La hemodinámica de 24 horas en Joan XXIII evita 1.000 traslados a Barcelona

Este miércoles se han cumplido cinco años de la muerte que fue el detonante para ampliar el horario de la sala, lo que permite tratar unos 200 infartos al año en Tarragona y no fuera. La actividad sube un 60%

25 diciembre 2019 08:30 | Actualizado a 02 enero 2020 12:07
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El miércoles, día de Navidad, se han cumplido cinco años de la muerte de Enrique Gheron, el farmacéutico de Torreforta que falleció de un infarto en un traslado a Bellvitge por estar cerrada la unidad de hemodinámica del Hospital Joan XXIII. El suceso movilizó a la sociedad tarraconense para que el servicio abriera, por fin, las 24 horas, algo que llegó solo un mes y medio más tarde, en febrero de 2015. Desde entonces, el balance estadístico es claro: en este tiempo se ha evitado el traslado de unos 1.000 pacientes por código infarto a Barcelona, con una media de alrededor de 200 al año.

Así lo expone el doctor Alfredo Bardají, jefe del servicio de Cardiología del Hospital Joan XXIII: «Hemos pasado de unas 25 intervenciones de código infarto por mes, a más de 40. Actualmente estamos en unas 500 por año (hay pequeñas variaciones de año a año). Con 12 horas teníamos unas 300 por año: es decir, que hay cerca de 200 pacientes por año que ahora no se tienen que trasladar a Barcelona». El propio doctor Bardají ha remarcado en alguna ocasión que «es importante abrir 24 horas los 365 días del año».

De esta forma, la actividad ha crecido un 60% gracias a la apertura durante las 24 horas los 365 días del año. El cambio se notó ya desde el principio. Según la memoria del Departament, en 2015, año de la ampliación, se activaron en Joan XXIII 476 casos de código infarto, por los 295 del año anterior. «Este incremento ha evitado derivar a 181 enfermos a otros hospitales de Barcelona», según se explica en la memoria.

El número de infartos tratados creció ese año un 61%. En 2016, hubo 472 casos de código infarto. En Catalunya, solo Bellvitge supera a Joan XXIII en número de pacientes. En Tarragona, las personas que sufren más ataques de corazón tienen una media de edad de entre 60 y 70 años, aunque han aumentado los casos de personas más jóvenes. Dos terceras partes son hombres. En los últimos años, la mortalidad se ubica en el 6%.

«Un punto de inflexión»

Para diferentes voces, el balance muestra cómo de imprescindible era esa ampliación horaria. «La prueba clara de que era algo necesario es que ahora tenemos dos salas en lugar de una, para dar cobertura a las urgencias y a la actividad ordinaria. Esa necesidad ha quedado sobradamente demostrada», explica Marina Roig, del sindicato CATAC-CTS en el Joan XXIII. Hace un año, abrió una segunda sala de hemodinámica, que permitió, entre otras cosas, que los vecinos del Baix Penedès pudieran tratarse del corazón en Tarragona en lugar de desplazarse a Barcelona. La nueva instalación posibilita, además, hacer unas 400 intervenciones más al año.

Para Marina Roig, el fallecimiento de Enrique Gheron en ese desplazamiento a Barcelona fue el detonante: «Fue un punto de inflexión. Aquello aceleró el proceso. Se hubiera tardado más en ampliar el horario y habría llegado más tarde». Según Roig, esa muerte acabó de movilizar a la sociedad. «Al final, la presión obliga a que el dinero que gestionan los políticos vaya a un lugar o a otro. Hay mucho dinero que se pierde dentro del sistema. El modelo permite que el dinero no siempre vaya a lo puramente asistencial, a lo que revierte directamente en una mejora para los usuarios de la sanidad».

En su momento, Salut defendió que la apertura 24 horas ya estaba prevista y la desvinculó de las protestas. También negó el supuesto situación de ‘causa-efecto’ por la muerte del farmacéutico de Torreforta, explicando que se trataba de un proceso previsto, que no fue ni acelerado ni retrasado.

El farmacéutico Enrique Gheron falleció hace hoy cinco años. Mes y medio después se abrió la unidad las 24 horas

Conchi de Tera, ahora exportavoz de CGT en Joan XXIII, estuvo al pie del cañón en aquellas protestas. «Fui de las que estuvo encerrada en Salut para protestar durante esos días. Creo que la muerte de Enrique Gheron fue un detonante para que los ciudadanos tomaran conciencia del riesgo en el que se vivía. Tristemente le tocó a él, pero podían haber sido muchas otras personas anónimas las afectadas», explica ella.

Para la que fuera voz sindical, «la lucha en ese momento era el único camino» y «las cifras han demostrado la necesidad de que la sala estuviera abierta 24 horas y de que incluso se habilitara una nueva, que también empezamos a reivindicar». Conchi de Tera, en esta retrospectiva, siente satisfacción y tranquilidad por lo logrado y añade: «El tiempo pone a todo el mundo en su lugar».

Actualmente, las enfermedades del sistema circulatorio son la primera causa de muerte en la provincia (1.885 casos) frente a los tumores (1.874), según la última estadística del INE, publicada hace unos días. En 2018 hubo 186 fallecidos por infarto agudo de miocardio, un número que ha ido descendiendo. Dos muestras: en 1998, 20 años atrás, la cifra ascendía a los 319 fallecimientos mientras que en 2010, al inicio de esta década, el número era de 255, lo que muestra una disminución progresiva de la mortalidad.

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