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No fue una movilización multitudinaria, pero ayer los vecinos de la Part Alta expresaron su malestar por el cierre de la última oficina bancaria que queda en el barrio. Lo hicieron con una protesta en las escaleras de la Catedral, a la que acudieron unas 34 personas que lucían la pancarta con el mensaje: «Busquem una oficina bancària que doni servei a la Part Alta. Un barri sense serveis no és un barri».
La indignación de los residentes y comerciantes se produce cuando CaixaBank informó que tiene previsto cerrar su sucursal en la calle Major a partir del día 19 de diciembre. Ahora mismo es la única entidad que queda, lo que hace que algunos vecinos ya se estén planteando sacar sus fondos de la entidad y cerrar la cuenta. «A título personal es lo que creo que deberíamos hacer. ¿Qué van a hacer los comerciantes que todas las mañanas van al banco a buscar cambio? Nos están obligando a irnos», decía Antonio Núñez.
La entidad ha manifestado su voluntad de mantener el cajero automático. Pese a ello, aún hay dudas sobre su ubicación. Los vecinos no creen que el banco esté dispuesto a mantener el local tan solo para un cajero y algunas de las propuestas pasan por que lo instalen en la sede del Antic Ajuntament o en la oficina del Patronat Municipal de Turisme. Dos opciones que de momento no se han confirmado. Además, los vecinos no creen que ésta sea la solución. «La media de edad es elevada, ¿cómo quieren que las personas que cobran la pensión hagan funcionar una máquina que te identifica a través de la retina?», señaló Àngels Tost. El presidente de la Associació de Veïns de la Part Alta, Manel Rovira, afirmó que se han recogido más de 300 firmas para evitar el cierre de la sucursal.
La oficina más próxima es la oficina del BBVA en la Rambla Vella. Pese a ello, algunos de los afectados temen que esta entidad también pueda tomar la misma decisión y que la Rambla Nova se convierta en la alternativa más próxima.
