La Generalitat quiere licitar en enero el uso del edificio del Iot

Los actuales gestores presentan alegaciones y convocan un último acto para el viernes

28 noviembre 2018 08:24 | Actualizado a 30 noviembre 2018 13:27
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La Generalitat de Catalunya sacará a concurso público el próximo mes de enero el edificio de la Platja Llarga que, hasta este viernes, ocupan los restaurantes del Iot y el Tòful de Mar. Ayer, la Comissió Territorial d’Urbanisme del Govern dio un nuevo paso, tras aprobar la memoria técnica presentada por parte del Ayuntamiento de Tarragona en la que la administración municipal da el visto bueno para que el inmueble continúe albergando –de manera temporal– el uso de bar-restaurante mientras no se elabora el Pla Especial de toda la Ciutat de Repòs i Vacances.  De esta forma, los técnicos de la Plaça de la Font dan el OK para que el uso  sea compatible con la calificación que la finca tiene en el Pla d’Ordenació Urbanística Municipal (POUM), que es de «sistema de equipamiento de titularidad pública», según se indica en el informe analizado ayer por parte de los especialistas de ambas instituciones. 

Tras el trámite administrativo de este martes, la corporación autonómica sigue el curso previsto para convocar una licitación provisional a principios de año, para que se adjudique el uso antes de Setmana Santa a los nuevos gestores y que, de esta forma, el edificio de la Platja Llarga no se quede vacío y vuelva a estar en funcionamiento antes del próximo verano. 

De hecho, lo que se hizo ayer fue facultar al Ayuntamiento de Tarragona para que, una vez adjudicado el concurso público, pueda otorgar de nuevo una licencia provisional hasta que se elabore el plan defintivo de toda la Ciutat de Repòs, incluida la zona deportiva y la residencial. En este sentido, Generalitat y Ayuntamiento discrepan sobre quién debe realizar este trabajo de planificación urbanística. El uno dice que debe hacerlo el otro.   

«Todo se mantendrá, de manera provisional, tal y como está ahora. En la reunión he preguntado si, mientras se licita, se cerrarán los dos emplazamientos, pero no he obtenido ninguna respuesta», afirmaba ayer el concejal de Urbanisme del Ayuntamiento de Tarragona, Josep Maria Milà (PSC), quien reitera que «existe un acuerdo con la Generalitat para que sean ellos los que redacten el plan especial de toda la finca».  

En la comisión de ayer también se acordó que, antes de conceder la licencia, los concesionarios actuales deberán aportar a la Generalitat un documento en el que aceptan el cese de sus usos, así como que «deben dejar el espacio tal y como lo encontraron en un inicio», derribando si es necesario «las obras que se han realizado».

Ayer, el delegado del Govern en el Camp de Tarragona, Òscar Peris (ERC), remarcó que el paso dado ayer «es un trámite más para poder sacar a concurso el uso provisional». En este sentido, el máximo representante del Govern enfatizó su voluntad para que el trámite se lleve a cabo «con igualdad, transparencia y la libre concurrencia de todos los licitadores», y valoró que el informe favorable aportado por parte del Consistorio tarraconense «permite acelerar el proceso para iniciar el concurso público» después de Navidad.   

El viernes, el último intento
Por otra parte, los amigos, clientes, familiares y curiosos de los restaurantes del Iot y del Tòful de Mar han convocado para este viernes la fiesta D’aquí no ens movem!, que pretende evitar el cierre anunciado de los dos establecimientos este día 30 al finalizar su contrato de alquiler de ambos negocios con la Generalitat de Catalunya. 

A lo largo de los últimos días ya circula por las redes sociales un cartel del acto, que se iniciará a las 12.30 horas y que se alargará hasta la noche «Todo el mundo está invitado a venir, es la última oportunidad que tenemos para hacer fuerza», indicaba ayer la propietaria del Iot, Nina Donato, quien lamenta que «el Govern no nos ha dado pie a nada». Por ello, los actuales gestores del espacio han alegado contra la resolución del Govern. «Legalmente debían notificarnos dos veces, pero sólo lo han hecho una y la publicaron directamente en su diario oficial», remarcaba ayer Donato, quien lamentaba que «cuando mi padre lo asumió en 1986 estaba previsto que el edificio se derribara». 

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