La calle August de Tarragona: 100 metros de pena

Quince son los locales vacíos que hay en esta avenida peatonal y con una clara vocación comercial

04 abril 2021 06:10 | Actualizado a 04 abril 2021 09:45
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Quince locales cerrados en un tramo de cien metros. Es lo que ocurre en una de las avenidas con más vocación comercial de la ciudad. Se trata de la calle August, conocida entre los tarraconenses de más de cuarenta años como la calle del Simago –por un supermercado que había donde ahora está el Carrefour–. «Es una pena. Era una calle muy céntrica, donde había de todo: un súper, tiendas de ropa y restaurantes. Ahora, la mayoría de locales tienen la persiana bajada con el cartel de Se alquila», explica Lucía Martínez, una vecina de la Plaça Jacint Verdaguer.

La escena es desoladora. Todos podemos recordar la tienda de zapatos Las Américas, ubicada en la esquina de la calle August. Hace unos meses tuvo que mudarse a la calle Unió. O la mítica tienda de electrónica Andorra 3, donde todo tarraconense se compró su primer móvil. Tampoco podemos olvidar una hamburguesería franquiciada que duró apenas unos meses o las dos zapaterías Vives y Maripaz.

La mayoría de estos locales están vacíos y aparentemente en estado de abandono. Suciedad, excrementos de palomas y pintadas de mal gusto. Sin embargo, la esperanza es lo único que se pierde y algunos han optado por poner en marcha su proyecto de vida justo en esa calle.

Es el caso de Alex Gheorghe, quien abrió un negocio de ropa de segunda mano y de estilo vintage hace aproximadamente diez meses. «Son tiempos difíciles y los alquileres son caros. No me extraña que la gente decida abandonar el barco», opina Gheorghe, quien explica que su casero le ha bajado unos cuantos euros el alquiler. «He tenido suerte», explicaba.

Lourdes Ràfols ya es una veterana. Lleva nueve años vendiendo ropa en la calle August. «Hubo una crisis muy fuerte y, cuando todavía no nos habíamos recuperado, llegó la Covid-19, para acabarnos de hundir», explica Ràfols, quien se queja de que «en Tarragona no se fomenta el comercio de proximidad, y sí se defienden las grandes superficies, como son Les Gavarres». Ràfols coincide con el resto de empresarios sobre el precio del alquiler. «No hablo por mí, pero los propietarios de algunos locales se piensan que tienen un chollo», opina. Ràfols explica que está harta de tener que limpiar la acera de enfrente, donde hay un local vacío.

Pese a que la calle reúne casi todas las características necesarias para ser una vía comercial en condiciones –una avenida céntrica y peatonal–, lo cierto es que los empresarios aseguran que están atravesando por su peor momento.

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