La URV elabora vino siguiendo técnicas de hace 2.500 años

Los departamentos de Historia e Historia del Arte y la Facultad de Enología de la URV se han coordinado para seguir el proceso de elaboración de los íberos con uva de la finca de Mas dels Frares

17 diciembre 2018 18:53 | Actualizado a 13 marzo 2019 15:23
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La mejor uva de la variedad tempranillo sirvió para hacer una cosecha sin precedentes en las vides que rodean la bodega experimental Mas dels Frares, finca de la URV en Constantí.

Un vino al estilo ibérico, elaborado con las técnicas que se cree que se utilizaban hace 2.500 años. Este es el resultado de un proyecto de colaboración entre el grupo de investigación GRESEPIA, del Departamento de Historia e Historia del Arte y la Facultad de Enología de la URV, que han decidido combinar los conocimientos arqueológicos y enológicos para obtener este producto único.

“No es ni mucho menos un gran vino, pero nos permite seguir investigando para mejorarlo”, ha afirmado Jordi Diloli, investigador del grupo GRESEPIA y uno de los impulsores de la iniciativa.

El valor de este vino es el de haber sido elaborado siguiendo las técnicas que se cree que usaban los íberos a la antigüedad. La uva se pisó en un tonel antiguo y una vez obtenido el mosto, se dejó reposar en un espacio a temperatura constante para que empezara el proceso de fermentación. Tres semanas más tarde ya había llegado a los 12,5°. 

Los enólogos del Mas dels Frares extrajeron una parte del vino para analizarlo y hacer un seguimiento. Y el resto se guardó tal y como está documentado como hacían los íberos.

“Lo dejamos reposar en un ánfora de arcilla del Ebre hecha por un maestro artesano de Miravet”, un material muy poco poroso con el que ya casi no se trabaja y que permite que el vino respire pero sin que se derrame.

El vino ha estado reposando durando casi tres meses cubierto con una tapa de madera y una capa gruesa de tiza que impedía que entrara el oxígeno.

“No es un vino que embotellaríamos desde el punto de vista cualitativo, pero se puede consumir perfectamente”, ha apuntado el decano de la Facultad de Enología Joan Miquel Canals. “Tiene un gusto terroso que se nota más en nariz que en boca, derivado, seguramente, del tipo de fermentación que ha tenido”, ha añadido.

Se han producido un total de 12 botellas, una parte de ellas se las ha quedado el grupo de investigación GRESEPIA y la otra la facultad. A partir de ahora, se harán analíticas y catas con los estudiantes de Enología, que analizarán la evolución del vino desde que fermentó hasta que salió del ánfora.

De momento, se ha comprobado como el vino que ha pasado por el ánfora tiene mucho más color. Ahora se realizarán los estudios para averiguar la causa.

Esta es la primera prueba de un proyecto que tendrá continuidad y los investigadores implicados ya están pensando en la próxima cosecha. “De momento hemos encargado la fabricación de varios recipientes para cuando fermente el vino poderlo guardar en botellas de cerámica que iremos abriendo cada dos meses para comprobar así como se conserva durante todo un año”, ha apuntado Diloli.

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