La cucafera busca actores

Nervios, expectación y memoria. Estos fueron los tres ingredientes principales de la convocatoria en la plaça de les Cols, una cita que se celebró ayer domingo por la tarde y en la que se eligieron los dos candidatos a princesa y cavaller que, durante la próxima edición de Santa Tecla, serán los encargados de recitar los poemas que acompañan a la Cucafera, uno de los elementos del Seguici Festiu más queridos por los más pequeños. 

Poco antes de las 19h, más de medio centenar de personas se congregaban en las escaleras de la Catedral, a la espera de que el acto empezara.

Los más impacientes, como cabe esperar, eran los más pequeños. «Me gusta mucho la Cucafera, porque muerde pero regala caramelos», me explicaba Arlet, de 7 años, que es una de las muchos niños y niñas que esperaban que apareciera la Cucafera, algo que no sucedió.

Al contrario de los candidatos, que rápidamente esperaron su turno en el escenario para poder demostrar el trabajo previo de aprendizaje del poema que recitan, cada año,los roles de princesa y de cavaller durante la Baixada de la Cucafera, prevista este 2018 para el próximo 15 de septiembre.

La emoción de los participantes era patente. Hubo aspirantes que optaron por reforzar su intervención con elementos de vestuario y otros que declamaban majestuosamente sus palabras.

Todos parecían haber trabajado en casa y los nervios se hicieron patentes en la mayoría de los aspirantes -todos ellos de edades entre 6 y 12 años- ya que hubo participantes que, incluso, se emocionaron durante su turno. 

Finalmente, el trabajo dio sus frutos. Aunque el jurado destacó el buen trabajo de todos los participantes, los ganadores fueron Heraide Muñiz y Aitor Casero, de 10 y 8 años respectivamente, que en unos días empezarán los ensayos para que la representación salga tan perfecta como sea posible.

Los dos ganadores tienen la responsabilidad de recitar el texto que explica la leyenda del asedio de la Cucafera -un ser formado por la unión de un dragón, una tortuga y un cocodrilo- a la ciudad, que fue resuelto gracias a la intervención del cavaller y de la princesa, que se encargaron de capturarla y transformarla para que regalara caramelos en lugar de mordiscos. 

«En su momento quisimos participar en la Baixada de l’Aliga, pero debido a las medidas de la Cucafera, nos aconsejaron que organizáramos nuestro propio acto, del que nacen los roles que hoy escojamos», contaban, poco antes de empezar, los responsables de la Cucafera, una entidad que cuenta con un centenar de personas, en lo que la organización define como «una entidad muy familiar».

Ayer, el grupo ganó dos nuevos miembros que durante las próximas semanas seguro que superan el reto de hacerse suyo el poema y recitarlo para evitar el ataque de la bestia.