La incidencia actual de la pandemia en el ámbito territorial de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y las recomendaciones fundamentadas de los expertos de la Universidad aconsejan reducir significativamente la presencialidad de los 14.000 estudiantes y más de 2.000 trabajadores en los campus para no contribuir a una propagación superior de la pandemia.
Por eso en una resolución emitida por la rectora se establece que la presencialidad de la docencia durante el primer cuatrimestre se restrinja a aquello que los docentes de las diferentes enseñanzas consideren imprescindible y se regulan las condiciones en que se tiene que desarrollar la actividad universitaria para el curso 2020-21.
Más concretamente, la resolución detalla que todas las enseñanzas de los diferentes ciclos (grado, máster y doctorado, así como la formación continuada y las enseñanzas conducentes a títulos no oficiales) se tienen que impartir en la modalidad de docencia mixta. Con este objetivo se han instalado cámaras en las aulas que permitirán grabar las clases y ser emitidas para los estudiantes que tengan que seguirlas desde casa.
Las facultades y escuelas tienen que decidir qué actividades serán presenciales en función de los requerimientos formativos, y se dará prioridad en el primer curso de grado (estudiantes de nuevo acceso) y a las actividades que durante el curso 2019-20 se han demostrado más difíciles de hacer de manera virtual, como por ejemplo prácticas clínicas, prácticas de campo, laboratorios o algunas evaluaciones.