La ilusión impagable de ser ‘nano’

Tradición. Este año, que no sale el Seguici, tres elegidos tuvieron el privilegio de portar los cabezones

18 septiembre 2020 09:40 | Actualizado a 19 septiembre 2020 08:02
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Cosas de la pandemia, ayer uno de esos actos de las fiestas que siempre convocan a mucha gente, en especial chiquillería, se convirtió en una experiencia a puerta cerrada a la que apenas pudieron acudir un puñado de afortunados.

Se trataba de la actividad ‘Sigues nano per un dia’, que se transformó para no romper la tradición. Esta vez, en lugar de permitir que los trajes y, sobre todo, las cabezas, se las pudieran probar todos los asistentes, hubo que sortear el privilegio en un concurso a través de las redes sociales. La actividad, a puerta cerrada, se realizó en la Casa de la Festa y se emitió por internet.

Patricia, una de los tres afortunados, reconoce entre risas que ha hecho una pequeña traición a su hija, de cuatro años, la auténtica forofa del seguici y, sobre todo, de los nanos. Se apuntó al concurso pero no le comentó nada a la niña, y solo podía acudir una persona a vivir la experiencia.

Jorge Pérez, presidente de la Agrupació de Portadors dels Nanos Vells, cuenta que hace años los nanos los portaba la Brigada Municipal y cobraban por ello.

Cada año, durante las fiestas, el grupo saca tres nanos para que los ciudadanos puedan probar a portarlos. El que nunca falla es el Nano Capità, pero la pareja que le acompaña va rotando. Este año le tocaba a los andaluces y lo han mantenido.

Justo antes de comenzar con el proceso de vestirse, el grupo (H)istriones hizo una pequeña representación para recordar a los personajes a los que representan los Nanos porque, recuerdan, se trata de caricaturas de personas que de verdad existieron.

Así, por ejemplo, el Capità representa al exalcalde de Tarragona Joan Cabeza, que realmente no era capitán, pero sí famoso por ser dueño de una chocolatería.

Los andaluces, por su parte, son una representación de un veterinario de origen andaluz muy apreciado en la ciudad en el siglo XIX y su mujer, una aristócrata.

El peso de la responsabilidad

Y entonces comenzó el proceso de vestirse, algo para lo que se necesita la ayuda de una o dos personas. Sergio, otro de los afortunados, comentaba que estaba allí por su hijo, de dos años, que es un fan del Nano Capità, el que terminó portando.

Reconocía que le hacía ilusión, pero dentro del traje y con la cabeza, de unos 20 kilos, hace mucho calor. «La verdad es que estoy un poco agobiado, me da miedo que se me caiga, es una responsabilidad», decía. No obstante, el mejor momento fue cuando su hijo pudo saludarle desde la puerta, con los ojos como platos.

Más suelto se le veía a Enric,el otro elegido, con el traje de la andaluza, porque con el calor que hace dentro de los nanos ir con vestido y que entre el aire por debajo se agradece. Uno de los portadores le comentaba como muchos suelen ponerse toallas y pañuelos por dentro para ir enjugándose el sudor. Los nanos, además, a diferencia de otras figuras del seguici, que se colocan en un caballete durante algunos momentos para descansar, siempre van en el cuerpo del portador, y así durante 3 o 4 horas.

Eso sí, ayer los trajes estaban recién salidos de la tintorería y las cabezas no eran sospechosas de transmitir el virus porque no se tocaban desde el 23 de septiembre del año pasado.

Patricia al final les daba las gracias y decía que al ver pasar el Seguici nunca los verá igual: «Lo que hacéis tiene mucho mérito».

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