La Covid-19 retrasa el inicio de las obras del nuevo Hospital de Tarragona

El calendario se ve alterado por la pandemia, pese a que desde la Generalitat aseguran que la inversión está garantizada. Estaba previsto que los trabajos empezaran a mediados de año

12 agosto 2020 19:10 | Actualizado a 13 agosto 2020 07:00
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La pandemia modificará el calendario previsto para la construcción del nuevo Hospital Joan XXIII de Tarragona. Así lo asegura el gerente de la Regió Sanitària del Camp de Tarragona, Ramon Descarrega, quien, a la vez, deja claro que la inversión continúa garantizada, pese las consecuencias económicas derivadas de la Covid-19. Según el timing presentado hace unos meses por el Departament de Salut, el despacho de arquitectos tenía que entregar el anteproyecto global y el proyecto ejecutivo en abril. La previsión era que las obras empezarán a mediados de este año. Pero, por el momento, ni proyecto entregado ni máquinas en las inmediaciones del parque sanitario. El nuevo Hospital Joan XXIII vuelve a encontrarse con una piedra en el camino.

Pese a ello, Descarrega insiste en qué «no hay nada suspendido. Solamente podemos hablar de qué hay cosas que se están demorando por la situación que vivimos. La pandemia ha afectado en todos los aspectos». El gerente de la Regió Sanitària del Camp de Tarragona no asegura que las obras empiecen este año. La previsión era que los trabajos referentes a la primera fase –la construcción de un edificio de 40.000 metros cuadrados que sustituya al actual– estuvieran listos en el año 2023. Con esta demora, se desconoce cuando empezará a andar el nuevo equipamiento.

"No hay nada suspendido. Solo hablamos de qué hay cosas que se están demorando"

Lo que sí defiende el gerente es que la inversión está más que asegurada, pese a que las cuentas del presidente Torra no la contemple. El motivo, según Descarrega, es que los 48,5 millones de euros comprometidos para la primera fase del nuevo hospital están contemplados en el Pla Econòmic i Financer, aprobado en junio de 2018. «Se trata de una cantidad reservada para este proyecto. En función de cómo vayan avanzando las obras, iremos gastando el dinero», explica Descarrega, quien añade que «es un procedimiento habitual en casos como este, en los que no sabemos cuánto dinero gastaremos al año». Descarrega concluye que «la partida está asignada y reservada y se irá utilizando a medida que se ejecuten las fases».

Por el momento, el gerente de la Regió Sanitària del Camp de Tarragona no se atreve a hablar del calendario. Descarrega relata que, ahora, los técnicos trabajan para decidir dónde instalar el helipuerto provisional del hospital, teniendo en cuenta que el nuevo edificio central se construirá sobre la pista de aterrizaje actual. «Son asuntos operativos de vital importancia, ya que no podemos dejar el hospital sin este servicio mientras duren las obras», apunta Descarrega.

"Desconfiamos totalmente. Ya hemos visto 4 o 5 proyectos, con su maqueta y su presupuesto"

Derruir edificios

La propuesta Entre Places, realizada conjuntamente por tres despachos de arquitectura –Sanabria&Planas-Gallego Arquitectos, SLP-CDB Arquitectura y SLP-Mario Corea Arquitectura–, fue el proyecto ganador para redactar y dirigir la obra. La idea es derruir aquellos edificios que se encuentran prácticamente obsoletos y construir uno de nuevo. Los únicos inmuebles de todo el parque sanitario que no se demolerán serán el C –donde actualmente se encuentran las Urgencias–, y el del Sociosanitari Francolí. La fisonomía del hospital cambiará radicalmente. El plan incluye un nuevo edificio de 40.000 metros cuadrados, que tendrá siete plantas, 16 quirófanos y 245 camas de hospitalización.

Los sindicatos, incrédulos

Por su parte, los sindicatos no acaban de creerse que, en un plazo de tres años, el nuevo hospital ya sea una realidad. Tani Francesch, delegada sindical de Metges de Catalunya, explica que «no confiamos en qué un día podamos ver un parque sanitario como los ciudadanos del Camp de Tarragona se merecen. Ya hemos visto, al menos, cuatro o cinco proyectos con su maqueta y su presupuesto correspondiente. Siempre hay un motivo u otro para tirarlo atrás». Francesch añade que «responsables de salud, de diferentes épocas y colores políticos, han reconocido en privado que el Joan XXIII es el hospital público de Catalunya en peores condiciones. Solo se han dedicado a poner parches en un equipamiento que hace aguas». Para Metges de Catalunya, «la inversión debería ser de máxima prioridad».

Por su parte, desde el Grup de Treball en Defensa de la Sanitat Pública, su portavoz, Montse Sans, opina que no servirá de nada invertir en una infraestructura, si no se apuesta por mejorar los recursos humanos. «¿Qué sentido tiene construir un edificio nuevo y mantener los pocos servicios que hay en la actualidad?», se pregunta Sans, quien exige financiación para «acortar, de una vez por todas, las listas de espera que tiene el Joan XXIII».

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