La igualdad de género en juego

Tornavís Teatre invita a los espectadores a sentarse en ‘La Grada’ del Metropol para contemplar un partido diferente

28 mayo 2019 05:49 | Actualizado a 28 mayo 2019 06:07
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«El público de Tornavís, el que nos conoce, sabe qué viene a ver», comentan algunos de los integrantes de este grupo de teatro, uno de los más consolidados de la Mostra Jove y de la cultura tarraconense. Los espectadores que se acerquen mañana hasta el Metropol (21 horas) saben, efectivamente, que asistirán a una representación tras la que nadie se levantará de su butaca del mismo modo que la ocupó.

La Grada es la propuesta de Tornavís Teatre para esta edición de la Mostra. Una pieza recomendada para mayores de 14 años que, a priori, trata de un partido de fútbol sala, de esos que levantan pasiones. Sin embargo, paradójicamente, el balón salta del terreno de juego a ese graderío y desde allí a toda la sociedad. La pelota se juega así en otro encuentro, este decisivo, el de la igualdad de género. 

«Trabajamos toda la problemática. Hay varios matices», cuentan. Facetas que son fruto de sus propias inquietudes personales. En este sentido, tratan la «homosexualidad. También los prejuicios sobre nuestro propio cuerpo y el de los otros, los cánones de belleza y la violencia de género, física y verbal, llevada a diferentes capas y, sobre todo, a lo que nos es próximo». Esos pequeños detalles que por cotidianos corren el peligro de normalizarse. Son «los lenguajes que utilizamos, muchos comportamientos que tenemos y que no nos damos cuenta de que forman parte de esta violencia», explican. 

El guion lo firma Glòria Granell. Sin embargo, cobró vida tras un proceso de creación colectiva en el que tomó parte la compañía al completo. «Trabajamos muchas dinámicas, buscamos que fuera muy cercano. No ir a hablar de algo que pasaba lejos sino de lo que estaba en el grupo, que estaba vivo. Y a partir de ahí escribí la obra», revela Glòria, que es codirectora junto a Mariona García y Marc Piñol. Tres directores compartiendo responsabilidades. 

«Me propuse este año para dirigir pero no me veía con corazón de encarar una obra de género yo solo. Por eso le pedí ayuda a Mariona y después Glòria también se animó», manifiesta Marc Piñol. ¿Y qué es lo más difícil de su trabajo? «Que somos muy amigos», sostiene Marc, lo que no facilita las cosas. «Que somos dispersos, no somos un grupo fácil», bromean algunos de los intérpretes. Pero dispersos o no, Tornavís Teatre celebrará el próximo año una década desde su creación, algo de lo que no pueden presumir todas las compañías amateurs. 

Diez años en los que han crecido con el teatro y en los que han abordado temas tan espinosos como los refugiados y los medios de comunicación o los vínculos laborales, «la esclavitud, el trabajo que a muchos de nosotros nos absorbe».

Vis de Vanadi, del instituto Martí i Franquès, es una cantera de futuros artistas y también el origen de Tornavís. «En aquella época, cuando acababas el instituto, no había ningún otro grupo al que ir, o al menos ninguno que nosotros conociéramos por lo que decidimos crear este. A partir de entonces, la gente que iba saliendo de Vis de Vanadi, tenía una alternativa y así ha sido siempre. Es la continuación», detallan. 

Fuera de la Mostra Jove, Tornavís Teatre representa sus piezas allá donde los requieren y en fechas tan significativas como el 25 de noviembre, declarado por la ONU  Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer o el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Son un grupo de amigos que lleva su espíritu crítico sobre el escenario, desde el que demuestra que con el arte también es posible transformar la sociedad. Mañana,  desde esa grada, prometen a su audiencia que no la decepcionarán.

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