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‘K-beauty’, un estilo de vida
. Lilin Yang creó Miin Korean Cosmetics al no encontrar alternativa occidental a sus productos favoritos. En este libro muestra los rituales de cuidados faciales coreanos

04 febrero 2019 20:43 | Actualizado a 05 febrero 2019 12:46
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El interés por la cosmética oriental viene de hace tiempo. Las mascarillas faciales de un sólo uso, con multitud de fascinantes ingredientes naturales exóticos que prometían (y cumplían) un efecto inmediato y sus atractivos packagings fue el inicio de su particular conquista occidental.

Nuestra singular vida moderna, que permite que en menos de 24 horas podamos estar en la otra punta del planeta, la facilidad para informarse y conocer novedades de cualquier lugar gracias a internet y el cambio de estilo en el sistema de compras no hizo si no aumentar ese interés y acercarlo a cualquier hogar del mundo con tan sólo un ‘click’.

Lili Yang es la fundadora de Miin. Como buena parte de sus compatriotas, siempre ha estado interesada en el cuidado de la piel y ha seguido sus rutinas con los productos adecuados, ya que para los coreanos la belleza es tan importante en su vida que lo reflejan en todos los ámbitos.

La piel y la belleza exterior  no iban a ser menos: es una manera de transmitir la riqueza interior. Fue en el siglo XIX cuando la cosmética coreana empezó a crecer de manera exponencial. El primer cosmético producido en masa en el país fue el Bakgabun, una especie de polvos translúcidos que, como indica Yang, fueron best seller desde 1915 hasta varios lustros después. Desde entonces no ha hecho más que mejorar y crecer hasta llegar al momento de boom que vivimos en la actualidad.

Lili Yang viajaba con frecuencia, pero en Europa no conseguía encontrar productos que sustituyesen a los que compraba en su Corea del Sur natal. De ahí surgió la idea de crear Miin Cosmetics, cuya traducción es ‘Mujer Bella’. Abrió su primera tienda el 2014 en Barcelona y ahora ya cuenta con una en Madrid, otra en Múnich y las dos nuevas, en París y Milán. Además, de la tienda online, que sigue el diseño minimalista, cuidado y bello que percibimos al echar un vistazo al libro. Una pequeña enciclopedia con la que adentrarnos en el maravilloso arte coreano del cuidado de la piel. Un ritual que, además, sirve para quererte más.

Lo más importante de todo es determinar qué tipo de piel tenemos cada uno: seca, mixta o grasa. El libro cuenta con un capítulo especial para ello. Y a partir de ahí nos podemos poner a trabajar para encontrar una rutina y unos productos acorde a nuestras necesidades particulares. 

Diez pasos. Unos veinte minutos diarios dedicados exclusivamente a ti, a mimarte. Aunque conocedores de que el tiempo es algo de lo que siempre escaseamos, podéis seguir el nivel básico (¡tanto diurno como nocturno!) donde con apenas cuatro pasos, cinco minutos diarios y constancia, notaremos cambios visibles en nuestra piel. Palabra. En ellos es muy importante seguir el orden pautado para que los productos cumplan su función y se asimilen correctamente y tres palabras: limpieza, hidratación y protección.

El tercer capítulo del libro nos habla de los productos de belleza: uno a uno nos indica qué son, cómo se utilizan, los errores que podemos cometer habitualmente, beneficios de cada uno, pequeños trucos y sus productos favoritos. Y en el quinto, los ingredientes que utiliza la cosmética coreana en interesantes descripciones con el fin de ayudarnos a encontrar los que son más afines a nuestro tipo de piel. ¡Es mucho más fácil y divertido de lo que parece! 

Si bien la cosmética occidental y la oriental son muy diferentes, ¿quién se va a resistir a lucir una piel cuidada, jugosa, sana y con un aspecto envidiable? 

 

El arte coreano del cuidado de la piel

  • Autor: Lilin Yang, Leah Ganse, Sara Jiménez 
  • Editorial:  Zenith
  • Páginas:  189

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