Jussi Adler-Olsen: «De Tarragona me gusta el mar, la historia y el ambiente»

Con ‘La víctima 2117’ el autor danés pone el foco en el contador de la vergüenza de las muertes en el Mediterráneo

12 septiembre 2020 11:44 | Actualizado a 12 septiembre 2020 11:51
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Jussi Adler-Olsen es uno de los escritores europeos de novela negra más importantes. Trabajó, entre otras profesiones, como editor de cómics y redactor de revistas hasta que lo dejó todo para escribir. La víctima 2117 es la octava novela de su exitosa serie Los casos del Departamento Q. Con ella, el autor pone el foco en las incesantes muertes en el Mediterráneo, sumadas por el contador de la vergüenza en una playa de Barcelona y remueve la conciencia de los lectores con una trama tristemente de máxima actualidad. La historia transcurre entre la Ciudad Condal, Chipre y un Oriente Medio herido. Mientras, en Copenhague, un joven danés tiene inquietantes planes.  


¿Cuántas víctimas cree que tiene que haber en el Mediterráneo para que Europa reaccione?
Con la indiferencia que estamos viviendo, es imposible decirlo. En el ambiente que vivimos estos días, tanto los ciudadanos en general, como los políticos, tienden a dejar de preocuparse por cualquier cosa que no afecte directamente a sus propias vidas, su familia o sus amigos más cercanos.

¿La situación empeorará con la Covid-19?
Mientras este virus esté presente, las fronteras se cerrarán más firmemente que nunca. Por lo tanto, de buen seguro que tendrá algún efecto.

«Dinamarca es un lugar muy seguro, pero tenemos nuestra parte de delincuencia. Carl y Assad nunca se quedarán sin trabajo»

¿Usted, cómo está viviendo la pandemia?
En Dinamarca nos podemos considerar increíblemente privilegiados. Por descontado, hemos estado atentos y hemos sido prudentes. La sociedad ha podido afrontar el número de personas que han enfermado. Aparte de tener cuidado y de no ver a demasiados amigos, mi mujer y yo hemos hecho una vida bastante normal.

¿Sintió rubor al pasar por el contador de la vergüenza del que habla en la novela?
Sí. Mucho. A menudo he pasado por el contador de la vergüenza de la playa y un día me paré a reflexionar. Cada número es ‘alguien, no solo un número’.

Y es aquí donde les tejió una historia.
Quería que mis lectores también se parasen en ese contador de la playa de Sant Miquel de la Barceloneta y pensaran en estos refugiados como en personas con temores, esperanza y sueños. No como un problema.

Conoce bien Catalunya...
Tengo un piso en Barcelona y durante los últimos años he pasado mucho tiempo allí. Y ahora también tengo algunos de mis mejores amigos. La editorial Maeva me ha llevado a muchas librerías del país, pero especialmente de Catalunya y me encanta esa parte de España. Mis últimas novelas se han escrito en gran parte allí y ahora sé que mucha gente en Catalunya se ha convertido en una parte importante de mi vida.

El atentado de las Ramblas, el ‘Procés’... ¿Ha seguido los acontecimientos de estos últimos tiempos?
Por supuesto. Naturalmente que me preocupo por estas cuestiones tan profundas que afectan a la vida de las personas más cercanas. Lo sigo de cerca y escucho las noticias que me explican mis amigos. 

Nada más empezar ‘La víctima 2117’, me sorprendió encontrarme con una adivina de Tarragona, ¿conoce la ciudad?
Oh, sí. He estado en Tarragona en muchas ocasiones, tanto para visitar librerías como para salir. Es un viaje encantador desde Barcelona.

¿Con qué se queda?
De Tarragona me quedo con el mar y con la historia, pero sobre todo con el ambiente. Este sentimiento especial de hospitalidad catalana y de amistad en este entorno tan bonito.

¿Y del Mediterráneo?
Me encanta el clima, la vida al aire libre. También los meses de invierno, pero sobre todo me gusta cómo es de feliz la gente que me rodea. Me da energía.

«A menudo he pasado por el contador de la vergüenza de la playa y un día me paré a reflexionar. Cada número es alguien»

Como en ‘La víctima 2117, ¿ayuda a concienciar que se publiquen imágenes como la del pequeño Aylan en la playa de Turquía?
Para ser sincero, soy un poco reticente a decir ‘sí, adelante’. Los medios de comunicación son, a menudo, llamados ‘el cuarto estado’. Los tres primeros son la legislación, el gobierno y el sistema judicial. Pero ‘el cuarto estado’ puede ser manipulable y, de la misma forma, nos puede manipular. Y creo que con las fotografías es la manera más fácil de hacerlo. 

¿Lo considera ético o solo es para aguantar las audiencias, como deja entrever en la novela?
Puede ser ético, pero también puede utilizarse para manipularnos. Básicamente, tenemos que educarnos constantemente. Tenemos que ser críticos con lo que vemos y leemos, aunque no tanto como para no actuar cuando sea necesario. Nuestro propio punto de vista es muy importante.

¿Los detectives como Carl o Assad tienen mucho trabajo en Copenhague?
Como visitante o ciudadano medio, Dinamarca es un lugar muy seguro. Pero por descontado que tenemos nuestra parte de delincuencia. Carl y Assad nunca se quedarán sin trabajo.

¿Es posible que se dé un caso como el del joven Alexander o eso queda para Estados Unidos?
Me sorprendió saber que solo en Japón cerca de un millón de jóvenes viven así. En Japón tienen una palabra para esto: Hikikomori y creo que es una tendencia en nuestra sociedad. Pregúntale a cualquier persona joven o adulta que conozcas si su hijo juega a videojuegos. Te sorprenderás. Y algunos de estos jugadores se vuelven extremistas, como los de Japón y otros lugares.

«A mi entender, el mayor error de entrar en el conflicto de Irak fue que no se solicitó la orden de la ONU. Este proceso garantiza más reflexión»

¿Cómo recibe Copenhague a sus inmigrantes?
Digamos Dinamarca. Pues como en cualquier otro lugar, hay mucho margen de mejora. Pero con el carácter político de nuestro país, como en muchos otros, es difícil mejorar.

¿Y cómo está el futuro del Departamento Q? Carl, agotado; Rose, enferma y Assad hundido...
Ja ja. Tienes que leer la siguiente novela para entender toda esta situación.

Hasta el momento, sus novelas tienen tendencia a cumplirse. Pasó con Natascha Kampusch y con los atentados de Niza o Barcelona. ¿No le da miedo cuando escribe que la historia se vea reflejada en la realidad?
Gracias por darte cuenta. Siendo honesto, me ha sorprendido. Lo que intento hacer es entrar en la historia que hay detrás de todas esas informaciones que nos llegan a través de los medios. Intento llevarla al siguiente nivel y a lo mejor a uno más. Imaginar lo que podría suceder. Y eso, intentando todo el tiempo hacerlo creíble. Hay momentos en que pienso en cosas que simplemente no quiero escribir, para no darle ideas a nadie. Así es que sí, a veces tengo miedo de lo que pueda pasar.

En ‘La víctima 2117’ vuelve a Irak y a Abu Ghraib. ¿Fue la campaña de Bush el inicio de todos los males?
A mi entender, el mayor error de entrar en el conflicto de Irak fue que no se solicitó la orden de la ONU. Este proceso garantiza más reflexión antes de entrar en una cosa tan drástica. Yo creo que Naciones Unidas no hubiera dado esa orden y esta situación perseguirá durante mucho tiempo a la comunidad internacional.

¿Cómo contribuyó Dinamarca a la invasión de Irak?
Formó parte de la coalición liderada por Estados Unidos en lo que representó una ruptura histórica con la tradición danesa, ya que Dinamarca, durante muchos años, solo había participado en esfuerzos militares para el mantenimiento de la paz. A mi entender, esta ruptura fue un gran error.

¿Es un mundo peor el actual?
Creo que sí. La ONU es una parte esencial de la paz mundial y tenemos que trabajar en este marco.

¿Qué otros problemas sociales le quitan el sueño?
Cualquier tipo de abuso de poder ya sea de un órgano gubernamental, una empresa o simplemente entre personas. No puedo soportar que alguien utilice su posición para hacer daño a los demás.

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