La capilla de Santa Tecla, sin dinero

La campaña de donaciones impulsada hace un año sólo tiene la recaudación de tres conciertos y poco más, cifra insuficiente para alcanzar los 810.000 euros previstos para su restauración

19 mayo 2017 18:11 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:10
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El arzobispo Jaume Pujol anunció a finales de 2012, con la inauguración de las obras de restauración interior de la Catedral –limpieza y saneamiento de la nave central y sus bóvedas–, que una de sus mayores ilusiones dentro de la recuperación del patrimonio religioso de la ciudad era embellecer y mejorar el oratorio de la patrona, Santa Tecla, una capilla inaugurada en 1775 y en la que a lo largo de 241 años se ha intervenido de forma puntual.

Por esta razón, el 22 de julio de 2015, el arzobispo convocó a los medios de comunicación para explicar la estrategia para recaudar fondos y poder actuar en el oratorio. En la web www.totspersantatecla.cat (creada para explicar el proceso de captación de fondos) define las anomalías de la capilla: «Descomposición de las conchas con derrames calcáreos, roturas del material decorativo y escultórico y degradación del pavimento. Entrada de agua en la capilla y sacristía por diversos lugares del tejado».

Declaración de intenciones

El plan ideado por el Arzobispado –y que expuso Joaquim Fortuny, decano del capítulo de la Catedral y presidente de la comisión de patrocinio– intentaba recaudar fondos en todos los ámbitos, desde entre los fieles hasta en las administraciones, pasando por las empresas privadas.

Se arrancaba el compromiso de los Serveis Territorials de Cultura de la Generalitat para desarrollar el proyecto básico de restauración de la capilla y su tramitación para que esta parte burocrática, cifrada en unos 48.000 euros, ya formara parte de esta contribución social. Jordi Agràs, director de los Serveis Territorials, confirmó ayer que «el proyecto está en marcha a la espera de algunos últimos detalles y paralelamente se está trabajando en la restauración. Nuestro compromiso alcanzado sigue firme y su curso».

El resto de donaciones previstas se catalogaron en función del poder adquisitivo del contribuyente. Al ciudadano de a pie, una aportación de 25 euros serviría para pagar el carné de «Amic de Santa Tecla», una forma visible de mostrar la colaboración individual. A las empresas, en función del tamaño, se pedirían donaciones de entre 10.000 y 30.000 euros, y a las administraciones públicas, una cantidad económica importante para llegar hasta los 810.000 euros de estimación presupuestaria.

El párroco Josep M. Serra fue designado para la gestión de fondos y él, ayer, admitía que las cosas están estancadas: «Tenemos la captación de los tres conciertos que se llevaron a cabo para financiar las obras antes de Navidad y poco más», reconocía.

Lo cierto es que la campaña de donaciones ha fracasado en su primer año de puesta en marcha. Se anunció en julio que Ayuntamiento, Diputació y Gobierno estatal ayudarían a la causa, pero sus promesas verbales todavía no están formalizadas en una cantidad ni en un papel. Las empresas tampoco tienen la capacidad económica de antaño para sufragar donaciones de este calibre (de hecho, a título de ejemplo, las campanas de la iglesia de Bonavista brillan por su ausencia porque no se encuentra patrocinador para sufragar el carrillón). Por todo ello, la restauración deberá esperar tiempos mejores. Mosén Serra no hace pronósticos de cuándo podrían llevarse a cabo estas obras, pero parace que van para largo.

El origen del oratorio

Esta capilla de la Catedral de Tarragona se construyó para acoger la reliquia insigne de la Santa, que se custodia en el brazo relicario de plata, obra de Josep Rovira, realizado hacia 1817. El proyecto se debe al arzobispo Manuel de Samaniego y Jaca (1741-1748), pero no fue hasta las prelaturas de los arzobispos Jaume de Cortada y Moreno (1753 a 1762) y Juan Lario y Lancis (1764/77) que finalmente fue posible llevarlo a cabo. Las obras se iniciaron en el año 1760, bajo la dirección del arquitecto Josep Prat y Delort, y finalizaron en 1775. El diseño de la capilla sigue las pautas del clasicismo académico.

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