Kilos navideños

Salud. Tener una planificación previa de las comidas de estas fiestas nos ayudará a mantener nuestro peso a raya

24 diciembre 2018 11:30 | Actualizado a 27 febrero 2019 11:17
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Mesas kilométricas a rebosar de comida que no cabe ni un alfiler. Esa imagen se repite a lo largo de las fiestas. Manjares exquisitos que se deshacen en el paladar y sobremesas eternas alrededor de dulces. Quizá ahora tenga ganas de ello, pero acabará cansado hasta la saciedad. Cansado y con unos kilos de más. Forma parte de la cultura navideña.

Para que la secuencia de comida en comida no se convierta en un drama pasado Reyes se pueden llevar a cabo pequeños gestos simples, nada de milagros, y así superar las navidades sin sentirnos fuera de peso.  Rosa Baró, dietista y nutricionista de la clínica Alomar de Reus, recomienda que «sabiendo los días de fiestas y las comidas que tenemos fuera de lo habitual, lo mejor es tener una planificación». Navidad, Sant Esteve, fin de año, Reyes, comidas de empresas, grupos de amigos o teatro, etc. Tantas comilonas exigen una planificación para que las fiestas no se pasen de kilos.

«No desayunar si después tienes una comida especial no es lo ideal porque entonces cuando tienes hambre comes más. No sirve de nada compensar porque a largo plazo no se pierde de peso. Además, crea sensación de más necesidad, sobre todo de dulce o salado porque los alimentos de estos días no son precisamente verduras o frutas. Así que se trata de ser conscientes de estas comidas extra, saber qué comeremos y qué no para planificar el resto del día», analiza Baró. 

También se recomienda que esta planificación se compagine con la actividad física. Son días de sobremesas largas y el sedentarismo alrededor de la mesa con dulces a la vista lleva a comer por simple aburrimiento. «No hace falta salir a correr muchas horas, sino salir a caminar, pasear por un pueblo y disfrutar de las luces y actividades navideñas. También está la opción de aprovechar estas fechas para hacer deportes de invierno que no se pueden hacer el resto del año o por ejemplo correr una San Silvestre, ya que conlleva un entrenamiento previo y cuidado de la alimentación», valora la nutricionista.

Los alimentos beneficiosos para salud y de temporada no suelen estar presentes en las mesas navideñas. «Queda raro ver frutas y verduras de la época, como son los cítricos, naranjas o mandarinas, o las alcachofas en comidas en las que predomina la abundancia. Quizá alguna fruta exótica como la piña, o ensaladas con salsas o incluso algún espárrago. Pero en definitiva los alimentos saludables brillan por su ausencia en Navidad».

A diferencia de las frutas y las verduras, el marisco sí que suele ser un invitado especial en los manjares navideños: «Es un producto diferente y extraordinario, que es correcto si se consume poco, pero estos días nos pasamos de cantidad y entonces nos afecta disparando los niveles de colesterol y ácido úrico. Además, debido a la porquería que hay en mares y océanos, ingerimos metales pesado como el mercurio y el cadmio -sobre todo en la cabeza de los moluscos- que se quedan en nuestro cuerpo».

La mala alimentación de estas fechas nos afecta directamente a nuestro organismo. Según argumenta Rosa Baró, «hay un exceso de sales, grasas y azúcares que nos lleva a una digestión más dificultosa y problemas de acidez. Una mala digestión nos provoca estar más fatigados, cansados y sensación de malestar. Esto nos impide dormir bien, por lo que al día siguiente no hay ganas de hacer ejercicio por haber descansado mal. Es una rueda. No me encuentro bien y mañana vuelvo a los malos hábitos.

«Llevado al extremo se pueden descontrolar los niveles de azúcar y es peligroso para personas con diabetes -prosigue nuestra nutricionista-. También tienen que ir con cuidado las personas con problemas de colesterol o triglicéridos. Al final estamos aportando al cuerpo un extra de energía que puede repercutir en un aumento de peso». 

Dejar las sobras en la nevera es otro de los peligros. «Es mejor guardarlas en el congelador para más adelante, pero no hay que comer sobras cada día porque ese poquito diario contribuye a un aumento de energía y de peso». Para no ser víctimas del hambre en los restaurantes una solución es escoger el menú previamente. Nuestra nutricionista lo aconseja dado que «una decisión previa es más consciente que no justo antes de comer cuando el hambre aprieta. Si podemos escoger el menú unos días antes valoraremos más el criterio de proporción salud y complementar bien primer y segundo plato, si lo decidimos in situ podemos repetir carnes o pastas con más facilidad».

El alcohol, bien lejos

Las bebidas con alcohol y azúcar aportan un montón de calorías vacías que, además de engordar, modifican la saciedad y el apetito, lo que conlleva a comer más. «No hay que olvidar que la bebida principal de hidratación es el agua. Se puede cambiar su presentación con alguna fruta o infusión u optar con agua con gas para darle un toque festivo. Es prioritario empezar con agua y dejar el resto de bebidas al margen. Hay que tener un control máximo de las bebidas con alcohol y azúcar», apunta Baró.

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