La discoteca Bloomsbury prevé reabrir sus puertas antes de Sant Magí

El local de la calle Major ha estado en obras durante un tiempo, pero asegura que ya tiene el informe favorable del inspector para solicitar de nuevo al Ayuntamiento permiso para abrir. Permanece cerrada desde inicios de abril

23 julio 2019 11:00 | Actualizado a 26 julio 2019 11:29
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La discoteca Bloomsbury está preparada para reabrir sus puertas. El negocio, ubicado en el número 24 de la calle Major, ya tiene el informe favorable del inspector que comprobó la insonorización del local, de forma que podrá solicitar al Ayuntamiento permiso para su reapertura. Así lo confirmó el propietario del negocio, Àngel Pérez, quien calcula que «antes de Sant Magí», podría estar de nuevo en funcionamiento.

Bloomsbury cerró el pasado mes de abril, tras un largo conflicto con los vecinos que se remonta a 2017. Estos se quejaban de que por la noche no podían descansar, debido al elevado volumen de la música y los altercados que se generaban en la calle. Los afectados denunciaron el caso al Ayuntamiento, quien abrió un expediente sancionador, y a la Sección de Medio Ambiente de la Fiscalía de Tarragona, quien abrió una investigación.

Este tira y afloja entre unos y otros hacía que finalmente el Consistorio ordenara el cese inmediato de la actividad. Se exigió que hasta que la discoteca no aportara la documentación necesaria y que los servicios del Ayuntamiento emitieran un informe favorable el establecimiento no podría reabrir. También se informó a la propiedad de que la actividad deberá pasar un control periódico.

Sin embargo, el propietario del negocio asegura que el cierre de la discoteca ha venido motivado por las obras que se hicieron en el interior del local, que sufrió una inundación. «Nos cayó agua del piso de arriba, en el que vivía una vecina y tuvimos que reparar las tres capas de techos acústicos», asegura este empresario.

Según explica, las obras obligaron a reparar la insonorización del local. «La administración nos hizo pasar los controles de nuevo, como si fuera otro negocio», asegura Àngel Pérez. Desde que acabaron las obras, Bloomsbury ha abierto en dos ocasiones, para controlar que el establecimiento cumple con la normativa acústica.

La primera fue el sábado día 11 de mayo entre dos y cuatro de la mañana. Según explica el propietario, un técnico especializado hizo una sonometría en casa de tres vecinos –dos primeros y otro que queda en la parte de atrás del local–. En esta primera inspección los límites seguían siendo demasiado elevados. Así es que tuvo que repetirse otra vez durante el primer fin de semana de junio. «En este caso, el limitador de sonido daba los 88 decibelios que según el mapa de capacidad acústica están permitidos», afirma García. El Ayuntamiento confirma que se hizo una resolución que levantaba el cierre del establecimiento durante un fin de semana para hacer las pruebas.

Este limitador se regula en función del sistema de aislamiento del local, para que si en un determinado momento se supera el margen permitido, el volumen baja. Además, debe llevar un sistema que lo deja todo grabado. Es una de las condiciones sine qua non que marcó el Ayuntamiento para que la discoteca pudiera reabrir de nuevo. De momento, el Consistorio manifiesta que «Bloomsbury aún no ha llevado toda la documentación que se le requirió». Entre los documentos que se le exige está el certificado emitido por una entidad colaboradora de la administración, que acredite «la correcta instalación del limitador de sonido con grabación». Pese a ello, la propiedad espera que «con el visto bueno del inspector, el Ayuntamiento lo tendrá que validar y dentro de poco estaremos de nuevo».

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