Jubilados malvenden su casa a cambio de vivir en ella

Dueños ofertan sus domicilios rebajados con ellos dentro para pagar su jubilación. El interés por la nuda propiedad se triplica en Tarragona por el envejecimiento y las pensiones a la baja

25 junio 2019 08:05 | Actualizado a 26 junio 2019 19:16
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Una señora de 80 años vende su vivienda, una casa de 315 metros cuadrados y 400 de jardín, con cuatro plantas, en la Platja de la Móra, en Llevant. El importe es de 560.000 euros, hay que dar una entrada de 40.000 pero el trato incluye una particularidad: a cambio de una rebaja en el precio la todavía propietaria continuará viviendo en su casa a cambio de una renta mensual de 1.800 euros hasta su fallecimiento

La operación se llama nuda propiedad y es una transacción poco difundida hasta ahora pero en auge, cuyo interés se ha disparado un 300% en Tarragona, según algunas firmas que trabajan con este tipo de negocios inmobiliarios. «Estamos teniendo mucho movimiento, en Tarragona ciudad y en otras poblaciones costeras, aunque la segunda residencia cuesta un poco más», explica Albert Juantorres, director comercial de G4T Group, un ente que agrupa a Vittalias y Rentalias, las dos vertientes, una social y otra de inversión, de este fenómeno.

Batalla inmobiliaria por la escasez de pisos de alquiler en el centro de Tarragona

Llamadas aleatorias por teléfono para 'pescar' a algún propietario con ganas de comercializar su piso o para sondear si en un bloque hay vivienda vacía susceptible de ser puesta en venta o en alquiler. Folletos tradicionales en los buzones en busca de inmuebles con los que poder hacer negocio.

No es sólo cuestión de propiedades lujosas. Otro ejemplo mucho más modesto, este en Segur de Calafell: un piso de dos habitaciones dobles, en segunda línea de playa, valorado en 150.000 euros, ofertado por un matrimonio de 75 y 74 años. Ellos se reservan el derecho de usufructo cobrando una renta mensual de 400 euros hasta que mueran.

La nuda propiedad, hasta el momento reservada básicamente para la transmisión de las herencias, se ha convertido ahora en una herramienta socorrida y que encuentra su razón de ser en la pirámide de población: un aumento notable de la tercera edad, del envejecimiento, aderezado con complicaciones ya conocidas para mantener el sustento económico de la clase trabajadora. 

«El envejecimiento tiene que ver en esto y también las pensiones. Todos sabemos cómo está el sistema y las dificultades que hay para mantenerlas. Muchos se lo toman como un complemento a la pensión», explica Juantorres. 

Una señora de 80 años o un matrimonio de 75 y 74 ponen en venta su casa con este sistema en auge

De ahí que haya empresas que se ofrezcan a la intermediación inmobiliaria para rentabilizar el activo con la posibilidad de seguir disfrutando de él. «Siempre se ha dicho que España no es un país de ahorradores, y es falso. La vivienda es el gran ahorro. Mucha gente mayor tiene su patrimonio en activos pero se da cuenta de que, o bien no dispone de liquidez, o bien quiere mejorar su calidad de vida», apunta Juantorres. 

Pero hay un inconveniente: la venta convencional no es la opción más deseada por muchos. «La vivienda es un bien muy sentimental, ahí pueden estar los recuerdos de toda una vida. Por eso muchos no quieren vender e irse a un piso más barato. De ahí que la opción de la nuda propiedad les permita vender la titularidad pero mantener el usufructo», indica este director comercial. 

Ocho pisos de 'alto standing' se instalan en la Part Alta

Calle de Comte, número 11, más conocida como la calle de los Pilons. Este es el punto donde se están levantando ocho apartamentos de lujo en el corazón de la Part Alta. Se trata de un inmueble antiguo, totalmente reformado, en el que desde hace unos días el ritmo de trabajo es frenético.

Las personas interesadas en vender la nuda propiedad de su vivienda son diversas: desde jubilados con una pensión de 400 euros que no llegan a final de mes a otros dueños más acaudalados que quieren mantener su nivel de vida. «Con las pensiones a la baja, hemos notado un incremento de solicitudes», cuenta Juantorres.

Eso sí, el comprador eventual sí suele ser un inversor: «Siempre comporta un riesgo. Hacemos cálculos. Aunque la esperanza de vida varía entre los 82 y los 86 años, hacemos unas estimaciones de 96 años. Intentamos que ganen las dos partes y que el que adquiera tenga también una rentabilidad. Huimos de la especulación. Es un producto de ayuda social». 

La operación, sin embargo, también tiene un grado variable de incertidumbre. «El que compra no necesita recuperar la inversión a medio plazo. Es una manera de sustituir, por ejemplo, un plan de pensiones. También se trabaja con una previsión. Por ejemplo, si el que era dueño y sigue siendo inquilino fallece pronto, no significa que el activo le salga al comprador casi regalado. Se calcula siempre un cumplimiento posterior, para que, por ejemplo, los herederos sigan pagando durante unos años, en función de lo pactado», explica Albert Juantorres. 

Pensiones «en entredicho»

Manel Sosa, secretario de la Cambra de la Propietat Urbana de Tarragona –además de experto inmobiliario–, también ha notado cómo se han incrementado estas modalidades: «Creo que estos productos, que aún proliferarán más en el futuro, están subiendo, bien ofrecidos por entidades financieras o bien por algunas aseguradoras. Los españoles no tienen muchos planes privados de jubilación. A eso se suma que las pensiones están en entredicho y limitadas». Desde la Cambra de la Propietat, Sosa cree que «ha cambiado la cultura de las transmisiones hereditarias» puesto que «las herencias no son tan rígidas como hace años, pues los hijos igual no necesitan heredar un piso, ya que lo han de vender». 

Sosa ve adecuado este sistema en la medida en que «los mayores pueden mejorar sus ingresos en vida o pagarse una mejor calidad de vida en la vejez». «Venden la nuda propiedad o hacen una renta vitalicia y se aseguran unos ingresos mientras vivan y además pueden vivir o tener el usufructo de la vivienda», apunta Sosa. En ocasiones, son los hijos de los jubilados los que se dirigen a las agencias inmobiliarias para pedir este tipo de operación.

Otros intermediarios del alquiler

De momento, estas transacciones no se reflejan a nivel notarial, aunque sí otro tipo de operaciones en esa línea de encontrar ingresos adicionales en la tercera edad. Miquel Roca, delegado de la junta directiva del Col·legi de Notaris de Catalunya en Tarragona, alude a otra casuística: «Hay gente mayor que necesita financiación para costearse la residencia. Cede su vivienda a una empresa intermediaria, que le avanza el dinero, por ejemplo, 12.000 euros, y le gestiona el alquiler de esa casa». Compañías como Pensium ya se dedican a prácticas así. «He firmado algunos casos de Tarragona en mi despacho. La empresa se hace cargo de la casa, que a lo mejor necesita alguna reforma para sacarla al alquiler», explica el notario Miquel Roca. 

El mencionado Programa Pensium facilita disposiciones periódicas de financiación de hasta 10 años para sufragar la residencia –o los cuidados a domicilio– y gestiona el alquiler de la vivienda, mientras la familia no pierde nunca la propiedad y sin necesidad de hipotecas ni de avales. 

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