Juzgado un clan serbio que cultivaba maría en casas alquiladas

El fiscal pide para los cinco procesados nueve años y medio de prisión

01 septiembre 2019 16:10 | Actualizado a 01 septiembre 2019 16:13
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Cinco ciudadanos de origen serbio se sentarán entre el 19 de septiembre y el 2 de octubre en el banquillo de acusados de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Tarragona para ser juzgados por su supuesta implicación en una red que alquilaba inmuebles para dedicarlos al cultivo de marihuana en localidades del Camp de Tarragona. El fiscal solicita para cada uno cuatro años y medio de prisión y multa de 200.000 euros por un delito de tráfico de drogas que no causan grave daño a la salud, cinco años más por pertenencia a organización criminal y finalmente multa de 9.000 euros por un delito continuado de defraudación de fluido eléctrico.

Los acusados, según el escrito del Ministerio Público, se concertaron –con otras personas no identificadas– para venir a España con la finalidad de alquilar distintos inmuebles, que posteriormente rehabilitaron con las instalaciones necesarias para creación de plantaciones interiores de marihuana. Procedieron a la adquisición de material destinado al cultivo indoor, como lámparas, transformadores digitales, aparatos de ventilación, fertilizantes y potenciación, material para el empaquetado y envasado, semillas y esquejes, etc. Los procesados utilizaban tres vehículos.

La banda alquiló tres inmuebles: un chalet en el Camí de la Cuixa de Tarragona –cuyo alquiler costaba 26.400 euros anuales–, otra vivienda en Vinyols i el Arcs y una tercera en la avenida De les Flors de la urbanización Masies Catalanes de Alcover –mil euros mensuales–.

Dos de los procesados llevaban la parte logística y los cinco se encargaban de la actividad diaria de mantenimiento y cuidado de las plantaciones, además de la vigilancia de las viviendas.

El 2 de marzo de 2016 se tuvo conocimiento de que podría haber una plantación de marihuana en el interior de la vivienda de Tarragona. Se trata de una casa de alto standing, en el interior de una urbanización privada con acceso a través de una puerta automática de uso exclusivo para los residentes de las siete viviendas.

Desde el exterior
Las investigaciones detectaron un ruido continuo de los aparatos electrónicos de ventilación instalados en la parte superior del inmueble. Asimismo se apreciaba desde el exterior un fuerte olor a marihuana. Además, Endesa emitió un informe apuntando que el consumo era diez veces superior al habitual de una familia de cuatro miembros.

 La vigilancia policial permitió seguir los pasos de los sospechoso y ver cómo compraban los productos para el cultivo. Finalmente, el 31 de mayo de este año el Juzgado de Instrucción número 4 autorizó las entradas y registros, que se realizaron simultáneamente a las seis de la madrugada del 2 de junio. En Alcover se encontraron 479 plantas en un sótano y otras 182 en el garaje, con un peso total de 106 kilos; en Tarragona había un sótano con siete habitaciones, en las que se hallaron 1.666 plantas –de 212 kilos– y 1.391 gramos de cogollos, y en la planta baja de la casa de Vinyols i els Arcs había cuatro habitaciones con 810 plantas –70 kilos–, además de 1.572 gramos de cogollos de marihuana.

 Además de la droga, se incautó mucho material: teléfonos móviles, ordenadores portátiles, navegadores GPS, placas reflectoras, ventiladores, filtros, aparatos de aire acondicionado, humidificadores, trituradoras, productos químicos, centenares de macetas de plástico, una cámara fotográfica, una máquina de envasar bolsas al vacío, decenas de botellas de fertilizante, etc. A todo ello hay que añadir los tres vehículos que usaban.

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