La Escola L’Arrabassada no estará lista hasta, como mínimo, pasado el verano

La intención de la Generalitat era que los alumnos pudieran empezar el curso 2020-21 en las nuevas instalaciones. Ahora, la promesa peligra tras problemas imprevistos sobre el terreno

11 enero 2020 07:30 | Actualizado a 22 enero 2020 12:39
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Las obras de la nueva Escola L’Arrabassada no estarán listas en marzo, tal como se había comprometido siempre la Generalitat. La empresa encargada de los trabajos –Benito Arnó e Hijos– se ha encontrado con problemas técnicos sobre el terreno que retrasan la entrega de las llaves. Estaba previsto que los alumnos que actualmente están en barracones pudieran trasladarse al nuevo equipamiento en septiembre de 2020. Pero, ahora, con los últimos acontecimientos sobre la mesa, la cosa no está tan clara. Actualmente, la Generalitat –ente titular de las instalaciones– se encuentra a la espera de un informe por parte de la empresa, que dará más pistas sobre el futuro del colegio. Por su parte, los familiares de los alumnos dicen basta y no descartan llevar a cabo acciones de protesta.

El centro educativo lleva 13 años ofreciendo las clases en barracones. La lucha del equipo directivo, profesores y padres para hacerse con un equipamiento digno es memorable. Después de superar toda clase de obstáculos, las obras empezaron en mayo de 2018 en la calle Mercè Rodoreda. El coste de la actuación es de más de 4,5 millones de euros y, en un principio, estaba previsto que los trabajos durasen 22 meses. El primer problema surgió a principios del año pasado, cuando las obras quedaron frenadas. En verano, la cosa volvió a coger ritmo hasta ahora. «Como mucho vemos dos o tres operarios por allí, mirándose la obra, pero nada más. Ni máquinas ni grúas en funcionamiento», asegura el presidente de la Associació de Veïns de la Vall de l’Arrabassada, Josep Maria Bertran.

Alguna cosa no va bien. Jean-Marc Segarra, director de los Serveis Territorials d’Ensenyament a Tarragona, asegura al Diari que las obras del nuevo equipamiento van atrasadas por un problema técnico. «Resulta que hay más rocas en el terreno de lo que en un principio parecía. Es un tema del subsuelo», apunta Segarra, quien añade que los timings se han visto afectados. Estaba previsto que las obras acabasen en febrero y que, en marzo, la Generalitat entregara las llaves al centro educativo y así aprovechar las vacaciones de Semana Santa para hacer el traslado. Ahora, Segarra asegura que hasta finales de agosto los trabajos no estarán listos. «Estoy a la espera de una reunión y de un informe de los arquitectos. Entonces sabré más exactamente sobre los plazos», reconoce el director de los Serveis Territorials.

La pregunta ahora es si habrá tiempo suficiente para poder hacer el traslado para que los alumnos puedan empezar el curso 2020-2021 en las nuevas instalaciones. El próximo 22 de enero, Generalitat se reunirá con el equipo directivo y la asociación de padres de la Escola L’Arrabassada, con la intención marcar el calendario e informar de la situación.

Falta de información

«Necesitamos saber qué pasará y cuándo estará listo el nuevo colegio. Tenemos que planear el próximo curso y, con esta incertidumbre, se nos hace muy complicado», dice la presidenta del AMPA de la Escola L’Arrabassada, Arianna Ciurana, quien denuncia, sobre todo, la falta de información por parte de la Generalitat. Ayer, los familiares de los alumnos celebraron la asamblea anual. Como no podía ser de otra manera, el tema del nuevo equipamiento protagonizó el encuentro. Actualmente, el centro dispone de servicio de catering de comedor, cosa que podría cambiar a partir del año que viene porque las nuevas instalaciones tienen cocina. «Pero claro, si no sabemos si nos trasladaremos o no, no podemos decidir cómo afrontar el contrato de comedor», explica Ciurana. Lo mismo pasa con el Casal d’Estiu o con las actividades extraescolares. La incertidumbre sobre el futuro del nuevo centro no permite al AMPA planear el próximo curso.

«Estamos desilusionados. Después de tantos años de lucha, hubo una chispa de ilusión. Empezaron las obras y ya teníamos el caramelo en la boca cuando, de pronto, vemos que la cosa vuelve a paralizarse», explica Ciurana, quien alerta de que «ya nos hemos cansado de ser benevolentes. No descartamos llevar a cabo alguna acción reivindicativa para mostrar nuestra protesta».

Por su parte, el estado de las obras preocupa también a la Associació de Veïns de la Vall de l’Arrabassada. «No puede ser que los alumnos pasen otro año entre barracones. Ya son demasiados. Nos prometieron que, en septiembre, el nuevo equipamiento estaría funcionando y ahora parece que no será así», asegura Josep Maria Bertran, presidente de la entidad vecinal, quien pide apoyo al Ayuntamiento para solucionar la cuestión. «Al fin y al cabo, es un problema de barrio, pero también de ciudad. Cabe tener en cuenta que es la única escuela pública desde La Móra hasta El Miracle», opina Bertran.

El instituto

El atraso en las obras del colegio implicará también la demora del proyecto del nuevo instituto, previsto justo al lado. La Generalitat anunciaba hace unas semanas que, el año que viene, el centro de secundaria sería una realidad, después de que el Ayuntamiento cediera los terrenos municipales al ente autonómico. La idea es que las nuevas instalaciones acojan grupos de la ESO. La duda es si el instituto también incluirá los dos cursos de bachillerato. El objetivo es descongestionar un poco el Institut Martí i Franquès, y facilitar la vida a los jóvenes de Llevant, que se ven obligados a recorrer diez kilómetros para ir a clase. Por su parte, desde el AMPA aseguran no tener información sobre el nuevo proyecto y piden a la administración que tenga en cuenta las opiniones y necesidades de la comunidad educativa a la hora de construir el centro.

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