La Segunda República, congelada en la elegancia histórica del blanco y negro

Nuevo libro. El volumen ‘Tarragona, la Segona Repúbica’ recoge las imágenes significativas de la ciudad durante el período 1031-1936 y ya está disponible en librerías

18 abril 2021 18:10 | Actualizado a 19 abril 2021 05:17
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Una imagen siempre muestra más de lo que enseña y esta no es una excepción. La fotografía principal que ilustra esta página recoge un momento histórico del que esta semana se ha celebrado el 90 aniversario. El 14 de abril de 1931, una vez que los resultados electorales municipales confirmaron la victoria indiscutible de los partidarios de la Republica con 12.944 votos y un porcentaje del 72%, la Junta Local Revolucionaria recién constituida nombró, en calidad de interinos, al alcalde Pere Lloret y a Macià Mallol como gobernador civil.

Según confirman los historiadores, Lloret y Mallol se entrevistaron con el hasta entonces gobernador civil, Rafael Cudós, para solicitar el traspaso de los nuevos cargos electos y, posteriormente y cada vez más acompañados de una comitiva espontanea de partidarios, se dirigieron hacia el consistorio municipal. El mismo 14 de abril de 1931, el entonces director del Diari de Tarragona, Lluís de Salvador, estuvo presente en la manifestación y recogió sus impresiones afirmando que “nadie, sin haberlo vivido, puede hacerse una idea exacta de esta emoción que entonces sentíamos, empezábamos una nueva vida”.

La instantánea que ilustra esta página recoge el momento en el que una plaça de la Font llena —lo que nos hace suponer que eran miles las personas que acompañaban a los vencedores de los comicios— aclama a los nuevos gobernantes locales, que surgían de la burguesía emprendedora y de las clase media de la ciudad y que, durante los 48 meses siguientes, impulsarían importantes acciones en áreas básicas como obra pública, educación y cultura, entre muchos otros.

La fuerza de la memoria

Este período es el que abraza el nuevo libro que han elaborado los responsables de l’Arxiu Municipal de Tarragona, un título que recoge una gran gama de fotografías de la etapa republicana de la ciudad y que propone un paseo por la ciudad que fuimos entre 1931 y 1936, en un momento de cambio a todos los niveles que quedaría truncado por el inicio de la Guerra Civil, el 18 de julio de 1936.

El volumen ya se puede encontrar en librerías, está editado por Efadós y se compone por una cuidada selección de cerca de 160 imágenes del fondo y colecciones de l’Arxiu de Tarragona, la mayoría de ellas firmadas por el fotógrafo Hermenegild Vallvé. Los textos corren a cargo de director del Servei d’Arxiu i Documentació municipal, Jordi Piqué, y la periodista y técnica de l’Arxiu de Tarragona, Blanca Gas.

El mosaico de fotografías y textos nos sitúa en una localidad que, en abril de 1931, contaba con un censo de 31.000 habitantes, con un plano urbanístico muy delimitado en comparación con el actual, y que vivía a expensas de focos como la actividad portuaria y la triple capitalidad —provincial, arquebisbal y militar— actividades económicas que pronto sumarían la actividad de La Tabacalera, que empezó su actividad en 1932.

Según destaca Piqué, el libro quiere recoger lo que el mismo denomina como «un momento de renacimiento cultural, económico y social que la sociedad no recuperaría hasta la reposición de la democracia, después de la Guerra Civil». A través de varios capítulos, el lector puede sumergirse en algunos cambios urbanísticos impulsados por el gobierno republicano —como las excavaciones en el Amfiteatre, las obras del Passeig Arqueològic, la modernización del sistema de alcantarillas o el sistema de canalización de agua a través del Pou Franquès— o acciones singulares como la organización dels Concerts Natura del Mèdol o la escolarización masiva, a través de la acción de políticos influentes como Marcel·lí Domingo.

La imagen nos obliga a recordar, y a aprender. El libro saca el billete para viajar al pasado y disfrutar de fotografías de gran calidad que muestran la ilusión de una etapa que hoy aparece emmarcada por imágenes que nos acercan y nos alejan, al mismo tiempo, aquellas calles que tan bien conocemos y que, al ritmo de la actualidad, todavía nos plantean interrogantes que debemos resolver. Una vez más, para saber de donde venimos, es necesario bucear, y mojarnos, en las páginas del pasado .

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