La Escola Joan XXIII refuerza su apuesta por la formación online

La formación online se ha convertido en uno de los ejes de crecimiento de la Escola Joan XXIII. Este centro pionero en la demarcación ponía en funcionamiento el primer ciclo virtual de estas características el pasado curso, una oferta que ahora se ha incrementado con tres nuevos grados superiores.

Los nuevos ciclos forman parte de dos familias de formación. Por un lado, la financiera, con los cursos de Administración y finanzas y Asistencia de dirección. Mientras que, por el otro, se está potenciando la rama comercial, con los cursos de Gestión de ventas y espacios comerciales y el de Marketing y publicidad. Éste último es el que se estrenó el año pasado y, tras la elevada demanda que registró, se ha cogido como modelo. 

Cuando el año pasado se puso en marcha la iniciativa, se matricularon un total de 22 alumnos. Otros 24 comenzaron en octubre, cuando empezaron las clases virtuales de los módulos comerciales, mientras que ahora está abierto el periodo de captación para que este enero pueda ponerse en funcionamiento el bloque financiero. Y es que otra de las grandes diferencias respecto a las clases presenciales es que, en este caso, el Departament d’Educació –que es el que valida los contenidos, otorgándoles oficialidad– permite más flexibilidad en el calendario. «La idea es que más adelante cada alumno pueda matricularse cuando quiera y hacerlo según sus necesidades», decía el subdirector de la Escola Joan XXIII, José Luis Espallargas. 

La formación virtual ha supuesto que este centro que principalmente captaba alumnos del área de Tarragona, ahora también los atraiga desde Barcelona, Girona y el resto del Estado. De momento, el porcentaje de este último grupo aún es simbólico. No obstante, el objetivo es poder «ir ampliando el abanico» y uno de los primeros pasos que se ha dado ha sido que la web de la escuela y los materiales estén disponibles en castellano. Además, para despertar el interés en alumnos de fuera de Catalunya, el centro paga el desplazamiento de estos estudiantes cuando, cada seis meses, tienen que venir a examinarse de forma presencial.

En cuanto al perfil de los estudiantes, éste también muestra algunas particularidades. «En general estamos hablando de gente de entre 30 y 40 años, que ya trabaja y que quiere promocionarse o que la empresa se lo pide», describe Espallargas. Los materiales para el primer curso de cada uno de los bloques son compartidos y no es hasta el segundo curso cuando se hace la especialización. Esto ha facilitado su implantación, mientras el centro lo promociona como una de las principales ventajas para sus alumnos. «Permite que en tres años puedan sacarse dos títulos o que la persona que ahora acabará el grado, de forma presencial, con un año más desde casa puede tener una segunda titulación», explica José Luis Espallargas.

Para los profesores también supone un cambio. Reciben formación para dar clases sin alumnos. Aunque esto no significa que el contacto sea inexistente. A través de un chat pueden recibir preguntas en directo. «No queríamos mandar los materiales y que los estudiantes solo tengan que hacer unas actividades. El contacto es directo y próximo», sentencia el responsable del proyecto.