legado.

Grabó los temas en su casa.

La mayoría del disco está grabado en el cuarto donde tengo la biblioteca. Allí se hicieron casi todas las voces, guitarras acústicas, flamenca, saxo, trompetas y violines. Miguel Zanón se encargó de mezclar y masterizar.

Compone y también toca versiones con Pepper & Soul y el Trío Imposible.

Mi nevera la lleno con canciones de otros, con versiones. La música propia es el reto en el que invertimos el poco dinero que ahorramos.

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