Juzgado por acostarse con menores y darles droga

Presuntamente vendía estupefacientes a adolescentes. Se enfrenta a 31 años de cárcel

18 enero 2022 19:30 | Actualizado a 19 enero 2022 11:01
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Vendía toda clase de droga a adolescentes e incluso las convencía para que mantuvieran con él relaciones sexuales en su domicilio de Campclar. La situación terminó después de que una de las jóvenes denunciara el caso ante los Mossos d’Esquadra y estos procedieran a registrar la vivienda. Así lo relata la Fiscalía de Tarragona en su escrito de acusación. En el mismo pide un total de 31 años y tres meses de prisión para el encausado: nueve años y once meses por cada uno de los dos delitos de abuso sexual a menor de 16 años, cuatro años más ¬y seis de libertad vigilada– por corrupción de menores y siete años y cinco meses por un delito contra la salud pública de sustancias que causan un grave daño a la salud. Además, se pide el pago de 20.000 euros a una de las menores por daños morales y que durante 46 años no pueda comunicarse ni acercarse a menos de 500 metros de la denunciante.

El acusado es un hombre de 37 años que ha obtenido la nacionalidad española. El fiscal asegura que se dedicaba al tráfico de drogas (marihuana, cocaína, hachís, anfetaminas y cristal), tanto en el propio domicilio de la calle Riu Llobregat de Campclar como en la vía pública. También las proporcionaba intencionadamente a menores de edad de forma gratuita para ganarse su confianza. Así, en numerosas ocasiones, entre verano de 2019 y agosto de 2020, facilitó dichas sustancias a jóvenes que tenían 13, 14 y 16 años, a pesar de conocer sus respectivas edades.

La tarde del 9 de agosto de 2020, el encausado contactó con una joven de 16 años, a quien conocía desde hacía uno. Quedó con ella en Salou, donde cenaron en una hamburguesería y después consumieron bebidas alcohólicas en un chiringuito de la playa. Sobre las 2.30 horas de la madrugada se marcharon al domicilio de él. La menor perdió su bolso, que contenía el móvil. Como ella tenía un gran desasosiego, él le prometió varias veces que le compraría otro.

Ya en el piso, el hombre le dijo que cogiera uno de los móviles que tenía y que le habían dejado los compradores de la droga a forma de pago. Pero ella lo rechazó. Ambos siguieron bebiendo alcohol en compañía de otro hombre, que acababa de comprar cocaína. Ella consumió cocaína y porros ante la insistencia del procesado, mientras el encausado empaquetaba la droga en papelinas. El acusado y la menor mantuvieron relaciones sexuales «aprovechando que ella no era consciente de lo que sucedía a raíz de la previa ingesta de bebidas alcohólicas y drogas». Más tarde ella se despertó y vio que estaba medio desnuda.

A las once de la mañana, el encausado volvió a insistir a la menor que le compraría un móvil, aunque a cambio tenía que mantener de nuevo relaciones sexuales, a lo que ella accedió. Se marcharon a Reus y Salou supuestamente para comprar el teléfono. En esta última localidad, cuando los dos iban en patinete eléctrico, él dijo que tenía que ir a su casa a por más dinero. Ella desconfió, él le dio un empujón y se marchó del lugar, abandonándola.

Segunda víctima

En la noche siguiente, día 11, el acusado contactó con otra menor, de 15 años, para que fuera a su piso para enseñarle los móviles que tenía. Ella acudió en compañía de otra amiga menor de edad. Ambas estuvieron consumiendo alcohol y drogas porros, pastillas y cocaína mientras él preparaba las papelinas para vender. A las 3.50 horas del día siguiente se marcharon y regresaron al cabo de dos horas, donde siguieron consumiendo. Durante aquella noche fueron varias las personas que acudieron a la casa a comprar hachís y cocaína.

Pero el mismo día 11, la primera joven acudió a los Mossos d’Esquadra a denunciar su caso. Ante ello, los agentes, a las seis de la mañana del día siguiente, entraron en el piso. El acusado intentó encerrarse con las dos menores en el dormitorio, pero los policías lograron impedirlo.

Durante el registro se decomisaron dos revólveres con munición de fogueo, una pistola de aire comprimido, una pistola eléctrica, cinco navajas, seis móviles, una tablet, tres relojes, un ordenador portátil, una defensa extensible, una cámara de videovigilancia, etc.

El acusado padece un trastorno disocial de la personalidad y un trastorno por consumo de drogas. Ya había sido condenado el 22 de marzo de 2011 por la Audiencia de Tarragona por un delito contra la salud pública a un año y medio de prisión, pena que fue sustituida por una multa.

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