La calle Orosi de TGN, tomada por la droga, los okupas y la Policía

Los vecinos aseguran que el origen del conflicto es el bloque 7 y la terraza de un bar, donde se trafica. La Guàrdia Urbana ha detectado que algunos carteristas se alojan en dicha vía

03 octubre 2018 19:14 | Actualizado a 04 octubre 2018 09:03
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La Policía cacheaba a dos hombres que tomaban algo en un bar de la calle D’Orosi. Minutos más tarde, los agentes se subían al coche patrulla y se iban. Esto es lo que ocurría ayer a la una del mediodía. Pero la realidad es que es el pan de cada día para los vecinos de esta calle ubicada entre la estación de trenes y Apodaca. Un edificio lleno de okupas, tráfico de drogas en la terraza de un bar, robos a domicilios, carteristas y un supermercado que vende alcohol las 24 horas del día. Este es el panorama que denuncian los vecinos, quienes aseguran vivir con miedo, a pesar de la presencia policial.

La calle D’Orosi es muy transitada, ya que une la estación de trenes con la Rambla Nova, arteria principal de la ciudad. Aparte del ruido habitual de las ruedas de las maletas, los vecinos también deben hacer frente a peleas continuas. Las discusiones se centran normalmente en la terraza de un bar de la calle, donde algunos vecinos aseguran que se trafica con droga. «Cuando ven llegar a la Policía, esconden el material debajo de los vehículos aparcados», asegura una vecina, quien añade que «los camellos son los mismos que provocan las peleas». 

Según los vecinos y comerciantes de la calle D’Orosi, el foco del conflicto se encuentra en el bloque número 7, okupado por un grupo de personas de manera ilegal desde hace unos meses. «En enero hubo un desalojo, pero al cabo de unos días volvieron a entrar», aseguran los vecinos, quienes temen encontrarse con los okupas por la calle. Cabe destacar que la mayoría de testigos prefieren mantenerse en el anonimato por miedo a posibles represalias. 

El alojamiento de los carteristas

Es habitual encontrarse agentes de los Mossos d’Esquadra y de la Guàrdia Urbana vigilando la zona. Según explican fuentes policiales al Diari, cerca del número 7 hay una pensión donde se alojan la mayoría de carteristas que visitan Tarragona. La Policia tardó en detectar este punto de encuentro, porque el modus operandi de estos delincuentes pasa por hospedarse solamente uno o dos días en esa pensión. Después vienen otros y hacen el relevo. A partir de entonces, los agentes empezaron a vigilar intensamente la zona.

A todo ello se le debe añadir el comportamiento de un grupo de jóvenes –la mayoría con antecedentes–, que se dedican a robar en naves y domicilios y a vender la mercancía a bajo precio. La oficina para llevar a cabo estas operaciones está situada en la calle D’Orosi. 

Vivir con miedo

María –nombre fictício– regenta un comercio en esta conflictiva calle del Barri del Port. Comenta que este mes de agosto ha sido un horror. «La Policía cerraba casi cada día la calle por peleas por temas de droga. Esto ha perjudicado mucho a mi negocio», explica María, quien añade que «antes, los camellos se repartían entre los bares, hasta que algunos hemos decidido dejar de atenderles». Ahora, la problemática se centra en un bar de la calle. María reconoce que, desde la llegada de las cámaras de videovigilancia, existe la sensación de más seguridad. A pesar de esto, la empresaria reclama que se cierren los principales focos del conflicto, como por ejemplo la casa okupada. 

Otra comerciante de la calle asegura vivir «con el miedo en el cuerpo». Según explica esta empresaria, «la Policía nos dice que están controlados, pero no es suficiente. Estoy harta de ver como el turista entra a comprar y alguien le abre la mochila y le roba la cartera».  

Fiestas delante del súper

Los vecinos denuncian también un supermercado ubicado en la misma calle, que está abierto las 24 horas del día. El problema es que este establecimiento vende alcohol durante toda la jornada, incluso a altas horas de la madrugada. Esto provoca, según explican los vecinos, fiestas improvisadas que generan ruido y malestar. «Y más en verano cuando tenemos que dormir con las ventanas abiertas», asegura un vecino, quien pide al Ayuntamiento haga cumplir la normativa.

Y es que el artículo 18.4 de la ley 8/98 dice que «no se permite el consumo de bebidas alcohólicas de las 23 horas a las 8 horas del día siguiente en los establecimientos de venta de productos de alimentación no destinados al consumo inmediato». La CUP, en el último pleno celebrado la semana pasada, insistió en que el consistorio debería tener un control de los establecimientos que abren 24 horas.

Con todo ello, la calle D’Orosi es una de las más inseguras de la Part Baixa, aunque desde la Associació de Veïns del Barri del Port aseguran que la problemática se extiende entre las calles adyacentes. Los vecinos están en pie de guerra desde hace unas semanas, cuando decidieron reivindicar mejoras en el barrio. Sin ir más lejos, la semana pasada asistieron al pleno en masa mostrando pancartas. El próximo miércoles 17 de octubre, la entidad se reunirá con el equipo de gobierno y los cuerpos policiales y de seguridad. Por el momento, la primera acción es llenar los balcones del barrio con pancartas reivindicativas. Algunos no lo hacen, por miedo a represalias.

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