La Rúa del Carnaval de Tarragona 2019 en imágenes

Empezaron a diseñar los trajes en octubre y durante los últimos cinco meses se habían reunido todas las tardes durante tres horas de talleres en las que recortaron, pintaron y cosieron cada uno de los  trajes. Sus cincuenta miembros llevaban una mochila con 300 plumas negras con purpurina hechas a mano y en la cabeza un gorro también de plumas, en este caso de pavo real de color azul. Los miembros de Spectrum Comparsa tan solo hace dos años que salen al Carnaval de Tarragona. Sin embargo, las panteras negras consiguieron lo que se habían propuesto: combinar el mundo salvaje con la elegancia. 

Alberto Vázquez ha estado pendiente del último detalle hasta el último momento. Y ayer era su día. Era el momento de sacar a relucir todo el esfuerzo realizado.  ¿Nervioso? «Más que nervios, son las ganas de empezar y pasarlo bien», aseguraba. Y vaya si lo hizo. Desde la cabecera de su grupo no paró ni un momento de marcar el ritmo mientras avanzaba por las calles de Tarragona.
 

La Rua de l’Artesania es un espectáculo de música y colores que ayer reunía a un total de 28 comparsas y a miles de personas. Éstas se encontraron a las 18 horas de la tarde en la calle Ramón y Cajal. En el ambiente aún se respiraba el calorcillo que había hecho a lo largo de todo el día. Y allí, vestidos de esquimales, estaban los padres y madres de la Escola Pràctiques. «El año pasado íbamos de campanillas y pasamos mucho frío, así que decidimos que teníamos que abrigarnos más», decía Yolanda Campanon. En este caso decidieron ir a lo práctico y los vestidos los habían comprado, aunque todo su esfuerzo lo pusieron en decorar la carroza con un iglú de grandes dimensiones.
 

Ayer también era un día especial para la comparsa La Unió de Sant Pere i Sant Pau. La nueva junta se estrenaba y lo hicieron luciendo un traje que rompía con los estándares clásicos del Carnaval. El negro no acostumbra a ser un color muy usual en esta fiesta. Sin embargo, los 87 vecinos de este barrio que participaron en la rúa se inspiraron en la Maléfica sin olvidarse de los cuervos y las princesas. «Este año toca hacer de malos. No es ninguna reivindicación, pero queríamos hacerlo para protestar por todo lo que está pasando», decía Lluïsa Marín. Cuando en el mes de septiembre empezaron a pensar en el Carnaval consideraron que «queríamos ser originales» y lucir el color negro. «Al final siempre te coge el toro, porque nos lo hemos hecho todo nosotros. Con las abuelas cosiendo y talleres comunitarios», explicaba.
 

Para el Club Maginet, el Carnaval de este año también ha sido muy especial. Era el primero sin su presidenta, Anna Mula, que pereció el pasado 3 de noviembre y ayer la recordaban con una pancarta en la que podía leerse el mensaje «Anna, sempre amb tu».

El carilló en la rúa
La sátira llegó un año más de la mano de La Murga Matutina, que este año se caracterizó de carilló. Sus miembros llevaban encima de la cabeza una reproducción del reloj del Mercat Central, con ls figuras del Àliga, el Lleó y los gegants que diseñó el joyero Joan Serramià. «Podíamos haber hecho las escaleras mecánicas de la Chartreuse, pero venimos a presentar el primer carrusel de España. Tenemos un carilló que es el hazmerreír de todas partes», decía Viki Gómez, mientras sujetaba la vara que le acreditaba como alcalde de la comparsa. En su tractor incluso había la pancarta con la cifra 90.000 euros, que es el coste que ha tenido el aparato que se estrenó el pasado 21 de noviembre. La Murga Matutina es de las pocas agrupaciones que cada año da un toque de reivindicación a sus disfraces. Además, se caracteriza porque durante el desfile no se escuchan los bafles con música estridente, sino que apuesta por la música en vivo de una charanga. Sus miembros iban con un traje de mecánico, para reparar las averías del carilló.
 

Intentar moverse durante el desfile es misión imposible. Las calles de Tarragona quedan colapsadas durante horas y horas. Para ello, lo más importante es salir de casa bien preparado. Y, en este sentido, hay personas que son auténticas expertas. Oriol Mata y Laia Puig acostumbraban a participar todos los años en la rúa. Sin embargo, este año están esperando un hijo y ambos decidieron darse un respiro.

Así es que, por primera vez desde hace mucho tiempo decidieron verla desde fuera. Iban con mantas, bocadillos y botellas de agua. «Llevamos de todo por si acaso. Hemos pillado un buen sitio y no queremos que nos lo quiten», decía ella. El buen sitio era sentados en el suelo. Eso sí, a primera fila. Ver como las responsables de dirigir la coreografía del Col·lectiu de dones de Sant Salvador de repente se les escuchaba un grito de satisfacción dándolo todo mientras bailaban o los aplausos que despertaba el Esplai Club Vaixell también tiene su qué.

 

Os ofrecemos esta galería de imágenes (y algunos vídeos intercalados) a cargo del fotógrafo del del Diari, Pere Ferré.