La crisis provoca un aumento de los pisos donde se trapichea con droga en Tarragona

La mayoría de las actuaciones policiales se realizan a raíz de las quejas de los vecinos, hartos del ir y venir de los compradores en busca de la bolsa de 'maría' o de una 'china'

19 mayo 2017 16:29 | Actualizado a 21 mayo 2017 14:35
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Temas:

La venta de droga en domicilios de Tarragona –tanto del centro como de los barrios– se ha convertido para muchos en una forma de subsistir en plena crisis económicas. La presencia de los vecinos no es impedimento para que estos camellos actúen sin inmutarse ante la presencia de personas ajenas a la actividad ilícita. Compradores de todas las edades acuden a estas pequeños ‘establecimientos’ de sustancias estupefacientes. Así lo constatan los agentes de la Unitat de Delinqüència Urbana (UDU) de la Guàrdia Urbana, unos policías que en el último año han detenido a 22 de estos vendedores de estupefacientes.

Los vendedores que usan sus propias viviendas son de todas las edades. Sin embargo, los más jóvenes son los que ofrecen marihuana –y residualmente hachís– y los mayores –normalmente de unos 40 años–, cocaína. Entre el mundillo de los compradores se sabe dónde están estos suministradores de la droga. El boca-oreja funciona y cuando uno de los camellos es detenido, los consumidores conocen un sitio alternativo.

La mayoría de estos camellos en pisos no cuentas con más ingresos que los procedentes de la venta de sustancias estupefacientes. Una minoría tiene un trabajo y con el trapicheo se saca un extra. Todos son conscientes de que están cometiendo un delito.

Correos vecinales

La mayoría de las intervenciones de los agentes de la UDU se materializan gracias a la colaboración de los vecinos, muchas veces hartos de ver en los rellanos a un tránsito continuo de personas en busca de su bolsita de marihuana. «Los vecinos lo hablábamos entre nosotros. Al final dijimos ‘basta’ y enviamos un correo a la Guàrdia Urbana pensando que no nos harían caso», comenta un vecino. No fue así. El presunto ‘camello’ acabó detenido al cabo de unos días. Pero no siempre la información viene de un chivatazo vecinal –que lo pueden materializar llamando a la Guàrdia Urbana o enviando un correo electrónico tanto a dicho cuerpo como al Ayuntamiento–. Los propios agentes del cuerpo también observan posibles trapicheos y pasan dicha información a sus compañeros de la UDU. E incluso se ha dado el caso de un mosso d’esquadra que vio un pase de droga en la calle, en Sant Pere i Sant Pau, lo que permitió localizar el domicilio del vendedor y detenerlo.

Reincidencia

Algunos de los vendedores han sido detenidos en varias ocasiones por la Guàrdia Urbana. «Nos dicen que es su modus vivendi», comenta uno de los agentes de la UDU. Uno de los que se llevan la palma en cuanto a detenciones de Said el M., un vecino de Torreforta detenido en cuatro ocasiones y que estaba en situación irregular en España. Entre sus arrestos figura uno el 22 de abril de 2013 por vender cocaína a una persona delante de su casa de la calle Francolí de Torreforta. Diez días antes ya había sido arrestado en el mismo sitio por vender droga –hachís y marihuana– a diferentes personas. Por estas dos detenciones se enfrentó a cuatro y cinco años de prisión, respectivamente. La UDU lo ha detenido tantas veces que él ya tenía identificados a los agentes de la unidad.

Actualmente, el hombre ha tenido que abandonar no sólo el barrio sino el país porque contaba con al menos dos órdenes europeas de detención. Se fugó a Marruecos porque tiene pendientes varios juicios en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Tarragona, que se han tenido que suspender.

Otro de los multirreincidentes es Alexander R.B. La primera vez que se le arrestó contaba con 19 años y ya vivía independizado. Supuestamente se dedica a vender marihuana. Ha sido arrestado el 23 de febrero de 2015 y el 8 de febrero de 2013, entre otras veces. «Ha cambiado en dos ocasiones de domicilio, pero le hemos pillado igualmente porque vuelve a delinquir», subraya un agente de la UDU.

También es reincidente Mohamed A. –Mohama en el ambiente de la droga–. Vivía en la Part Alta, pero no tenía problemas para acercarse a centros educativos del centro de la ciudad para captar compradores y los redirigía hacia su casa, donde materializaba la venta. Otro de los históricos es Iván M.P., arrestado varias veces por la Guàrdia Urbana en los últimos años e incluso por la Policía Nacional cuando tenía competencias de seguridad ciudadana.

La investigación

Tras recibir la información, los agentes de la UDU comprueban que aquella queja o denuncia sea cierta. Para hacer dicha vigilancia disponen de un solo turismo. Muchos camellos ya lo tienen detectado. Pero los guardias también hacen esperas en la calle, en el propio bloque e incluso en casa de muchos vecinos. «Hay mucha colaboración ciudadana. Eso sí, no quieren que salga en ningún sitio que ellos nos han ofrecido su casa para vigilar», recalca un guardia. Es tanta la colaboración vecinal que muchas veces están en plena operación y reciben WhatsApps e incluso llamadas de vecinos informando de la entrada y salida de compradores de droga. «Les decimos que nosotros también los estamos viendo, que estén tranquilos».

A veces, los vendedores les ‘facilitan’ la labor policial, como dos jóvenes detenidas hace unos días en Campclar. En Facebook tenían fotos suyas exhibiendo bolsas de marihuana.

La gran colaboración ciudadana hace que los agentes de la UDU trabajen en varias operaciones a la vez. Ahora hay cuatro en marcha. «Tres son difíciles de materializar por la zona donde están los pisos, porque son zonas peatonales de difícil acceso donde es fácil vernos. Pero además estamos verificando otros posibles casos».

Comentarios
Multimedia Diari