La ilusión por el básquet y sus pequeños milagros

La Escola Joan XXIII de Bonavista ha puesto en marcha un proyecto en el que el deporte es la clave para luchar contra el sedentarismo y el consumo de drogas

17 diciembre 2019 08:50 | Actualizado a 17 diciembre 2019 09:55
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Nora tiene nueve años y le cuesta dejar de botar la pelota para detenerse a hablar con nosotros. Está feliz, como cada vez que tiene entrenamiento «y este año más», apunta. Se refiere a que pasó de jugar en el equipo de los niños porque era la única niña, a poder formar un equipo de chicas gracias a que este curso se han apuntado sus amigas.

Es uno de los primeros resultados visibles del proyecto llamadao Basket4all (básquet para todos) que ha puesto en marcha la Escola Joan XXIII.

José Luís Espallargas, subdirector, explica que la idea se les ocurrió pensando en el ejemplo de Islandia, país que ha conseguido disminuir drásticamente el consumo de tabaco y drogas entres sus jóvenes y adolescentes. En aquel país, contar con actividades, especialmente deportivas, después del cole, ha sido clave.

Es una de las preocupaciones de esta escuela, «porque la verdad es que en 50 años (el centro ha llegado al medio siglo) hemos visto situaciones dramáticas por culpa del consumo de drogas».

Por otra parte, el centro tiene una larga tradición en el baloncesto, pero en los últimos años habían visto descender el número de inscritos a la actividad de forma significativa y querían revertir la situación.

Así fue como los alumnos de FP, del grado de Administración y Finanzas de la propia escuela, en la asignatura de Responsabilidad Social Corporativa, se encargaron de darle forma.

No es un ‘aparcaniños’

En este punto Espallargas se apresura a aclarar que la idea va más allá de hacer una actividad extraescolar «en la que los padres dejan aparcados a los niños un rato». Se trata de una forma de trabajar emociones y vivencias para que los pequeños aprendan valores y encuentren en sus equipos una segunda familia.

Marc Fuentes, coordinador deportivo de la actividad, explica que lo principal en este caso es que los niños y, especialmente las niñas, que tienen menos opciones de hacer deporte en el barrio (el fútbol aquí es más popular) se lo pasen bien. Los resultados deportivos no son lo que preocupa, dice. Si llegan, llegarán.

Detección de casos

Una de las peculiaridades del proyecto es que, además de animar a todos los alumnos que lo deseen a apuntarse, los docentes y especialistas de la escuela se encargan de detectar los casos en que los niños pasan por situaciones familiares complicadas. Desde el punto de vista económico también se evalúa la situación y se dan becas al 100% si hace falta. «No queremos que haya ningún impedimento para asistir a la actividad, ni la falta de recursos o problemas para llevar a los alumnos a los partidos, miramos de arreglarlo», señala Espallargas.

Los niños pueden empezar a entrenar desde P4 hasta que terminan el bachillerato o un grado de FP. La intención es que sea un proyecto que se sostenga a largo plazo y cuyos resultados se puedan ir midiendo.

Para ello han hecho una serie de encuestas con los alumnos de 4º de ESO, 1º de bachillerato y grados medios de ciclos formativos, con el fin de ver sus hábitos de consumo de alcohol y otras drogas, así como el tiempo que dedican a prácticas sedentarias como los juegos de consola. El objetivo es ver si la actividad incide en estos hábitos.

La tercera pata del proyecto son las familias, con las cuales mantienen una comunicación directa y firman un compromiso. También les han preparado una serie de talleres en los cuales explicarles los beneficios de salud o desde el punto de vista académico de practicar este deporte.

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