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La CUP más pragmática ha decidido dar un paso hacia atrás, ceder en sus lineas rojas y tragarse más de un sapo para permitir que Pau Ricomà (ERC) pueda aprobar este viernes sus primeras cuentas como alcalde de Tarragona. Al final, después de varias semanas reivindicando una «negociación real», la cabeza pudo al corazón cupaire y– mediante dos síes «críticos»– Laia Estrada y Eva Miguel avalarán el presupuesto del gobierno de Esquerra y En Comú Podem, evitando de esta manera - con Junts per Tarragona- la prórroga que habría dejado la mayoría «del cambio del 15 de junio» en una debilitada situación.
El sprint de reuniones que republicanos, comunes y anticapitalistas han llevado a cabo desde el pasado lunes ha derivado finalmente en un acuerdo político que se materializará en un paquete inversor de un millón de euros, que se gestionará al margen del presupuesto que se aprobará este viernes en el Saló de Plens. Las condiciones cupaires, sin embargo,no aparecen en las previsiones de 2020, por lo que a lo largo del próximo año deberán realizarse numerosas modificaciones presupuestarias. Además, las partidas económicas de cada uno de los aspectos también será inferior a las exigencias que Estrada y Miguel habían establecido como «lineas rojas».
Xavier Puig (ERC): «Tenemos miradas diferentes para un mismo impulso. El presupuesto de 2021 lo empezaremos a trabajar en enero»Así, de los 1,7 millones de euros que la CUP se había marcado como mínimo para influir en las cuentas aprobadas en la comisión del pasado viernes, finalmente esta cantidad será un 40% inferior: 1.035.000 euros. Del del millón de euros que pedían para rehabilitar pisos vacíos para que se usen como vivienda social, finalmente serán 600.000 euros los que se destinarán para ello.
Carla Aguilar-Cunill: «Agradecemos la responsabilidad por llegar a un acuerdo. Las cuentas apuestan por el feminismo»Asimismo, de los 700.000 euros solicitados para educación, estos se canalizan ahora en 425.000: unos 200.000 para el Projecte Educatiu de Ciutat –se exigían 300.000–, 125.000 para los Casals Municipals d’Estiu (también se valoró como linea rojo otros 300.000) y los 100.000 para las becas comedor, que sí que se cumple. Pese a ello, la CUP renuncia a los 60.000 euros para que el Consistorio se persone en los «casos de corrupción», citando los ejemplos del coaching, el Jaume I o la Budellera.
«No son los presupuestos que habríamos deseado, pero debíamos aprovechar la oportunidad para pactar propuestas que consideramos prioritarias para la ciudad», afirma Laia Estrada, quien reivindica como aportaciones de las cupaires los 200.000 euros para la calidad del aire, la apuesta por realizar el estudio paisajístico de la Anella Verda o los 10.000 para adquirir mesas, sillas o equipos de luz para ceder a las entidades gratuitamente.
Laia Estrada (CUP): «No son nuestros presupuestos, pero pactamos propuestas prioritarias para la ciudad»Xavier Puig, de Esquerra, enfatiza la «responsabilidad histórica» de «tirar hacia adelante el cambio en la ciudad» e hizo «autocrítica» del proceso de negociación, que ha derivado en el viacrucis final para desencallar la situación. «Llegamos en junio, tuvimos que situarnos y, encima, no habíamos hecho nunca el presupuesto. El próximo año seguro que no nos pasará lo mismo. En enero, ya empezaremos a trabajar», asegura.
Carla Aguilar-Cunill, de los Comuns, destaca la «responsabilidad» de haber llegado a un acuerdo para contar con unas cuentas «que son del cambio y que apuestan por políticas feministas que nos permitirá tener una ciudad culturalmente más activa».
Las tres formaciones se reunirán cada dos meses para evaluar el grado de cumplimiento del acuerdo. Esto sí, sin negociar ningún posible pacto para incorporar a la CUP al ejecutivo municipal. Juntos pero no revueltos.
